¿Va siendo hora de dejar a un lado los debates estériles sobre qué es un cómic?
El mundo del tebeo, del cómic, de las historietas o de las novelas gráficas parece que está inmerso en un debate sin final.
En el mundo del cómic podemos encontrar con personas que tienen la necesidad de establecer constantes diferenciaciones en un mundo cultural tan creativo y con tanta diversidad. Estamos hablando del mundo del cómic o del tebeo, aunque nosotros preferimos usar el término cómic. Por esta razón nos encontramos que unas personas hablan de tiras cómicas, de historietas, de tebeos, de cómics, de novelas gráficas, etc.
Sabemos que, en función de la zona donde nos encontramos, al cómic se le denominará de un modo u otro. De hecho, en Portugal se habla de banda desenhada o historias em quadrinhos, en Italia se habla de fumetti, en España tenemos al Tebeo, el Estados Unidos de América los cómics, en Francia la bande dessinée, etc. Esto es algo habitual, puesto que en cada región las cosas son llamadas de diversas maneras. La cuestión no es esa.
El gran problema con el mundo del cómic es que, en nuestra constante necesidad por diferenciar las cosas, podemos encontrarnos con los webcómics, las tiras de prensa, etc. Es decir, pareciera como si el formato o el modo de publicación lograse ser un elemento definitorio de un elemento cultural. Este hecho podría hacer que un determinado medio de expresión pudiera llegar a ser mejor considerado que otro. Algo que va en prejuicio de la creación artística de estas características.
Por esta razón sería beneficioso que, en función de las motivaciones o intereses de cada uno se utilice una denominación determinada, pero reduciendo al máximo la diversidad terminológica. Ahora bien, como indicó Jen Aggleton en 2019 en un artículo publicado en la Journal of Graphic Novels and Comics, existen multitud de esfuerzos por intentar delimitar qué es un cómic, aunque todavía no se ha llegado a un acuerdo.
Resulta interesante tener en cuenta la diferenciación que Aggleton muestra entre el concepto de novela gráfica y de cómic. La bisagra estaría en el ritmo de la narración. Expliquemos esto. Las novelas gráficas, según él, tendrían un ritmo narrativo más continuo. En cambio, el cómic presenta una característica narrativa más fraccionaria. Es decir, el cómic puede mostrar una imagen, un instante, una narración a trozos que mentalmente el lector reconstruye.
Particularmente yo tampoco sería partidario de tal diferenciación. Los cómics o, si se prefiere, los tebeos engloban a multitud de expresiones artísticas diferentes.
Por Juan R. Coca.