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Arábica, de Pablo Cerezal, el riesgo de leer el poso del Mediterráneo

 

La última novela de Pablo Cerezal, Arábica (Chamán Ediciones, 2021), es un regreso a la Ítaca privada de cada uno, una huida o incluso una invención de la misma, un viaje emocionante, sin duda y un riesgo. Música, historia, sexo, Mediterráneo y Café en el pulso agitado de este escritor tan osado como hondo e inteligente que demuestra, una vez más, su dominio del ritmo y la palabra. Arábica nos invita a jugar y juega con nosotros, después dependerá de cada lector cuánto se aventure a sumergirse a pulmón y a corazón abierto en este mar de oro negro y su historia.

La prosa poética de Pablo Cerezal inunda esta travesía bifronte, la eterna búsqueda dentro y fuera de uno mismo, las dudas y las confesiones, el desarraigo del migrante. Tratando de dar sentido a esas raíces que sobrevuelan o naufragan en este Mare tan Nostrum y en ocasiones tan de nadie. La identidad, la libertad, la cultura, las creencias, conceptos tan épicos y poderosos que acaban convirtiéndose en la plomada o túnel de nuestras decisiones.

…encontrar lo que, tal vez sin comprender, siempre había deseado de la literatura: la anotación, la desconexión, el hilo sin hilo argumental ni argumento ni falta que le hace a lo que desea ser expresado y revienta como flor venenosa o carnívora que deglute pastiches y racionalismos con el único ánimo de expresar lo inexpresable: la vida en desarrollo, el dolor y la herida, el ansia y el capricho, la rebeldía y el desperdicio, la vida, así, tal cual, sin ambages.

Arábica nos habla con frenesí del Café, nos lleva por ciudades como París, Tánger, Túnez, Estambul, Beirut o Granada y nos introduce por unos instantes en sus Cafés míticos, Le Procope, el Kiva Han o el Gemmaizeh son solo algunos, todo ello de la mano de una melomanía alquímica y nunca aleatoria en la obra de este autor, itinerario impregnado por Led Zeppelin, David Bowie, The Doors y Oum Kalthoum, entre otros.

El protagonista de esta odisea es Munir, periodista, giróvago, derviche enamorado de una poderosa hetaira, Tiziana, un personaje ardiente, una mezcla de Monelle y Beatrice, una musa libérrima y perdida en sus propios sueños. Y Francesco, conociéndose a sí mismo, inmerso en un mar de dudas provocado por la lectura y descubrimiento de Genet, sintiéndose tan culpable como excitado.

El Café, como idioma universal, revolución, discusión intelectual, encuentro cómplice, brebaje mágico o hilo conductor. Dicen los sufíes que lo tomaban para mantenerse alerta durante sus devociones nocturnas, así nos incita Arábica a ser leída, alerta y con devoción.

…ha de gustarte el sabor amargo y potente del café, su espesura de fechoría amable, para degustar uno en su versión turca. La taza de ajada porcelana rebosante de espumarajos oxidados que parecen huir de su vórtice, desde donde contempla al consumidor la negritud más absorbente. La espuma, con su premeditada ausencia de geometría –nada de corazones y florestas garabateados con crujiente espuma, como gustan los atildados clientes de los Cafés europeos–, ha ido depositándose hervor a hervor en un proceso minucioso y certero.

Y el Mediterráneo, cuna de civilizaciones o caos fronterizo, pecio poético y doliente del que se sirve el autor como espejo turbio para enfrentarnos a la realidad, usándolo como metáfora de nuestras vidas, nuestras luchas, nuestros fracasos, nuestro pasado, cuando no entendemos que el miedo y las ganas de vivir son universales.

…el ruido de los demás, los otros, los extraños, los extranjeros, aunque hayan crecido entre las mismas cuatro paredes que nosotros, independientemente de si son o no hermanos, padres, madres, amigos, primos, sobrinos, conocidos o simplemente alguien que pasaba por allí para pedir por favor si podemos dejarle hacer una llamada de teléfono.

Arábica, una novela tan arriesgada como enriquecedora, que demuestra un inmenso respeto por la literatura y por el lector. Un placer necesario que muchos estábamos esperando.

Extranjeros, hoy, somos todos.

 

Arábica, Chamán Ediciones, 2021

 

 

Pablo Cerezal nació en Madrid en 1972. Ha publicado la novela de culto Los cuadernos del Hafa (2012), el diario poético Breve historia del circo (Chamán Ediciones, 2017), el libro de crónica periodística Al-Maqhaa (2017), así como, junto a Claudio Ferrufino-Coqueugniot, el volumen de crónicas urbanas Madrid-Cochabamba (2015). Su vinculación al mundo de la música queda patente en los textos que aporta a las antologías literarias Hey Bob (homenaje a Bob Dylan) y Lift Off (homenaje a David Bowie). Autor del texto introductorio para el box-set Canciones 87-17, de Bunbury y del que acompaña al disco Baladas de plata, de Chencho Fernández. Es también letrista del músico Álvaro Suite. En el medio audiovisual ha sido guionista, junto a José Ramón da Cruz, de los documentales Madrid-Cochabamba (2015) y Geometría del esplendor (2016). Como viajero ha colaborado con medios periodísticos de varios países, como Frontera D (España), La Razón (Bolivia), Esto no es una revista (Argentina) y Red Marruecos. Mantiene los blogs Postales desde el Hafa y Vislumbres de El Dorado.

 

5 thoughts on “Arábica, de Pablo Cerezal, el riesgo de leer el poso del Mediterráneo

  • Excelente síntesis de la última novela de Pablo, he leído todos sus libros y más que prosa poética lo considero un gran poeta que escribe en prosa para poder dar suelta a la magia de sus metáforas y frondosa literatura. Pasar página es como adentrarnos en ignotas aventuras. Tengo la lectura de Arábica a medias y no sabría intuir su final.

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  • Akasa.
    El arbol, y el cerezo.
    Es, la fruta de de el bien y del mal.
    Amasa, la fortuna, la suerte esa. Fin. De el
    Temor. Fin. Akasa, brilla el sol, suerte. Fin.
    De el mar, resaca. El arbol, es un cerezo. De luz, Akasa… . No, es un cenicero. Fin. Fin. Shiva, el mundo está bien, tal cual. Andamos. En, él. Fin. Fin.

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  • Maharabatha. Fin. . . .
    Menudos, peligros. Lo, entiendo. Fin. Hasta, otra, ocasión. .. … fin. .. saliendo, entramos. Fin. Y, la tierra, se alegra. Fin. Akasa. Fin. Lo, entiendo. Fin…

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