¿Sabes qué es la educación social?
La dinámica social hace que surjan diversos roles, profesiones y oficios entre sus miembros. Todos ellos como respuesta a distintas necesidades que se busca satisfacer. Una de ellas es la educación, la cual es posible abordar y cubrir desde diversos ángulos como la educación formal y la educación informal.
En este caso, se pretende destacar la educación social y los profesionales de esta área como actores importantes en la transmisión de saberes en la sociedad. Principalmente, está orientada a niños y adultos mayores de sectores sociales menos favorecidos.
Definiendo el concepto
La educación social es una profesión basada en la pedagogía, cuya finalidad consiste en generar entornos educativos. Igualmente, el profesional de esta área realiza acciones formativas y mediadoras que corresponden a las competencias de este tipo de profesionales. Gracias a ellas es posible:
- Incorporar a las personas que reciben educación a diversidad de ambientes y redes sociales, las cuales se entienden como el contexto social y la sociabilidad.
- Promocionar actividades sociales y culturales, como las acciones que permiten la ampliación de las perspectivas educativas, la adquisición de bienes culturales y el buen uso de los tiempos de ocio.
- Intervenir en la realidad sociocultural de una comunidad, con el fin de mejorarla y colaborar con quienes estén atravesando situaciones sociales difíciles.
El educador social puede llevar a cabo este tipo de situaciones mediante una serie de acciones socio-educativas de mediación e intervención.
¿Cuándo se necesita de un educador social?
Los educadores sociales son necesarios siempre que en una comunidad existan personas vulnerables o en situaciones de riesgo. De este modo, contribuyen a cambiar para mejor su realidad vigente.
Quienes obtienen un máster educación social pueden adoptar distintas funciones. Algunas de ellas son:
- Protectores de la infancia. Puede detectar el absentismo escolar, el abandono prematuro de la escuela o situaciones de fracaso escolar. Por medio del uso de distintos recursos y la aplicación de diferentes estrategias pueden contribuir a la mejora de esta clase de situaciones.
- Apoyo a personas con diagnósticos de enfermedad mental o adicciones. Acompañan a estas personas para contribuir a la realización de trámites o planificar actividades para que tengan acceso a los beneficios de los centro de día. Igualmente, ofrecen asistencia doméstica, alojamiento o programas de autoayuda.
- Apoyo y coordinación en centros residenciales de acción educativa y pisos tutelados. Son viviendas en las cuales están alojadas personas con enfermedades mentales, en libertad condicional, niños y jóvenes en tutela de la administración pública y más.
- Participación en centros médicos y/u hospitalarios. Prestan ayuda a pacientes o a sus familiares. Trabajan coordinados con psicólogos, enfermeras y médicos especialistas para hacer una evaluación y determinar el tipo y nivel de atención que necesitará después de ser dado de alta.
El mediador de conflictos como actor importante
En la sociedad se presentan diversas situaciones en las que surgen conflictos de intereses entre 2 o más partes, a los cuales hay que buscar las mejores soluciones. Para ello, es recomendable la participación de un mediador.
¿Qué es un mediador?
Un mediador, quien seguramente haya realizado un máster en mediación, es un abogado especialista en la resolución de conflictos con el objetivo de evitar que surja una confrontación en medio de un juicio.
Es una tercera persona que interviene para facilitar que los afectados logren el consenso en torno a una situación determinada.
¿Para qué sirve un mediador?
Esta es una labor que, al igual que la de aquellos profesionales que cuentan con un máster educación social, puede ser necesaria en diversos ámbitos como: sanitario, familiar, vivienda, mercantil, etc., en los cuales pueden surgir diferencias y conflictos de cierto nivel de complejidad.
Este tipo de profesionales deben tener un amplio conocimiento relacionado con diversos temas para poder desempeñar su labor de forma efectiva. Son profesionales que cuentan con una gran preparación que les permite estar a la altura de cualquier tipo de situaciones.
Pero aparte, estos profesionales del derecho, también deben cumplir con una serie de condiciones para lograr la colaboración, negociación y resolución del conflicto entre las parte involucradas. Estas son:
- Ser neutrales. Este aspecto, aunque parezca evidente, hay que resaltarlo: debe existir la capacidad de mantenerse objetivo. Es decir, sin inclinaciones o preferencias que favorezcan de forma particular a alguna de las partes en conflicto.
- Ser discreto. La información que recibe durante el proceso es completamente confidencial. Por lo tanto, bajo ningún concepto debe ser revelada a terceros.
- Promover el ganar-ganar. Debe comprometerse en proponer alternativas en las que todas las partes siempre obtengan ganancias por igual.
- Debe mantenerse dispuesto y perseverante a encontrar la solución apropiada, aunque algunas situaciones se compliquen más que otras.
- Buena comunicación. Es elemental que sepa comunicarse. Es decir, que practique la escucha activa y pueda hacerse entender con claridad ante sus interlocutores. De esta forma, se reduce la posibilidad de malas interpretaciones que llevarían a empeorar el conflicto.