José Mateos publica Monigotes y divinanzas, una ácida apostilla a la sociedad actual

José Luis Trullo.- Consolidado como una de las voces líricas más consistentes de los últimos años, destacado practicante de un subgénero del aforismo que el propio autor denomina divinanza, ensayista perspicuo y avezado pintor, José Mateos da un paso más en su trayectoria creativa incorporando un registro adicional, el de dibujante, en este Monigotes y divinanzas en 65 viñetas  de reciente publicación por la editorial sevillana Renacimiento.

El título del libro ya nos advierte de que el aspecto gráfico de las obras incluidas camina de la mano de su propio contenido verbal, de manera que el lector debe atender a esta doble faz para captar el valor de las mismas en todo su vigor. No sería justo, pues, analizar las propuestas desde una perspectiva restrictiva: tanto la dimensión plástica como la textual forman un todo, y en cuanto tal hay que juzgarlo.

Las viñetas de Mateos, más que a los referentes a los que apunta Juan Manuel Bonet en su prólogo, evocan en mi mente las prodigiosas creaciones de El Roto: ambos comparten una visión crítica respecto al mundo contemporáneo, al cual le oponen una comprensión amplia y profunda del ser humano. Uno y otro autor, además, optan por un grafismo radical en su naturaleza sintética: sin concesiones al decorativismo, se ciñen a aquellos aspectos que mejor enfatizan el mensaje a transmitir. En esto, yo percibo también un eco tardío de los grandes humoristas gráficos (¡hórrido concepto!) de nuestro país, desde Chumy Chúmez hasta Forges y Peridis.

Junto a las composiciones en las cuales Mateos arremete frontalmente contra la sociedad actual y sus valores materialistas, encontramos otras en las cuales se muestra propositivo, ensalzando prácticas (como la lectura o el paseo) que revitalizan los registros más genuinos de la vida personal; ello evita que el conjunto acabe resultando tedioso por acumulación. A esta variedad temática se le agrega la formal: lejos de resultar previsibles, cada viñeta sorprende con un planteamiento propio, rehuyendo la repetición mecánica de clichés o métodos.

Mención aparte merece la inclusión de una pléyade de monigotes dedicados, de manera monográfica, a la pandemia que hemos sufrido durante estos últimos meses, los cuales se revelan como una glosa paralela -ácida y escéptica- respecto a los mensajes más ramplones de los que hemos sido -y aún seguimos siendo- receptores de manera reiterada por parte de las élites políticas y periodísticas.

En resumen, Monigotes y divinanzas supone un estimulante recopilatorio de apostillas a la realidad, plasmadas de manera eficaz y contundente por parte de uno de los grandes sabios con los que cuenta nuestro país. Personalmente, me he quedado con ganas de más, y nada me gustaría tanto como poder seguir disfrutando de estas viñetas en un futuro no muy lejano, bien sea en formato de libro, bien de contribuciones periódicas en los medios de comunicación. Deseado queda.

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