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La chica del brazalete (2019), de Stéphane Demoustier – Crítica

Por José Luis Muñoz.

Bajo la envoltura de un thriller judicial francés, un género ampliamente explotado por la cinematografía anglosajona pero muy poco por la europea, lo que la película de Stéphane Demoustier (Lila, 1977), director de Allons enfants, pone en la picota en este film casi bressoniano es el problema intergeneracional, la distancia que separa padres de hijos.

Lise Bataille (Melissa Guers, una actriz que interpreta desde la inexpresión premeditada), una adolescente de 16 años aparentemente normal, es detenida por la policía acusada del asesinato de su íntima amiga, y espera juicio con sus padres, el rígido Bruno (Roschdy Zem) y la desentendida y depresiva Celine (Chiara Mastroianni, la hija de Catherine Deneuve y Marcello Mastroianni que tan poco se prodiga en el cine). Cuando tiene lugar ese juicio, aplazado dos años (Lise lleva en el tobillo un brazalete electrónico, de ahí el título del film), ante las preguntas de la acusación que ejerce la fiscal (la mujer del director, Anaïs Demoustier) y su abogada (Annie Mercier), Lise muestra una actitud totalmente apática mientras se desvela su agitada y promiscua vida sexualesa felación grabada a su amigo Nathan (Mikael Halimi) cuya difusión por las redes por parte de su amiga puede ser el móvil de ese presunto asesinato, y una relación lésbica con la víctima la noche misma de su asesinato.

Con una puesta en escena minimalista y sin ningún tipo de subrayados, Stéphane Demoustier construye un film tan impecable como gélido que contrasta puntos de vista generacionales. En un momento del juicio, la abogada apela a los miembros del jurado y les dice que no están allí para juzgar la vida de esa joven, que pueden no comprender o les escandalice, sino su culpabilidad o inocencia en un crimen. Lo que está vestido de drama judicial, con sus correspondientes sesiones y presencia de testimonios de la policía, el forense y los testigos, no es otra cosa que un análisis del abismo que separa a las nuevas generaciones de las de sus padres y como aquellas son perfectas desconocidas por estas hasta que un hecho traumático, como ese asesinato que se juzga, pone a los progenitores ante el espejo que se han negado a mirar durante tantos años.

Salvando mucho las distancias, a los padres de Lise les ocurre algo parecido a lo que le sucedía a Hank Deerfield (Tommy Lee Jones) con respecto a su hijo Mike en la película En el valle de Elah: que no saben nada de su hija.

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