Alice Kellen conseguirá marcarte para siempre con ‘El chico que dibujaba constelaciones’

SARA ARANDA MARTÍNEZ. @SarArandam

Título: El chico que dibujaba constelaciones

Autora: Alice Kellen

Editorial: Planeta

Alice Kellen se ha convertido en todo un referente para los apasionados de la novela romántica. Hay quien la define como la nueva promesa de las letras españolas. Es amante de los gatos y el chocolate, y la música es su principal fuente de inspiración. Es autora de la bilogía Deja que ocurra (2019): Todo lo que nunca fuimos y Todo lo que somos juntos; y de las novelas Nosotros en la Luna (2020) y Las alas de Sophie (2020), entre otras.

El chico que dibujaba constelaciones fue autopublicada en 2018 por primera vez, y ahora, tras recibir el cariño de miles de lectores y la buena crítica de los expertos, vuelve a ver la luz de la mano de la editorial Planeta. La reedición de la novela más personal de Alice Kellen llega en un momento muy dulce de su vida, inspirada en sus abuelos conseguirá rozarte el alma.

Valentina no sabía que tenía el mundo a sus pies hasta que Gabriel le hizo mirar hacia abajo. Él. El chico que dibujaba constelaciones y junto con el que empezó a pensar en imposibles. 

Creo que esta es la sinopsis más breve que jamás haré. Pero es que a pesar de que es difícil resumir la vida de dos personas, estas dos líneas concentran la esencia de la historia de Valentina y Gabriel a la perfección.

Toda una vida comprimida en 297 páginas que consigue hacerte sentir los nervios del primer amor, provoca las lágrimas de las desilusiones compartidas, y las sonrisas de los triunfos y momentos más especiales. Esta es una novela perfecta en su longitud, ni larga ni corta, lo justo y necesario para disfrutarla sin hacerse tediosa, ni dejarte con ganas de más.

Me atrevo a predecir que El chico que dibujaba constelaciones es y será una novela atemporal. Es muy fácil empatizar con los personajes y su historia, pese a que comience en los años 60 del siglo pasado. Pero, sobre todo, será atemporal porque creo que es una novela que hay que leerse varias veces a lo largo de la vida y pasar de generación en generación. Contiene tantas enseñanzas ocultas que es preciso leerla con distintas edades, en distintos momentos o estados anímicos para ser capaz de comprender y ser conscientes del regalo que nos hizo Alice Kellen al escribirla. Si piensas que estoy exagerando es porque aún no has tenido este libro entre tus manos.

Es una novela adictiva. Es muy rápida y fácil de leer, perfecta para una tarde lluviosa y fría de invierno. O para un largo día en la playa. Si tuviera que adjudicarle un efecto o una sensación diría que te eriza la piel.

Los personajes de Valentina y Gabriel están muy bien construidos. Los conocemos en varias etapas de su vida y vemos su evolución. Valentina pasa de ser una joven tímida a luchar por sus sueños sin importarle las consecuencias. Gabriel pasa de ser un hombre seguro de sí mismo y sin preocupaciones a vivir cada momento con el corazón encogido, pero dispuesto a disfrutar hasta el final. Los personajes secundarios aportan mucho a esta historia, también tienen su historia, y sin ellos no podríamos terminar de conocer a los protagonistas.

Alice Kellen recurre en todas sus novelas a la música para ambientar la historia. En este caso aparecen grandes temas como Chica ye ye de Concha Velasco o Mi gran noche de Raphael. Grandes éxitos que consiguen ubicarte en el espacio y tiempo en el que tiene lugar cada momento.

El chico que dibujaba constelaciones es una novela agridulce. Y la verdad es que no soy capaz de ponerle ninguna pega. Quizás porque en su día la leí y me encandiló. Quizás porque dos años más tarde la he vuelto a leerla y ha conseguido volver a enamorarme. Está narrada de tal forma que consigue hacer de la imperfección de la vida la perfección. Quizás el único pero que pueda ponerle es que es una historia que se vive en el papel.