El diablo y el mar oscuro

Por Àngels S. Amorós

Stuart Turton, (texto) e Isabel Fuentes (traducción). El diablo y el mar oscuro (The Devil and the Dark Water, 2020), 2020. Barcelona: Ático de los libros. 512 pp. A partir de los 16 años.

Después de Las siete muertes de Evelyn Hardcastle esta editorial barcelonesa ha vuelto a confiar en Turton y en noviembre del pasado año 2020 publicó El diablo y el mar oscuro con un libro que nos recuerda en parte al primero por la atmósfera de misterio clásico y ciencia ficción.

En esta ocasión, la historia está ambientada en el año 1634 y la acción se lleva a cabo a bordo del burque mercante Saardam, uno de los pocos barcos que se atreve a llevar a cabo la ruta comercial entre Batavia y Ámsterdam. De hecho, la obra ficciona el naufragio real de Batavia que tuvo lugar en el año 1929. Desde el principio, todo apunta a que les aguarda un destino funesto porque antes de hacerse a la mar un leproso les advierte que el diablo los acompañará hasta matarlos a todos. Nadie da crédito a sus palabas, aunque no pueden evitar el miedo. Pero todavía hay más, porque al emisor de tan terrible presagio le habían cortado la lengua momentos antes y es imposible que pueda hablar.

Muy pronto entran en escena algunos de los personajes más destacados y carismáticos de toda la obra y que forman parte de la tripulación del buque. Sammy Pipps y su amigo Arent Hayes poco tienen que envidiar a Sherlock Holmes y al doctor  Watson, con la excepción que Pipps no puede evitar meterse en líos y su amigo está dotado con una fuerza descomunal. A esta pareja se les une Sara  Wessel, la mujer del gobernador general de Batavia (las Indias Orientales). Además, nos encontraremos con otros personajes como cazadores de brujas, espíritus oscuros, asesinos, un enano, esclavos remadores, marineros que ocultan secretos e incluso mosqueteros para nada afables. Sin olvidar una serie de criaturas que solamente los expertos en demonología conocen. Cada uno de ellos tiene un motivo para estar en el barco y se va desvelando poco a poco.

Durante todo el trayecto, Pipps permanece encerrado en una celda del buque a la espera de ser juzgado en Ámsterdam por un crimen que incluso su amigo Arent desconoce. Si es declarado culpable morirá en la horca, pero Arent está dispuesto a todo para probar su inocencia. Solamente al caer noche es cuando a Pipps se le permite dar paseos nocturnos siempre acompañado. Es en estos cuando el detective empieza a detectar que algo extraño sucede.

El resto de pasajeros y la tripulación se verán inmersos en el horror cuando empiece a desaparecer gente y algunos animales aparezcan sacrificados justo después de que una noche una luz rojiza lo ilumine todo. También resulta muy interesante la historia de Tom que conta uno de los pasajeros y que es de lo más siniestra.

El lector tiene que estar atento a todas las claves para desvelar el misterio porque si ya en las primeras páginas se anticipa que el barco está maldito, es necesario poner en orden todas las piezas que forman este puzle con múltiples personajes y una presencia demoníaca.

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