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‘Huellas’, de David Farrier

Huellas

David Farrier

Traducción de Pedro Pacheco González

Crítica

Barcelona, 2021

287 páginas

 

Por Ricardo Martínez Llorca / @rimllorca

Puede ser la entropía o la estupidez del mono al que le nació el dedo gordo con el que agarrar objetos, y así pudo desarrollar lo que llamamos inteligencia. Puede ser el efecto mariposa o el sadismo, la inconsciencia o un destino que algún dios con mal carácter impuso, sobre todo, a las próximas generaciones. Puede deberse a muchos motivos o podemos atribuirlo a cualquier razón que nos haga sentirnos sensatos, tranquilos, malhumorados o en trance de perdonar. Pero lo que es innegable es un deterioro de esa naturaleza que cada día necesitamos más, y la incapacidad de recular que estamos mostrando. No deberían caber interpretaciones lenitivas, pensamientos tipo disociación cognitiva para entendernos y justificarnos, mientras echamos balones fuera. El caso es que estamos dejando el planeta hecho unos zorros y dentro de poco empezarán a maldecirnos. Hasta que la naturaleza se recupere, y el ser humano como entre que forma parte de esta naturaleza, y pasemos a ser estudio de los paleontólogos del futuro.

¿Qué se encontrarán estos paleontólogos, arqueólogos, climatólogos? David Farrier nos propone un viaje sin malestar, en un ejercicio en el que narra mientras viaja, describe mientras estudia y expone sin fisuras. La preocupación de Farrier es ecológica y la dedicación es literaria. De esa combinación de ciencia, observación, naturaleza, lectura, historia y ficción, solo puede extraerse una referencia constante al mito. Farrier establece varios capítulos dedicados a los próximos fósiles que hoy estamos creando, y de cada uno de ellos encuentra una reminiscencia de un mito: griego, clásico, literario, artístico. Pues el libro está atravesado de tanto amor por la literatura como por la vida, y así los mitos viajan desde los que ya conocemos a los que posiblemente estemos creando. Los centros de interés fluctúan: el asfalto y el cemento, los huecos bajo tierra, los plásticos y el petróleo, los residuos nucleares, los animales que se adaptan a la contaminación, la invención de Caín… Cada momento está relatado desde lo vivido, viajes a la Gran Barrera de coral o a los cementerios nucleares de Finlandia, por ejemplo, pero también lo vivido a través de la lectura: las Metamorfosis de Ovidio, las novelas de Virginia Woolf. Ojalá ese espíritu del libro que se confiesa en el subtítulo –En busca del mundo que dejaremos atrás– se correspondiera a estas obras, y no a la basura, al deterioro de los ecosistemas, al calentamiento global.

El libro es delicioso. Es posible que muchos de los temas que trate los hayamos ya leído varias veces, con más vehemencia, pero no de forma tan contundente. Farrier planifica cada capítulo rigurosamente en el aspecto científico, y creativamente en el literario. Será, sin duda, uno de los grandes libros de divulgación científica que leeremos este año.

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