La arquitectura escénica de Alessio Meloni: una experiencia poética
Por Horacio Otheguy Riveira
Nací en Cagliari, Cerdeña, donde viví hasta los 9 años. Estudié en Génova y me vine de Erasmus a Madrid hace 12 años. Desde aquel día me quedé en la capital como si fuera mi casa trabajando y aprendiendo.
Hoy es un escenógrafo italoespañol de rica e intensa trayectoria. Su mirada singular y la artística habilidad de sus manos se desplazan mágicamente por dos mundos: el original donde nació y estudió hasta licenciarse en Bellas Artes/Escenografía Teatral por la Accademia Ligustica di Belle Arti de Génova, y el del presente donde trabaja en proyectos con varios meses de antelación, tras más de 50 montajes entre nosotros.
La originalidad de sus planteamientos visuales expresa profundas dinámicas entre textos, directores, técnicos e intérpretes que se mueven en el centro y alrededor de cada puesta en escena. Tan complejo el entramado teatral, en manos de Meloni las funciones se acomodan dentro de una arquitectura siempre original donde conviven armoniosamente palabras y personas, atmósferas poéticas y extrañas disfunciones en los a menudo dolorosos conflictos dramáticos.
Cada esceno-arquitectura de Alessio Meloni queda registrada en el espectador como elemento inolvidable de la representación que toque, siempre con un elegante distanciamiento, pues el creador no reclama protagonismo, no abusa del efecto visual, permanece único, intacto, pero plenamente integrado en la armonía rigurosa de cada producción con la certeza de que lo que de verdad importa es el resultado final. La totalidad de la propuesta. Así alcanza una admirable comunión de arte y misterio, rigor plástico y poética del teatro. Para los espectadores que se acerquen a estas escenografías siempre habrá una emoción extraña. La que surge de saber que nunca las representaciones son idénticas, pero reviven en un ambiente preciso en el que los intérpretes llevan de la mano a sus personajes. En este juego de creación excepcional del teatro, el artista plástico acude a una cita consigo mismo siempre diferente, un encuentro clave para conversar con sus propios instrumentos, su capacidad de entrega, de observación.
Con muchos proyectos en danza, Alessio Meloni ha detenido su intensa labor para componer este reportaje que quiere ser a su vez homenaje a la silenciosa tarea de una profesión que demasiado a menudo parece invisible, mientras el público resulta seducido por la totalidad del espectáculo.
Establecimos una conversación “robada” a su hiper actividad (también es profesor), entre dos estrenos: Rita, de Marta Buchaca, ya comentada en estas páginas, y Paloma negra, escrita y dirigida por Alberto Conejero, al tiempo que prepara Troyanas, de Séneca, en versión de Ángeles González Sinde, dirigida por Adriana Ozores.
¿Cómo vive usted la soledad del artista en compañía de tanta gente, como impone la actividad escénica?
«Bueno, lo vivo investigando como si fuera la primera vez, y también poniendo a raya mi ego, porque como bien sabe, mucha es la gente que rodea el trabajo del escenógrafo: que rodea y opina, y tanto es así que de todos mis trabajos suelo llevarme un aprendizaje porque todos cuentan historias diferentes y a la vez piden espacios distintos que incentivan a trabajar con dinámicas poco habituales o nuevos tipos de materiales e inspirarse en diferentes épocas, nuevos artistas o corrientes. Y hay muchas personas que contribuyen a que eso se lleve a cabo: desde dirección a producción, ayudantes, talleres (¡santos talleres!) y técnicos siempre en la sombra pero tan imprescindibles para que un montaje funcione al ciento por ciento.
¿Cuál es la relación entre creación técnica y emoción artística?
Bueno, ese es un tema que siempre conmueve. Es tanta la dedicación y tantos los sacrificios que ver nacer un espectáculo con su espacio suele emocionar mucho. En general, todos los trabajos me dan muchas alegrías. Lo fascinante es que en cada proyecto se aprende algo diferente, tanto a nivel artístico como humano. Dialogar con diferentes profesionales, entre ellos los directores, me suele enriquecer mucho, a veces aparto mi forma de ver las cosas y disocio mis gustos o preferencias y me acerco más al contexto que pida el director… Tengo claro que no se trata de adornar, pues no decoramos, ya que también contamos la historia como diseñadores. Apoyamos un texto o un actor. Yo, personalmente, me siento muy satisfecho cuando llega un mensaje o cuando da pie a una lectura aunque no sea la que había pensado. Pero cuando un espectáculo se estrena, es del espectador.
¿Con qué elementos trabaja desde el punto de partida?
Trabajo mucho con lo empírico, la metáfora, las texturas, las sorpresas, la perspectiva, los materiales, la estética…
El proceso empieza enamorándome del proyecto en el que vaya a trabajar. Si me enamoro, todo será más fácil como creador. Creeré en él y será más fácil justificar algunas elecciones tomadas. La sintonía con un director es importantísima, no se nos olvide que hay que saber ver y mirar como él lo hace, ponerse en su lugar para que todo tenga una armonía y un sentido. No se trata de hacer solo lo que me guste como escenógrafo. Hay que ir de la mano con todo el equipo. El resultado es un escaparate para muchos y hay temas que como ser humano pueden cambiar mi forma de pensar y mi forma de ver las cosas; claro que a veces me aferro a un punto de vista que considero indispensable, en ese caso no se trata de un asunto de ego, sino de hacerme entender, explicarme adecuadamente… y por lo general la cosa funciona».
A continuación, cinco de sus numerosas creaciones
DRIBBLING. Funciones previstas para septiembre 2021, Teatro Marquina, Madrid. Escrita y dirigida por Ignasi Vidal con Nacho Fresneda y Álvaro Rico. Iluminación: Felipe Ramos. OCTUBRE PRODUCCIONES.
Dribbling (Regate) es una obra de teatro de intriga con las siguientes características: Javi Cuesta es uno de los futbolistas mejor pagados de Europa, pero su vida se desmorona cuando aparece una acusación de abuso sexual en medio de las negociaciones para su traspaso a otro equipo. Él lo niega y su representante, Pedro Guillén, intenta comprar el silencio de la denunciante consciente de que su representado es conocido por sus salidas nocturnas y malas compañías. La chica no acepta el dinero y aparece muerta. ¿Qué ha sucedido realmente? ¿Es Cuesta culpable o ha sido víctima de un mundo sórdido lleno de intereses?
El peso de la fama y los juegos de poder en torno a una personalidad que no cae bien a nadie… Ignasi Vidal, como en Dignidad, enfrenta a dos hombres en un conflicto severo que hurga en sentimientos y disfunciones sociales. Un trabajo basado en diálogos envolventes, brillantes dentro de un contexto de creciente suspense.
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L´ELISIR D´AMORE. Reposición. Funciones previstas marzo 2021, temporalmente aplazadas. Teatre Principal de Palma de Mallorca. Melodramma giocoso operístico en dos actos con música de Gaetano Donizetti y libreto en italiano de Felice Romani. PRODUCCIÓN TEATRE PRINCIPAL.
Reparto: Nemorino: Iván Ayón Rivas; Adina Sara Blanch; Belcore: Joan Martin Royo; Dulcamara: Simón Orfila; Gianetta: Irene Mas.
Director musical Andrés Salado. Director de escena José Martret. Figurinista Lorenzo Caprile.
Estrenada en el Teatro Lírico de Milán en 1832, ha recorrido el mundo cautivando con sus prodigiosas arias románticas, en sí mismas piezas magistrales de numerosos conciertos como Una furtiva lágrima. En esta ocasión, se sitúa la historia de amor entre Nemorino y Adina en un hotel junto a una playa balear de los años sesenta.
Me llamó José Martret para realizar mi primera ópera. No nos conocíamos personalmente, pero enseguida conectamos. Esa conexión en el primer momento es clave para empezar a trabajar con entusiasmo. Ya él tenía la idea de que la acción transcurriera en un hotel de los años 60, y de inmediato me puse a elaborar colores, textura, variedad de planos y contraplanos de un juego escénico espectacular con una partitura y unas voces que han cautivado a todo el mundo a lo largo de la historia. Uno de los momentos más emotivos fue cuando Martret ideó que el aria Una furtiva lágrimas fuera interpretada por Neporino sentado en el proscenio, con las piernas fuera del escenario, como cayendo en el patio de butacas, y entonces yo hice descender unas lámparas que creaban el ambiente poético de ese galán que jugaba al amor como si fuera un niño.
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UNA VIDA AMERICANA. Texto, Lucía Carballal. Dirección Víctor Sánchez Rodríguez. Intérpretes: César Camino, Esther Isla, Vicky Luengo, Cristina Marcos. Diseño de Iluminación Luis Perdiguero. Temporada 2018. PRODUCCIÓN: LAZONA.
Desdichas entre ensueños en un retrato de familia de Tetuán en Minnesota, Estados Unidos, esperando al padre que las abandonó y que ha prometido un reencuentro con lago y truchas de fondo y felicidad de película. Nada es lo que parece en un juego de máscaras y revelaciones a través de un espectáculo concebido minuciosamente por grandes profesionales. Con Cristina Marcos a la cabeza en una formidable interpretación forjada con los destellos de un gran personaje.
Arriba, una panorámica del escenario. La acción transcurre al aire libre, en un bosque. La caravana en lo alto, sobre los árboles, tiene el toque onírico que a Meloni le pareció indispensable en su búsqueda de elementos coherentes con la trama, y luego el equipo de producción se hizo con la idea y se abocó a hacerlo posible. Abajo, Alessio resolviendo el detalle de una planta en la ventana por la que también se asomarán algunos personajes. Como puede verse, no es una figura de cartón-piedra, sino una vivienda temporal en la que se mueven los intérpretes y consolidan lo más atractivo de la función, un universo imposible que se esfuerza en hacerse realidad. Objetos, seres, sueños y frustraciones en Una vida americana sui generis, bañada indirectamente por el color by de luxe de las películas con las que todos nos hemos estado meciendo en muy diversos nidos.
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MARÍA TERESA Y EL LEÓN. Dramaturgia e interpretación: Susana Hornos. Dirección: Carolina Román. Iluminación: Manuel Fuster. Temporada 2019. HACHE PRODUCCIONES.
Un cuerpo vencido aloja un mundo construido a lo largo de una vida donde los conflictos se amasaban con la esperanza, el odio al fascismo con el amor por la revolución que confiaba en la potencia de la cultura para unir a los pueblos. Una mujer ha caído, su mente no responde, toda ella se fue desmoronando, pero si así acabó María Teresa León (Logroño, 1903-Madrid, 1988), Susana Hornos se propuso resucitarla, su texto llega a manos de Carolina Román, y entre ambas han forjado este espectáculo de gran interés histórico y profunda belleza audiovisual.
La producción es muy ambiciosa en todos los aspectos, pues sobre un escenario fabuloso inventado por Alessio Meloni (autor a su vez del vestuario) se desarrolla una función para una sola actriz que recrea en sólo una hora un tiempo de muchas mujeres a la sombra de hombres vigorosos como Rafael Alberti. Un tiempo de penurias en el que de país en país, fueron dejando su estela de fascinación, lucha y esperanza.
Esta fue la característica más difícil de plasmar, pero finalmente posible tal y como la ideamos porque logramos crear un equipo creativo muy potente con la aprobación, por otra parte indispensable, de la autora y única intérprete: un mujer a lo largo de su experiencia de vida, intelectual creativa que, sin embargo, siempre estuvo oculta tras la inmensa figura de Alberti. La mujer de…, como tantas en la historia. Entonces trabajé la posibilidad de una prisión terrible que, sin embargo, a lo largo de sus vivencias, de sus recuerdos, sus sueños… encontrara posibilidades de fuga, de allí que la energía del aparato escenográfico se alía con un vestuario blanco que se torna exuberante cual faralaes sin otro colorido que la propia existencia del personaje.
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LOS ASQUEROSOS. Autores Jordi Galcerán y Jaume Buixó (basado en la novela de Santiago Lorenzo).
Dirección David Serrano. Reparto Miguel Rellán, Secun de la Rosa. Escenografía y vestuario Alessio Meloni
Diseño iluminación Juan Gómez-Cornejo y Pilar Valdelvira. Temporada 2020-2021. UNA COPRODUCCIÓN DE OCTUBRE PRODUCCIONES Y EL TEATRO ESPAÑOL.
Los huerfanitos, primera novela de Santiago Lorenzo, también fue adaptada al teatro y comentada en estas páginas tras su estreno en Bilbao. Esta nueva adaptación se produce en su cuarto título publicado con éxito, y sucede a través de un brillante, por demás complejo, ejercicio de adaptación que influye muy positivamente en la exposición de una novela narrada por un hombre solitario que quiere y apoya a su peculiar sobrino en apuros. Novelísticamente tiene el cariz de un relato pormenorizado sobre las andanzas de alguien que en el teatro aparece con la gracia de Secun de la Rosa, capaz de dominar todo histrionismo para concentrar su energía en el lenguaje generalmente irónico, siempre rico en imágenes y retruécanos.
Mientras su querido tío narra su peripecia —en la formal entrega de un actor con la carismática sobriedad de Miguel Rellán—, al bueno de Manuel le pasan todas. Actores y personajes tienen una gran ventaja sobre la riqueza de la novela: su talento se ve maravillosamente arropado por una escenografía de impacto, poco y nada frecuente en los últimos años, donde confluyen una imaginación lúdica y un realismo de alto melodrama. Las viviendas por las que transcurre la acción dan a la representación un aporte creativo sumamente interesante.
«La decisión de componer esta estructura fue desarrollándose lentamente. Analizamos el texto, leí la novela, y en conversaciones con el director fue brotando la idea de que ante dos personajes y mucha historia narrada, dentro de una cierta teatralidad, había que crear en la escenografía otro personaje, más bien otros personajes con sus cambios de ambiente. Aquí, a la parte de las maquetas que voy armando y de los colores y texturas, podía darse otro inconveniente muy importante: la seguridad en la manipulación de la escenografía, protegiendo a la Compañía ante riesgos laborales. Cuando el proyecto digamos “arquitectónico” estaba en marcha hablamos con los actores porque su actitud iba a ser fundamental, ya que ellos movilizan las carras, con ayuda de dos técnicos, en una manipulación plenamente integrada con la acción. Los ambientes se exhiben como en los Pop-Up, es decir, esos libros que al abrirlos surgen construcciones muy atractivas. Desde luego, a Miguel Rellán y Secun de la Rosa les encantó la propuesta y ensayaron duramente hasta lograr que todo fluyera con naturalidad».
Alessio Meloni es miembro de la Asociación de Artistas Plásticos Escénicos de España (AAPEE), donde se lucha por los derechos de autor de los escenógrafos, hoy solo respetados en el mundo de la ópera. Un lugar de encuentro donde la solidaridad de estos artistas indispensables en las artes escénica logren fortalecer necesidades no tenidas en cuenta en el Derecho Mercantil ni otras posibilidades legislativas.
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