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La historia de Antonia y Jon pierde ritmo en ‘Rey Blanco’, su última parte

SARA ARANDA MARTÍNEZ. @SarArandam

Título: Rey blanco

Autor: Juan Gómez-Jurado

Editorial: Ediciones B

Juan Gómez-Jurado es periodista y autor de varias novelas de éxito traducidas a más de cuarenta idiomas. Reina Roja (2018), Loba Negra (2019) y Rey Blanco (2020) se han convertido en todo un fenómeno de ventas, con más de un millón de ejemplares vendidos. Gómez-Jurado también es autor de otras novelas como El Paciente (2014) y Cicatriz (2015), predecesoras de la trilogía del momento.

Antonia Scott se enfrenta a su última partida. Una en la que cada movimiento cuenta. Las piezas están dispuestas y Scott sabe que si pierde esta batalla, las habrá perdido todas.

El señor White la reta y, pese a que sabe que es casi imposible ganar, Antonia no se deja intimidar. Esta vez hay mucho en juego y a Scott no le gusta perder.

Rey Blanco es el último rompecabezas al que Antonia y Jon Gutiérrez se enfrentan. Uno muy estudiado y bien construido al que es imposible anticiparse. El autor no nos lo pone fácil, y Antonia Scott cuenta con ventaja. Su prodigiosa mente y su arduo entrenamiento le permite resolver los misterios antes que al lector y, eso, molesta un poco. Sin embargo, es agradable ir al ritmo de Jon, él confía en las intuiciones de su compañera y, como él, nos dejamos llevar. Cuando todas las piezas encajan y logramos descubrir el misterio es muy gratificante.

En la última entrega de la trilogía abundan las descripciones. En ocasione frenan demasiado el ritmo de la lectura y se hacen tediosas. La prodigiosa capacidad de Juan Gómez-Jurado para describir carreras y accidentes de coche se ve poco explotada en esta ocasión. Sin embargo, cuando lo hace es muy fácil sentir la adrenalina y la velocidad se transfiere a la lectura.

En esta ocasión, los personajes de Jon y Antonia son llevados al límite. Algo que no habría sido posible sin una gran evolución a lo largo de la trilogía. Scott vive una constante lucha interna que consigue sacar a la luz su parte más humana. Jon no pierde su humor ni en los peores momentos, quizás porque es su mejor autodefensa. Sabemos que Jon es vasco, ancho (que no gordo) y homosexual, lo sabemos desde Reina Roja. Y es por eso por lo que chirría un poco que su personaje, el estereotipo que representa, se lleve tan al extremo. ¿Es necesario que acabe cada una de sus frases diciendo “cari”?

Rey Blanco se compone de miles de tramas en las que Jon y Antonia siempre son el centro. En ocasiones es un verdadero lío atar cabos y no confundirte con la información, pero creo que ahí reside el verdadero éxito de esta novela. Es fácil de leer, es divertida y estresante al mismo tiempo.

Un recurso que vuelve a aparecer en esta entrega y que se utiliza para anticipar pequeños detalles, son las ilustraciones. Cuatro dibujos en blanco y negro que acompañan a cada una de las partes de la novela y que esconden la esencia de lo que va a pasar.

La contraportada de esta novela reza “el final es solo el principio”. Y, nosotros ignorantes, lo pasamos por alto. Cuidado, porque el autor nos hace un gran spoiler del final de esta historia. No diré más.

Si aún no lo has hecho, Juan Gómez-Jurado te invita a leer la bilogía de El Paciente y Cicatriz. Dos novelas que te darán algunas claves para conocer mejor al personaje de White. Rey Blanco es el final de la historia de Jon y Antonia. El final impreso, porque su historia continúa desarrollándose en la mente del autor. Por el momento, ambos se despiden, no sin dejar abierta la puerta de casa de Scott, donde puede que algún día vuelvan a encontrarse.

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