Cien años de ‘La tía Tula’

GERARDO GONZALO.

Este año 2021, se cumplen 100 años de la publicación de La Tía Tula de Miguel de Unamuno (1864-1936). En mi opinión nos encontramos ante la obra más relevante escrita en castellano de ese año, aún cuando esta efeméride no resulta muy obvia en la génesis de su escritura y publicación. Por un lado, su gestación se remonta a casi veinte años antes de ser publicada y hay referencias escritas del propio autor ya en 1902, en las que comentaba que estaba enfrascado en la escritura de una novela llamada La Tía. Por otro lado, su salida no tuvo una excesiva notoriedad, y esta solo la alcanzaría, ya con el autor fallecido, a partir de los años 40, culminando con una película de 1964 basada en la misma y con el mismo título, que constituye una de las mejores películas de la historia del cine español.

Tras un prólogo prescindible (de hecho el propio autor invita a que lo evitemos, algo con lo que yo coincido), la novela narra la historia de una mujer que renunciado al amor, dedica su vida al cuidado de sus sobrinos fruto del matrimonio de su hermana y su cuñado, una vez fallecida aquella y de los hijos de su cuñado y su segunda esposa, una vez fallecidos ambos.

Empezando por el ámbito del estilo, la obra es breve, concisa, directa, seca y con muy escasos adornos. Por supuesto, está ese lenguaje unamuniano que queda un tanto anacrónico y rimbombante leído hoy, pero esto no repercute en un ritmo, que es ágil, sin apenas transiciones. Los hechos suceden uno detrás de otro, los acontecimientos se desarrollan en continuidad y no se utilizan apenas descripciones que distraigan al lector del mensaje claro y directo y del retrato psicológico de los protagonistas, que es lo que realmente le importa al autor.

Una obra que podríamos catalogar de austera en su forma, monopolizada por su compleja protagonista en una trama a veces claustrofóbica donde todo es ella, todo es Tula. Sirva como ejemplo de lo comentado, que aún cuando la mayoría de la narración se desarrolla entre las paredes de la casa familiar, no se detiene un solo instante en describir la estancia, sino solo a los que la habitan, sobre todo a Tula.

En lo que respecta al fondo, al mensaje de la novela, está acaparada por esa mujer fuerte y compleja. Alguien de carácter inquebrantable, con tintes fanáticos, que decide llevar una vida de madre sin serlo, a través del dominio y manejo de quienes le rodean pero que a la vez, lo hace con un afán de servicio y una vocación de mártir que entrega su vida a otros y que la acercan a lo que parecería cierta búsqueda de la santidad.

Es curioso, en nuestro ámbito familiar, todos conocemos a una tía o similar que elige estar sola, no tener marido ni hijos y que acaba supeditada, como una especie de anexo, con esa parte de su familia que sí ha querido desarrollar ese rol. Esto suele suponer la subordinación de esta persona y su presencia pasiva en el núcleo familiar. Pero en esta novela todo se da la vuelta, la no madre, la no esposa, la no amante, hace, deshace, marca y condiciona la vida y el futuro del resto, de forma implacable.

Ya en el ámbito valorativo, creo que la novela de Unamuno soporta espléndidamente el paso del tiempo, a pesar de estar muy pegada a una época y un contexto muy determinados. Está francamente bien, no tiene bajones, va directa al grano y desmenuza una historia costumbrista en cuanto al relato de una época y de una mujer en concreto, pero que en nuestros días permitiría entablar un debate que iría desde el feminismo hasta el sentido de entrega al otro.

Yo personalmente tengo una opinión algo ambivalente con la protagonista, reconozco su bondad de fondo pero me molesta su fanatismo e inflexibilidad en sus grandes decisiones. Tiraniza en cierta forma a todos los que la rodean y quiere urdir y controlar la vida del resto, para luego poder manejarla ella a su antojo. En cualquier caso, esto hace la obra más estimulante ¿es Tula una santa o es cruel?

En cualquier caso, la obra de Unamuno aúna claridad y sencillez expositiva, con una carga de existencialismo trágico con tintes religiosos, volcada en un ambiguo concepto de maternidad. Una pequeña gran novela eterna en su calidad literaria y con capacidad de generar debate aún hoy en día.

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