Al habla con Sonia Rico, autora de ‘Amar a un hombre que mata’
REDACCIÓN.
¿Crees que podrías mantener una relación con un condenado por asesinato? ¿Podrías confiar en esa persona? Gloría Pozo, sí. La protagonista de Amar a un hombre que mata acaba fijando su atención en Daniel, un preso que cumple condena por un triple asesinato, y ambos empiezan a mantener correspondencia, llamadas telefónicas y encuentros vis a vis en prisión. Sonia Rico es escritora, psicóloga, grafóloga y coach. Actualmente colabora en algunos medios digitales escribiendo artículos de literatura. Amar a un hombre que mata (ed. La Vocal de Lis) es su última novela.
Amar a un hombre que mata es una novela que nos plantea la siguiente cuestión: ¿Crees que podrías mantener una relación con un condenado por asesinato? ¿En qué momento te surge esa duda y cómo nace la obra?
Hace unos años vi por casualidad un documental en el que mostraban diferentes casos reales de mujeres que se habían enamorado de hombres que entraban a prisión por delitos violentos o por asesinato. Contaban que en el momento que ellos entraban a la cárcel inmediatamente muchas mujeres empezaban a enviarles cartas, a mostrarse interesadas por establecer contacto con ellos y a iniciar, en muchos casos, relaciones de pareja con ellos. A mí me impactó mucho y como soy psicóloga enseguida empecé a buscar información para entender el porqué de esa atracción cuando la lógica nos dice que estar con alguien que ha tenido una conducta violenta puede ser potencialmente peligroso.
Tu novela también hace reflexionar acerca de dónde están los límites entre el bien y el mal. Sin ánimo de hacer spoiler, ¿crees que existe una respuesta?
Una respuesta muy compleja, ya que todos nos regimos por unos valores y unos límites que son culturales, sociales, que se van construyendo a medida que nos formamos como personas. Luego, están las implicaciones más personales de cada uno, cómo le va la vida.
Lo que sí es cierto es que uno no puede decir nunca “de esta agua no beberé”, ya que como le sucede a Gloria, la protagonista de mi novela, sus límites van cambiando a medida que a ella le suceden cosas que le hacen replantearse las conductas de personas muy allegadas a ella.
Todo es muy relativo.
La protagonista de Amar a un hombre que mata es Gloria Pozo, una mujer que ha pasado la barrera de los 40 sin haber encontrado una pareja estable. Al empezar su voluntariado en una prisión, enseguida Daniel, condenado por un triple asesinato, capta su atención…
Creo que existe aún mucha presión social para las mujeres que pasada cierta edad no se han casado, no han tenido hijos… Es complicado si, además, vienes de un entorno como el de Gloria. Si no eres capaz de quitarte esa creencia de encima y vivir la vida como venga sin preocuparte de lo que opine tu entorno puedes caer en situaciones poco recomendables, puedes llegar a estar con alguien que no te viene bien, que no te quiere realmente o que incluso sea un lastre para tu vida. Hay muchas personas que viven así solo por la presión social y quería hablar de esto también en la novela.
Por otro lado, también hago patente el estado carcelario. Me he documentado mucho para plasmar cómo es la vida dentro de una cárcel, qué jerga utilizan, cómo funcionan ciertas jerarquías, y cómo es la personalidad de Daniel, el preso que enamora a Gloria, un hombre que destaca del resto y que tiene todo el tiempo del mundo para observarla y saber qué es lo que ella necesita escuchar.
¿Cómo ha sido el proceso de documentación de tu obra? ¿Has investigado casos reales de mujeres que se han enamorado de presos? ¿Nos puedes citar algunos?
Me ayudaron algunos funcionarios/as de prisiones de Cataluña. Estuvieron abiertos cuando me dirigí a ellos y tuve varias entrevistas, les tuve disponibles para preguntarles dudas e incluso uno de ellos leyó la novela al completo y me asesoró sobre cómo debía acercarme de manera más realista a ciertas escenas. Para mí esto ha sido una suerte y les estoy muy agradecida, ya que sin su ayuda esto hubiera sido imposible.
Casos reales sí, he estudiado, muchos. Algunos son muy mediáticos y populares como el de Charles Manson, quien recibía muchas cartas de mujeres en la cárcel e incluso estuvo a punto de casarse con una joven de 30 años, Afton Burton. También el caso de Asha Bandele, activista y autora de The prisoner´s wife, donde ella misma relata su historia y su matrimonio con Rashid dentro de una prisión en Estados Unidos. Pero también tenemos el caso de Andrés Rabadán, más popularmente conocido como “el asesino de la ballesta”, en España, quien se casó con una funcionaria.
Además de ser escritora, eres psicóloga. ¿En qué medida te ha ayudado tu formación a la hora de crear los personajes?
Sin duda me ayuda, ya que tengo más recursos para construir los personajes.
Lo que más me gusta siempre como lectora es un buen personaje y, como decía Enrique de Hériz, quien fue profesor mío en el Ateneu Barcelonés, “si tienes personaje, tienes novela”. Yo lo suscribo totalmente.
Siempre empiezo una novela con un personaje en mi cabeza que voy construyendo hasta que toma vida y acaba “existiendo” para mí. Yo puedo decirte todo acerca de mis personajes, hasta de qué color es su cepillo de dientes y qué leche compran en el supermercado.
¿Qué sensaciones has experimentado al meterte en la piel de un condenado por triple asesinato?
Esto ha sido muy complicado, ya que al basarme en la realidad en la mayoría de los casos tienen rasgos psicopáticos y es complicado tener empatía con alguien así, aunque lo puedo comprender, no lo puedo compartir. Pero he hecho ese ejercicio con Daniel, claro, he intentado ponerme en su cabeza, descubrir cuáles son sus intereses, sus posibles pasos, peticiones, deseos… y espero haberlo conseguido.
¿Te han servido algunas obras como fuente de inspiración? ¿Cuáles son tus referentes literarios?
En este caso leí los libros de Asha Bandele, antes mencionada, ya que ha escrito su experiencia propia, y esto ha sido muy valioso para mí. También leí Historias de la cárcel de Andrés Rabadán, pero sobre todo muchas entrevistas en internet a mujeres que han vivido la experiencia de tener una relación con alguien privado de libertad.
¿Cuáles son las primeras impresiones que has recibido de los lectores y lectoras de tu novela?
He visto que el tema ha despertado mucho interés, curiosidad y me han hecho preguntas sobre el proceso de investigación.
Sus comentarios han sido positivos, me han dicho que les ha encantado la novela, que los personajes están bien, son creíbles, que plantea cuestiones interesantes. Además, las personas que habían leído mi primera novela, Entresuelo izquierda, me han comentado que han notado que en esta novela ha habido un crecimiento como autora y yo me quedo con eso, con la evolución que han visto en mí porque de eso se trata en esta carrera de fondo, de ir mejorando.
¿Cómo está siendo la promoción en plena pandemia?
De momento la presentación que he hecho en Barcelona en la Librería Documenta ha ido muy bien, ya que el aforo estaba completo. Luego, está el estar abierta a hacer eventos virtuales. El 20 de junio, por ejemplo, tengo un Club de lectura virtual y me hace mucha ilusión.
Es cuestión de aprovecharse también de que lo virtual te lleva más lejos, a otros países.
¿Estás preparando algún proyecto literario actualmente? En caso afirmativo, ¿nos puedes adelantar algo?
Sí, tengo un proyecto terminado. Esta vez se trata de un libro de relatos en los que hablo de las mujeres en el mundo del jazz, un mundo que ha sido siempre muy masculino y en el que las mujeres tenían cabida casi siempre como vocalistas, pero en el que una contrabajista, por ejemplo, o una trombonista, lo han tenido muy complicado. Aún existen limitaciones en ese sentido y en este proyecto quiero sacar a la luz a doce mujeres que han hecho mucho por estar presentes en el panorama del jazz. Se lo merecen.