Divertido tornado de cuatro mujeres rondando «El mensaje»

Por Horacio Otheguy Riveira

Con Natalia Millán de invitada especial en el papel de madre atribulada, sus dos hijas y una cuarta como singular mensajera son asumidas por las habituales de la Compañía PasoAzorín, Ana Azorín, Inés Kerzan, Ángela Peirat. Guiadas por el autor-director Ramón Paso, se presentan en una función surrealista nutrida de realismo, muy divertida y bastante gamberra. Con todo esto bien digerido entre sonrisas y carcajadas, tras los aplausos finales se recomienda batir bien y llevarse a casa como cocktail exquisito para degustar en cualquier momento. Realidad y ficción, familia disfuncional, comedia y vaivén de sorpresas que se retiene en la buena memoria del público agradecido.

Todo lo ocurrido escénicamente avanza a ritmo muy medido para que lo recojamos y nos lo quedemos. La memoria hará todo lo demás. Es lo que tiene el Arte de la Comedia cuando hay detrás el puro amor de un equipo de profesionales que hacen del teatro su casa verdadera, su cotidiano enlace con la aventura de incorporar nuevos personajes a una amplia galería, tan amplia que hasta llegan a tener cuatro espectáculos distintos en una misma semana. A la manera del teatro de repertorio de la antigua escuela, esta de ahora brilla con espléndido recorrido.

 

Comediantes sin complejos ante el humor desenfadado, con suficiente dominio para el más sofisticado, lo cierto es que El mensaje es un nuevo hallazgo por parte de quienes han sabido dar mucho de sí al difícil empeño teatral bajo la pandemia, con un estreno tras otro, de Sueños de un seductor a El móvil, pasando por la reposición de La importancia de llamarse ErnestoLa ramera de Babilonia… Ahora, recientemente editado Lo que mamá nos ha dejado, llega lo que podría ser su reverso tenebroso, con mamá al frente y papá diabólico en la sombra. En el devenir de los desencuentros madre-hijas, cuatro personajes maravillosos, cuatro mujeres adorables y temibles con el permanente poder de seducción de la atracción de los polos opuestos.

 

Sinopsis: Lucía acaba de enterarse de que ella y sus dos hijas son las herederas de su ex marido… ¡Y les deja a cada una la friolera de un millón de euros! Pero hay una condición, porque en la vida, siempre hay una condición… Para cobrar el millón, tienen que ver un vídeo donde el ex marido les cuenta algunos de los secretos no compartidos entre ellas. ¿Qué puede salir mal? Al fin y al cabo, son familia… No puede ser muy grave… ¿O sí?

¿Compensa un millón de euros cuando hay que enfrentarse a la verdad desnuda? ¿Vale la pena?

 

Con esta premisa arranca una función que conjuga el talento profesional de una gran actriz-cantante como Natalia Millán con capacidad para reírse de sí misma en una cantante frustrada que oscila maravillosamente entre la señora cursilona que quiere ser una dama y una mujer de rompe y rasga que no le teme a nada. Un personaje hecho a medida de su talento que conjuga chispa y elegancia incluso para marcarse unos tacos sin pelos en la lengua que brillan como soles. Si fascina el juego de sus réplicas, sustos y audacias, frente a ella destaca la comicidad histriónica de Ana Azorín en el papel de una insólita bobalicona con cargamento de sorpresas en el eterno juego cómico de que nada es lo que parece.

Brillantes siempre sus encuentros y desencuentros, fantástica resulta la escena estelar de la comedia, en que se quedan solas en escena con un conflicto emocional que parece una cosa para transformarse en otra como si fuera un espléndido dueto de ópera bufa, y al respecto, para los muchos admiradores de la cantante-bailarina Natalia Millán con ecos de Viuda alegre y maestra de Billy Elliot, advertirles que tengan paciencia porque también  hará su breve pero entusiasta aparición.

Tres tornados muy diferentes: Inés Kerzan, el drama a cada paso, y la pequeña Ángela Peirat, faltona tremebunda. En medio, Natalia Millán, mami que sufre, mami que se las trae.
El elenco al completo. Izquierda, Carlos Seguí en el papel de un padre muerto que deja en vídeo un mensaje turbulento. Derecha, el autor y director, Ramón Paso.
Original escenografía de Javier Ruiz de Alegría que interpreta de este modo la singular deconstrucción familiar de la comedia.

EL MENSAJE

DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN Ramón Paso
ESPACIO ESCÉNICO Javier Ruiz de Alegría
ILUMINACIÓN Carlos Alzueta
VESTUARIO Carmen Beloso
AUDIOVISUALES La cía de la Luz
PRODUCCIÓN DELEGADA PASO AZORÍN TEATRO Inés Kerzan
PRODUCCIÓN DELEGADA TEATRO LARA Antonio Rincón-Cano
AYUDANTE DE DIRECCIÓN Blanca Azorín
COMUNICACIÓN Marea GlobalCOM
UNA PRODUCCIÓN DE Teatro Lara y PasoAzorín Teatro con Arena Audiovisual, Smedia, La cía de la luz y El reló
CON LA COLABORACIÓN DE entradas.com

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