«Como una sola luz», de Marcos Tramón
Por Juan Francisco Quevedo.
Como una sola luz es el nuevo y esperado título del poeta asturiano Marcos Tramón, recientemente publicado por la editorial BajAmar. Tras tres años de silencio, reaparece con la fuerza de una palabra que se entreteje desde el conocimiento y la sabiduría de un poeta que se entrega al misterio inherente de la poesía con devoción y lirismo. Lo hace con una perspectiva muy personal, destilando en muchos de los versos una melancolía que está muy próxima a cierta desolación existencial con la que se redime a través del amor y de la nueva luz del día, del acontecer del nuevo alba, que bien puede simbolizar el continuo aprendizaje que, con cada nuevo amanecer, acompaña al hombre.
Como una sola luz es un libro de esperanza, algo que se percibe en las palabras que se van repitiendo en prácticamente todos los poemas: claridad, luz, mañana, alba, cielo, amanecer, día… El libro se divide en tres partes, siendo la central, Albas contadas, la que delimita con exactitud las mismas. La primera de ella se abre con un poema de lo más hermoso, Contigo, donde el poeta crea una analogía entre la luz del día y la que desprende los ojos de la persona amada: «Comienzan esos días / de una luz / que se asemeja a la luz de tus ojos».
A media tarde es un poema que desprende una fuerte melancolía, la que uno puede sentir, y con la que es tan fácil identificarse, cuando camina solo por la ciudad: «Y es la melancolía / una manera estúpida / de sentir». Esta primera parte concluye con Desencuentro, un poema que, a pesar de lo que sugiera al lector en una primera impresión, es una invitación a continuar adelante, a pesar de la ausencia: «Fuimos mínimas coincidencias, / a gusto por la insólita / razón de ser».
La parte central del libro, Albas contadas, la única con un título específico, son como habas contadas, como perlas halladas en la claridad del tiempo. Es una sucesión de bellísimos poemas, ordenados en impecables cuartetos endecasílabos, que se erigen como un canto permanente a la nueva vida que siempre acompaña al alba:
Cada uno es un alba, un cielo, un mundo.
Cada uno despierta esclarecido.
Como una luz inquieta y caprichosa,
Semejamos el vuelo de las aves.
En todos y cada uno de los treinta y dos cuartetos que componen esta parte aparece la palabra alba junto a una visión de la vida que, asociada a esa palabra, hace que esta adquiera una dimensión que va más allá de la literalidad estricta del diccionario; con cada nuevo amanecer nos renovamos, con la llegada del día tenemos la oportunidad de experimentar otra vez ser nosotros mismos. Unas veces será una invitación a disfrutar y otras, sin embargo, nos traerá los sinsabores que nos angustian. Al fin, esa mezcla de sentimientos es la vida.
En la última parte se suceden poemas con referencias cotidianas, que rompen la solemnidad del discurso, aproximando las sensaciones al lector de una manera muy cómplice: «Camina un hombre solo por las calles / de la ciudad -la lluvia crea charcos / en las aceras y es de noche-, mientras piensa»… También encontramos poemas de amor cargados de lirismo y con elegantes notas de erotismo: «Ya es un recuerdo ardiente / el llegar de mis manos / hasta tu negro pelo ensortijado…».
El libro finaliza con unas «Disposiciones» autobiográficas que definen a la voz poética: «Soledad, / melancólica compañera de viaje, / voluntaria; por fiel, una amante escogida».
Marcos Tramón con Como una sola luz traspasa nuestra conciencia lectora para con su poesía estimular nuestra sensibilidad y crear emoción verdadera desde unos versos profundamente humanos.