«Sacrificio», de Marta Agudo

Por Alberto García-Teresa.

En su anterior y extraordinario poemario, Historial (Calambur, 2017), Marta Agudo (Madrid, 1971) exploró la vivencia de la enfermedad a través de un riguroso equilibrio entre la sugerencia y la contención, así como mediante una dicción marcada por la sobriedad que eludía el patetismo y la rotundidad.

Sacrificio (Bartleby, 2021) continúa esa línea, quizá dotando de mayor cohesión al conjunto, y amplía la capacidad de evocación de sus piezas sin perder pie en la experiencia que desencadena todo. Escrito en primera persona, sin singularizaciones biográficas que arrastren el texto hacia la compasión, este título continúa hablando del proceso de una grave enfermedad y de la percepción de la realidad que se redimensiona desde ese estado. Formalmente, Marta Agudo prosigue empleando el poema en prosa aunque estas páginas también contienen tres poemas en verso y un par que emplean la pausa versal excepcionalmente en algunos tramos. Recordemos que ese formato lo estudió y compiló, junto a Carlos Jiménez Arribas, en otro trabajo meritorio: Campo abierto. Antología del poema en prosa en España (1990-2005).

La poeta combina la resonancia del poema-río con la construcción por acumulación. Desde cualquiera de las dos perspectivas, el volumen destaca por su unidad. Las 49 piezas breves que lo conforman tejen una atmósfera de meditación, desolación (“sólo la idea de poder matarme me ayuda a vivir”), resignación, gratitud y contenida esperanza (“he tenido que llegar hasta aquí para comprender que en ocasiones los párpados no quieren cerrarse”) que precisa de sucesivas relecturas para recorrer sus diferentes capas y anclajes.

Abruma la síntesis de lirismo, contención y abismo ante el dolor y la muerte en la cual nos colocan las páginas de Sacrificio. El cuerpo constituye el cuerpo de todo ese planteamiento. El cuerpo, sus componentes y toda la química que introduce la medicina en ellos para tratar de sanarlo. Agudo conjuga la referencia material biológica y ese léxico con líneas que abren la sugerencia y la intuición. Podrían chocar en un primer momento, pero la poeta consigue integrar sin tensión ambas esferas para detener o bien la autocompasión o bien la evasión sensorial. No en vano, algunos puntos de fuga oníricos mueven varios de los poemas y consolidan una atmósfera que integra dicho lirismo, el anclaje referencial, la reflexión y el deseo. Entre esos motores, que eluden el delirio precisamente por la firmeza de sus raíces materiales, cabe destacar el mito del Minotauro, en el que se resalta la espera y la soledad, y el cual se utiliza repetidas veces como alegoría. El lenguaje (sintaxis y gramática) es otro aspecto recurrente, que sirve para hilar la necesidad de comunicación con la construcción de un mundo y de expectativas.

Por otro lado, abundan las oraciones y los textos que se cierran con puntos suspensivos, como queriendo continuar deslizando el discurso y la imaginería y sin voluntad de acotar o dar por finalizado nada. La propia autora nos apunta a ello: “No son lo mismo unos puntos suspensivos iniciales que aquellos que abren un final”. El aterrador horizonte es la muerte, y el “yo” lo contempla desde la constatación de la degradación y la conciencia de la finitud con cierta serenidad. De hecho, desde esa asunción puede desplegar una mirada que revaloriza y enfatiza la compañía (a pesar de que los poemas revelan una voz en soledad) y la búsqueda de belleza en el mundo. No en vano, el camino de la enfermedad se revela como un aprendizaje filosófico y moral, no solo vital. Sacrificio nos habla de todo ello sobrecogiéndonos por su serenidad y el trazo delicado y conciso de sus palabras.

Sacrificio

Marta Agudo

70 páginas

Bartleby, 2021

ISBN: 978-84-122650-8-8

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