«Tórtola»: melodrama español al estilo de Puccini con cautivante personaje histórico

Por Horacio Otheguy Riveira

El amor libre de una artista excepcional volcada en la danza, pero sumergida en todo el movimiento esplendoroso de la primera posguerra mundial: síntesis humanista de la vida de Carmen Tórtola Valencia que rinden homenaje desde esta producción teatral del Institut Valencia de Cultura, a través de una musicalidad histórica y una visión contemporánea de una personalidad en la que bien pueden reflejarse las de millones de mujeres que se vieron obligadas a reprimirse, ocultarse, bajo la violenta represión falócrata de los fascismos imperantes a partir de los años 40.

La Compañía visita las Naves del Español durante un tiempo limitado. Los amantes del teatro no deben perderse este espectáculo interpretado por tres mujeres de distintas generaciones, dirigidas con el talento muchas veces reconocido del académico Rafael Calatayud.

Ana Casas, Aanaïs Duperrein, Alejandra García representan una edad dorada que, desaparecida para siempre, regresa en la dulce memoria, en la inevitable imaginación que mantiene en pie el desarraigo, la desolación, la presión de un mundo perdido. Las preciosas jóvenes están muy presentes en el espectáculo, sin palabras —salvo alguna breve excepción—, sinuosas, delicadas, perfectas odaliscas de un ensueño solo vibrando entre mujeres solidarias, cuyas debilidades forman parte de una fortaleza trascendente a la que este espectáculo rinde tributo a través de su protagonista, Carmen Tórtola Valencia (Sevilla, 1882-Barcelona, 1955), interpretada maravillosamente por María José Peris, junto a su gran amiga, su gran amor, a cargo de Resu Belmonte. A su lado, Marta Chiner brilla como la temible Pilar Millán Astray en 1939, el año de la victoria fascista: una escena intimista describe el furor de los vencedores y la tensión que se respira es impresionante, desde el “No pasarán” al “Hemos pasao”, cantado por la misma actriz.

Voces, música, desarrollo intenso de lo histórico y lo atemporal en la vida de un fascinante personaje femenino desde que abandona la escena en 1931, tras bailar Carmen en Quito, decidida a regresar a España, y radicarse en Barcelona para deambular codo con codo en la gran revolución republicana. La derrota la espanta, le siguen años de adaptación… Pero la riqueza del texto de Begoña Tena y de la dramaturgia y dirección de Rafael Calatayud consiste en haber creado un vuelo mágico cercano al mejor Puccini sin que haya ópera expresa, acaso con sutiles ecos musicales de Turandot, Tosca, Manon Lescaut, Suor Angelica, un retrato de la exaltación y caída de mujeres de vigorosa personalidad a quienes el éxito las mantuvo divertidas y excitadas, y el fracaso de la vida social las terminaba destruyendo en una nube de imaginario consuelo.

Dulcísima imaginación con propios aditamentos musicales y escénicos, esta puesta en escena auspicia lo mejor del melodrama bien envuelto en un aire de comedia ligera que expande su talento rompiendo límites, marginando etiquetas.

«Son muchas las mujeres artistas que han vivido escondidas, silenciadas, apagadas por esa luz que, desde lo alto, irradia el patriarcado. Sería infinita la lista de todas aquellas que han quedado relegadas en la historia, pero que, hoy por hoy, aunque tarde, han dejado de verse como fantasía, ilusión y musas para convertirse en lo que realmente son, artistas. Es el caso de Carmen Tórtola Valencia (Sevilla, 1882 -Barcelona, 1955), conocida como la musa que enamoró a los poetas por ser protagonista de los versos de Rubén Darío, Pío Baroja o Vallé Inclán, entre otros, o la Maja del jabón, por ser imagen de muchos productos y marcas de la época. Sin embargo, no hablaré de lo que fue para otros, sino sobre lo que fue, es y será Carmen Tórtola Valencia.

Nació en el barrio sevillano de la Magdalena, de madre andaluza y padre catalán. A la edad de tres años emigró a Londres con su familia y después a México, donde quedó huérfana. Gracias a una familia de la alta burguesía londinense inició su carrera como bailarina, aunque también fue escritora, pintora y actriz. Sus referentes  fueron Isadora Duncan, la Bella Otero, Nijinsky y Mata Hari. Sin embargo, en poco tiempo, adquirió un estilo propio y diferente. Sus danzas mezclaban elementos fantasiosos provenientes de Oriente con la gracia del folclore español modernista. Fue creadora de la danza del incienso, la bayadera, la danza africana, la danza de la serpiente y la danza árabe, entre otras. Estas danzas desataron la polémica, pues, tras el estreno de su espectáculo Salomé, Tórtola Valencia tuvo que enfrentarse a la Iglesia católica, que consideró el espectáculo indecente e irreverente por mostrar la sensualidad del cuerpo femenino».

Extracto del artículo publicado en Habitación Propia el 31 de julio de 2019.

DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: RAFAEL CALATAYUD
TEXTO: BEGOÑA TENA 

UNA PRODUCCIÓN DEL INSTITUT VALENCIA DE CULTURA

NAVES DEL ESPAÑOL. SALA FERNANDO ARRABAL. HASTA EL 7 DE MARZO 2021