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Al habla con Emma Mars, autora de ‘La sombra’

REDACCIÓN.

Dell es una Descartada. Por eso sabe que hay cosas que no pueden ocurrir como, por ejemplo, disfrutar de las comodidades de Neón o acceder a ciertos privilegios destinados solo para los Elite. A Dell le gustaría tener una vida mejor, pero las sucesivas pandemias cambiaron la sociedad para siempre… Emma Mars estudió Periodismo y es autora de las novelas Políticamente Incorrectas, La ballena azul, Lo nuestro es de otro planeta, 101 razones para odiarla y La Sombra. Varias de sus obras han alcanzado el nº1 de ventas en Amazon, lo cual ha convertido a Emma en una de las autoras de literatura lésbica referentes de nuestro país.

  • La Sombra es una novela distópica que reflexiona sobre el papel de la tecnología, su impacto en las emociones humanas y nuestra manera de socializar. ¿En qué momento decidiste escribir sobre este tema y qué te llevó a querer profundizar sobre ello?

Siempre me ha llamado la atención la génesis de todo proceso creativo, tal vez porque, en mi caso, suele tener un porqué, un momento clave en el que todo se despliega en mi mente y empieza a cobrar sentido.

En el caso de La Sombra, recuerdo perfectamente encontrarme atrapada en España, sin poder regresar a Londres, donde habitualmente resido, a causa del primer cerrojazo que provocó la declaración del Estado de Alarma. En esa época todos estábamos enganchados a WhatsApp, Zoom, House Party… Cualquier tecnología que nos permitiera mantener contacto con los nuestros y experimentar una cierta sensación de normalidad.

Todos los días, cuando acababa la jornada laboral, mi pareja y yo solíamos mantener interesantes charlas sobre los cambios en el comportamiento social y las emociones humanas que nos podía acarrear esta pandemia. En una de esas conversaciones surgió la idea de La Sombra, que no es más que una reflexión sobre la socialización humana, el cómo las tecnologías nos acercan, pero también nos aíslan, provocando una conversación sesgada por emojis, frases cortas, y altas dependencias de aparatos electrónicos que condicionan nuestra comunicación.

Veo y experimento con asombro cómo en una época de hiperconectividad nos sentimos más solos y aislados que nunca. No solo por la pandemia, sino por la deteriorada socialización humana, a veces demasiado dependiente de la tecnología, sus likes y sus emojis. Sin caer en el tremendismo ni poner el grito en el cielo, La Sombra no es más que una reflexión sobre qué pasaría si las pandemias fueran habituales, hasta qué punto se deteriorarían nuestras relaciones sociales y nuestro lenguaje, que son, precisamente, aquello que nos hace humanos.

  • En medio de ese mundo distópico se va desarrollando una historia de amor entre las dos protagonistas femeninas, Dell y Nova. Cuéntanos un poco acerca de ellas.

Disfruto escribiendo personajes femeninos fuertes con una marcada personalidad, leales a sus valores y creencias. No siempre se cumple esta norma, pero mis protagonistas suelen ser mujeres de armas tomar, un poco tozudas, si quieres, pero de las que no se rinden hasta que consiguen lo que se proponen. Por supuesto, atraviesan momentos de miedo y duda (la llamada noche oscura del alma de toda heroína), pero se acaban sobreponiendo a los baches y superando sus propios fantasmas.

Dell y Nova son dos mujeres que pertenecen a mundos antagónicos. Una procede de la carestía absoluta, mientras la otra ha vivido rodeada de lujos toda su vida. Ambas tienen una educación muy diferente y, en apariencia, también una manera opuesta de ver el mundo. No obstante, a lo largo de la novela se irá descubriendo que tienen más en común de lo que en principio pudiera parecer. Hay que mirar la esencia, no las apariencias.

  • ¿Cómo has ido encajando la trama distópica con la romántica?

Confieso que en La Sombra me resultó difícil mezclarlas, pero no porque no estuviera previsto desde el principio, sino más bien por una pulsión personal a la hora de escribir el libro.

Recuerdo que cuando había escrito más o menos la mitad de la novela, me di cuenta de que estaba dejando de lado la trama romántica. Me sentía tan cómoda narrando detalles de la distopía, que el universo de La Sombra estaba fagocitando la relación que debía tejerse entre las protagonistas. En ese momento tuve que pisar el freno y concederles más espacio, lo que desembocó en que La Sombra se convirtiera en una bilogía.

La segunda parte se centrará menos en el romance y más en las vicisitudes propias de los Elite y sus contemporáneos.

  • En la novela nos hablas de dos tipos de personas: los Descartados, que nacen de forma natural, y la Elite. ¿Qué tipo de privilegios tiene la Elite a los que no pueden acceder los Descartados?

Un Descartado es básicamente una persona que no debería haber nacido según la ley estipulada por la Elite. En lugar de acabar con ellos y exterminarlos directamente, el Sistema creado por los Elite los cataloga como parias y los marca desde su nacimiento con un cerco rojo, situado a sus pies, que los acompaña allá donde van hasta su muerte. Como podrás imaginar, los Descartados son “las sobras” del Sistema: carecen de una educación y una sanidad digna, y ni hablar de cualquier comodidad que les permita prosperar en la escala social. 

Podríamos decir que su único privilegio es que se les permite vivir. Eso sí, para trabajar como esclavos, por y para los Elite. Esa es su única salida.

  • Has construido un universo de ciencia ficción muy complejo, y eso no es tarea fácil. ¿Tienes algunos referentes literarios que te hayan inspirado en la creación de La Sombra?

Soy una gran lectora de ciencia ficción. Me parece un género apasionante con un increíble impacto en lo que nos rodea: desde el devenir científico de la humanidad hasta especulaciones realistas sobre futuros posibles.

Como referentes literarios, puedo nombrar a Ray Bradbury, Ursula K. Le Guin, Philip K. Dick, Aldous Huxley, Suzanne Collins, Douglas Adams, Asimov… y aunque no me guste mencionarlo por sus ideas radicalmente homófobas, también Orson Scott Card.

  • Además de esta novela, eres autora de otras obras como Políticamente Incorrectas, La ballena azul o 101 razones para odiarla. Algunos de tus libros se han alzado con el puesto n1º de ventas en Amazon y han permanecido en esa posición durante semanas. ¿Pensabas que la autopublicación te permitiría llegar a tantas lectoras y lectores?

Para nada, fue algo totalmente inesperado. Yo estaba convencida de que todos los libros que escribiera se quedarían en un cajón, porque así había sido durante años. Veía el mercado editorial como un gran elefante, muy lento, muy centenario, que solo le abre las puertas a autoras y autores reconocidos, y no estaba segura de querer pasar por ese largo proceso. 

Conocía autoras que publicaban bajo el paraguas de un sello editorial, pero me contaban que a veces tenían que esperar hasta un año para que sus libros estuvieran a la venta en una librería. Reconozco que la paciencia no es una de mis virtudes y, para ser sincera, nunca he aspirado a vivir de los ingresos de mis novelas, por lo que estos dos factores, combinados, inclinaron la balanza hacia la autopublicación.

Al cabo de los años sí acepté una propuesta editorial que sigue estando vigente y reconozco que fue muy emocionante ver una de mis novelas en las estanterías de la Fnac o la Casa del Libro, pero, en general, disfruto de la autopublicación y me sigo maravillando con los puentes que las novelas me tienden con mis lectores. Recibo a menudo emails y mensajes de lectoras que viven en diferentes partes del mundo y he conocido a personas maravillosas, algunas de las cuales se han convertido en grandes amistades, y todo gracias al mundo de la autopublicación.

Una agradable sorpresa, sin duda.

  • Eres una de las autoras de literatura lésbica referentes de nuestro país. ¿Cómo llevas este éxito?

A veces bien, a veces con total desconcierto. Soy feliz en el tú a tú y respondiendo de manera personal a todos mis lectores. Me emociono mucho cuando recibo un email o una reseña, cuando me cuentan qué han sentido al leer uno de mis libros, o me dan consejos para mejorar algo que, en su opinión, no ha funcionado tan bien como yo pensaba. Pero en el fondo no dejo de ser alguien muy reservado e incluso algo tímida, a quien le genera mucho respeto el espejo público.

Para mí el éxito no es tanto convertirse en un referente, sino que mis personajes hayan acompañado a mis lectoras en momentos clave de sus vidas, cuando a lo mejor lo estaban pasando mal por su orientación sexual, una ruptura o un momento frágil de sus vidas. Eso es lo que me hace sentir más orgullosa.

  • ¿Actualmente te dedicas por completo a la escritura o lo compaginas con otra actividad profesional?

Ay… el tiempo. Siempre digo que ojalá inventaran una máquina expendedora de horas y minutos, algo así como comprarse una Coca-Cola con un chute adicional de segundos. Actualmente ejerzo de Directora de Comunicaciones en una empresa multinacional, así que los momentos que puedo dedicar a la escritura son escasos. Muy escasos. Pero cada vez que dispongo de un rato libre y mi vida personal me lo permite, me lanzo como una loca sobre el teclado.

  • ¿Nos puedes adelantar en qué proyecto literario estás trabajando actualmente? ¿Habrá segunda parte de La Sombra?

Habrá segunda parte de La Sombra y ya está en la “cocina”. Por el momento, ese es mi próximo reto. Con un poco de suerte tendremos el bis listo el año que viene. ¡Cruzo los dedos!

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