Teatro para leer: Nana de la desaparición, de Sebastián Moreno, maravilla y horror en la jungla de Borneo

Por Horacio Otheguy Riveira

El teatro de Sebastián Moreno traduce hechos reales en experiencias de ficción “invasora” de la realidad. Lo real se difumina en lo inconcebible y queda en manos del lector/espectador para pensar, actuar y desconfiar de lo establecido en los alienados medios de comunicación. En el centro de su compartida angustia encontramos injusticias de mucho peso, lo mismo como director de otro texto o de obra propia; por ejemplo, alguien es atrapado por la policía y condenado a muerte en el acto, confundido con un criminal al practicar una violenta sesión sexual de mutuo acuerdo con su pareja (Director de Cara de cuero, de Helmut Krausser, sobre el caso de Werner Bloy. Alemania, 1987). Y más adelante un juego escénico en torno a una tragedia española: Sonia, transexual, pretendía dormir con una amiga en el Templete del Parque de la Ciudadela de Barcelona —que hoy lleva su nombre— cuando en 1991 fue asesinada por un grupo de neonazis. (Sebastián Moreno, autor de La orilla también duele, finalista del Certamen Literario Calamonte Joven).

Portada de Ediciones Invasoras.

En todo caso, el mismo eje: la inocencia de quienes viven al margen, a la intemperie, a contracorriente, y padecen la brutalidad de quienes se creen dueños de la verdad. En cada época hay minorías así, pero lo que expone el poeta, a través del teatro como autor o director, son hechos amparados en un supuesto orden social. Y decide tocar fondo, entrar con sus personajes al corazón de la trama y viajar con los anónimos pasajeros que le acompañen. Viajar entre tinieblas en busca de fortalecerse a sí mismo ante lo desesperante.

Con Nana de la desaparición, IV Premio Internacional Dramaturgia Invasora, Sebastián Moreno se adentra en Borneo, donde llueve 300 días al año. Allí resiste, con 74 años, una estudiosa de los orangutanes, empeñada desde hace mucho tiempo en conocerles, amarles, comprenderles y protegerles de la humana barbarie: Biruté Galdikas, científica primatóloga de origen alemán.

Este ámbito, nada propio del teatro —salvo excepciones como la trilogía de Juan Mayorga (1)—, necesita de una dinámica propia “invasora” de las habituales experiencias escénicas mundiales, proclives a desarrollarse en contextos urbanos. Invadir es aquí Irrupción en el doloroso desprecio a una fauna de magníficas consecuencias no solo por la evidente dimensión física, sino sobre todo poética, un fenómeno desarrollado con fusión de elementos literarios y plásticos. Se trata de una pieza con muchas sugerencias audiovisuales, pero que como texto libre de ataduras comunica una preocupación por la capacidad destructiva de la naturaleza en una espiral ascendente.

Adquiere valor potencialmente inusual que el escritor haya profundizado en figuras humanas reales, cruelmente ejecutadas y de allí se haya deslizado hacia la humana responsabilidad ante la devastación de otros seres vivos. Esto resulta especialmente interesante en Nana de la desaparición porque vehiculiza poéticamente una tragedia que cuanto más daño hace a estos animales, con mayor ahínco aniquila caminos de humana esperanza. Causa y efecto por ignorar la advertencia de Biruté Galdikas:

 

Si consigues que un orangután te mire a los ojos, lo recordarás toda la vida.

 

[…] LIUBA: [¿Cómo le digo que no puedo?] (observando la olla) ¿Qué cenaremos hoy?

GALDIKAS: No cenaremos.

LIUBA: ¿Cómo?

GALDIKAS: No cenaremos.  Si te envuelve la tormenta en la noche, te sorprenderá sin más. Sin reloj, sin ordenador y sin viandas. Hay que preparar al cuerpo para el ayuno, también. La lluvia no alimenta.

LIUBA: [¿Cómo le digo que no sé si…?]

GALDIKAS: La jungla te pondrá a prueba. La naturaleza. Sin avisar. Hasta que confíe en tu interés sano… Entonces, como un enamorado, se abrirá ante ti.  ¿Estás cansada? Siéntate, ponte cómoda.

LIUBA: (haciéndolo) [¿Cómo le digo que no  creo que…?] Y entonces, ¿qué cocina?

GALDIKAS: No cocino.

LIUBA: ¿Y esa olla?

GALDIKAS: Descálzate.

LIUBA: Me he puesto calcetines, como me dijo. [¿Cómo reaccionará si rechazo esta oportunidad?]

GALDIKAS: Descálzate. No temas.

LIUBA: [¿Cómo decirle que me llevo días pensando? ¿Que no encuentro la respuesta? ¿Que sigo indecisa?]

GALDIKAS: Frente a la naturaleza. No hay que temer. No hay que estremecerse frente al trueno. No hay que arrugarse, ni encoger los hombros bajo la lluvia. Cuando se abre ante ti… Cuando te abraza con su aliento eterno… Cuando te lame con su lengua que se estira desde hace siglos… Si lo consigues es una de las sensaciones más bellas que podrás recordar. ¿Has cerrado los ojos alguna vez abrazando un árbol? No hay que temer. Disculpa que la descripción no sea más empírica.

LIUBA: Empieza a salir humo de esa cacerola.

GALDIKAS: Ya está. Las sanguijuelas reaccionan al agua caliente. Así podremos despegarlas más fácilmente. ¿Te has descalzado? (portando la olla, yendo hacia LIUBA) ¿Por qué estás tan pálida? ¿Sabes que pueden llegar a vivir 27 años? ¿Qué te pasa? Enseguida vuelvo. […]

«Escribo (una forma de mirar especial y única) para lanzar preguntas para las que no tengo respuesta, a tientas en la oscuridad. Para gritar hasta enmudecer y desangrarse en la belleza hiriente de la imagen. Para hacerlo incluso en minúsculas. Para encontrar los colores perdidos en la negrura de las noches. Para colocar un espejo turbio al lado de la polis. Para dar voz y memoria a quienes la perdieron. Para no perder la propia voz. Para no perder. Para no ganar. Para ser eco, balbuceo, llanto… Para ser altavoz. Para abrazar el enigma. Para desaprender y poetizar el mundo. Cuando se condensa un pedazo de carbón, surgen diamantes.» (Sebastián Moreno, foto)

«Abundan en la pieza elementos experimentales como la libertad en la disposición tipográfica o escritura caligramática que hace que las palabras se columpien se levanten y desfallezcan sobre la página, como una Pinito de oro verbal dando saltos mortales,   acompasando los movimientos y pensamientos del orangután Muk en su deambular por la selva y que reflejan tanto los deseos e instintos del animal como los movimientos zizagueantes y errátiles por un paisaje cada vez más arrasado. Un recurso muy sugerente que sirve para abrir y cerrar la obra y sugerir el clima lluvioso, las tormentas tropicales, y la humedad reinante en Borneo,  es la repetición de la palabra gota con diferentes tamaños en sentido creciente y decreciente. A medio camino entre la acotación y la proyección filmada». (Del Prólogo de Alberto de Casso).

Vuestro sudor es suficientemente ácido.

He visto como ensuciáis el río con orines.

He oído sangrar a las mujeres.

Gritar.

Llorar.

¿También tenéis hachas para las mujeres?

¿También a ellas les cortáis los brazos?

Por eso hay tantos mosquitos.

Llegáis con vuestros bigotes y vuestros motores y lo arrasáis todo.

Arrasáis.

Arrasáis.

Arrasáis con todo.

¿Dónde están las hembras?

¿Dónde está escondida Pink?

Callad.

Ya.

Bornean Orangutan (Pongo pygmaeus pygmaeus). Endangered species. Camp Leaky.Tanjung Puting National Park, Kalimantan, Indonesia, Borneo. Portrait of elderly female. National Geographic

_____________________________

(1) Juan Mayorga firma tres obras con evidente preocupación por la interrelación humanos-animales: , Últimas palabras de Copito de Nieve (2004), La paz perpetua (2007), La tortuga de Darwin (2008).

_________________________________________________________________________

 

 

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *