Aforismos

La fascinación por el aforismo de Javier Recas

Demetrio Fernández Muñoz.- Bajo el título El arte de la levedad. Filosofía del aforismo, Javier Recas publica en la colección “Scripta Manent” de la editorial Cypress Cultura un eslabón más de su competente trayectoria en investigación sobre aforística. Tras unos esclarecedores y visionarios Relámpagos de lucidez (Biblioteca Nueva, 2011) y Una grácil y aguda miniatura (Apeadero de Aforistas, 2020) nos llega ahora El arte de la levedad, una nueva aportación de quien ya puede considerarse, de facto, un referente en la teorización y la reflexión acerca del aforismo, tanto por la calidad de la bibliografía anteriormente citada, como por publicaciones paralelas en el tiempo, y aun tangentes, sobre el género (libros sobre hermenéutica, ediciones de clásicos como Marco Aurelio o Mark Twain, prólogos a libros de aforistas actuales como Manuel Feria y Emilio López Medina, y una labor activa y profusa en los formatos del ensayo y la reseña).

En esencia, el enfoque que se aprecia en El arte de la levedad se nutre de una “fascinación por el aforismo” (en palabras del autor) que lejos queda de obnubilarse a causa del embeleso, sino que se acerca, se origina inclusive, por la curiositas, virtud que luce triunfante cuando desemboca felizmente en el racicionio, como es el caso. Pese a ser el tercero sobre el género, se trata de un libro que todavía destila asombro por el fenómeno aforístico, el cual se contempla ahora a través de un balance entre el vuelo perenne, placentero y sorpresivo, al que le dan pie a Javier Recas los aforismos, y una profunda experiencia alimentada por un estudio constante, que actúa como contrapeso.

Quien lea El arte de la levedad asistirá al bagaje aforístico de Javier Recas, una suerte de lectura(s) del género interpretativa, consciente, extendida, apasionada, comprometida y “cultivada en una larga y entusiasta degustación del néctar de su agudeza y hondura”; una visión que le ha proporcionado una especie de rayos X capaces de discernir la naturaleza poliédrica del género, que “nada tiene que ver con las amables frases que se leen en tarjetas de felicitación o libros de autouayuda”, y sostener un argumentario que enarbole “una reivindicación  del aforismo frente a los recelos de una tradición que siempre lo consideró el hermano pobre de la gran obra y del gran sistema”.

El arte de la levedad está compuesto por un prólogo introductorio, ocho capítulos en los que se aborda a modo de prisma heterogéneo pero engarzado el fenómeno del aforismo, y una sección bibliográfica completa, clarificadora, abundante y provechosa a la par que apta para expertos e inexpertos. Cada capítulo encuadra el aforismo diversamente, pero siempre con el sostén de un hilo discursivo firme que va orientando la lectura por cuestiones constantes, mas irresolutas aún, sobre el género como: su concisión dimensional (en el primer capítulo, En los márgenes del silencio), la mostración epistemológica sui generis (en Flores cortadas), su forma polifacética (en Cien rostros), la simbiosis poético-filosófica de su naturaleza (en Verdad poética), el alcance y la mesura de su hondura conceptual (en Cargas de profundidad), su equilibrio de mot juste entre pensamiento y lenguaje (en El embrujo de lo liviano), su carácter atemporal en calidad de expresión mnemotécnica (en Formas de eternidad) y su didáctica del desengaño (en Vinos secos). Los diferentes bloques temáticos se conforman en torno a una argumentación sólida en la materia por parte de quien maneja con soltura tradiciones aforísticas varias (la clásica, la anglosajona, la hispánica, la francesa, la alemana…) y se mueve hábilmente entre las ricas y distintas caras que conforman las Humanidades.

Finalmente, me gustaría realizar una última apreciación. El libro El arte de la levedad se apoya en una selección de aforismos que, radicalmente, impulsa y propulsa los argumentos constituyentes y que, como corazón latente, encierra y hace que lata otra lectura, un lujo de antología personal, fascinante, que desvele que los textos “son los verdaderos protagonistas”. No es casual, ya decíamos más arriba que este libro de Javier Recas es fruto de su “fascinación por el aforismo”.

 

 

 

 

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