Conquistadores: una bañera, tres actores y una conquista
Por Francisco Collado
El miajadeño Chema Pizarro opta en Conquistadores por presentar la época de la Conquista en clave de Slapstick Comedy, basando el desarrollo dramático, tanto en lo acertado del texto como en la rutina corporal, en mesurado equilibrio entre el contenido y el continente. Conquistadores mantiene un ritmo trepidante desde el inicio, solicitando de los actores un notable esfuerzo para que no decaiga el ritmo en ningún instante. Rompiendo la cuarta pared cuando la ocasión lo solicita.
A través de las voces (y los cuerpos) de los actores, van desfilando escenas de aquella época violenta y mitificada. Pero el acercamiento a los personajes históricos nace fundamentalmente de un concepto normalizador, de un acercamiento mediante el humor a lo que sucedió, sin tomar partido ni bandera. Hay un acertado dominio del timing en los actuantes, con amplio registro en el lenguaje corporal, que toma elementos del mimo, juega con la rapidez y el absurdo, en perfecta sincronía, llevando la comedia a notables fronteras de fisicidad con primordial equilibrio en el uso de los gags visuales.
No es ajeno el teatro del absurdo a las evoluciones bañerescas de Chema Pizarro, Nuqui Fernández y Francis J. Quirós, desembarcando desde un imaginario Pacífico o atravesando el Amazonas. El escenario es espartano, minimalista en extremo. Pero nada más necesitan los tres actores en estado de gracia para representar a los diversos personajes que palpitan, a través de la magia del humor; para dar vida a Cortés, Malinche, Pizarro o Inés Suárez. Que también hay lugar para la reivindicación y el desagravio de las mujeres que hicieron las Américas.
El humor (y de eso hay mucho) consigue transformar aquellos hechos luctuosos y salvajes que los actores crean dentro de una absoluta consciencia y coherencia. No faltan las morcillas y los anacronismos (que el respetable agradece), misturados con una poética humorística, trenzando un puzzle donde cada pieza encaja con soltura y naturalidad a pesar de peinar tantos siglos en la brevedad del escenario.
Los tres actores, bajo la certera dirección de Pedro L. López Belloch, han optado por la gamberrada como estética, por lo lúdico como docencia. Aquel enseñar divirtiendo (Docere Delectando) de Horacio, traducido en un juego de emociones, pequeñas historias y desparrame conceptual, que arranca las carcajadas del público a ritmo de Queen. Y también lo hace pensar.
De J.M.P. Cañamero
Director: Pedro Luis López Bellot
Intérpretes: Chema Pizarro, Nuqui Fernández, Francis J. Quirós
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