El TeatroscopioEscena

Miguel Rellán y Secun de la Rosa en victorioso combate contra «Los asquerosos»

Por Horacio Otheguy Riveira

Dos actores de estilos y trayectoria muy distintos se dan cita en una adaptación teatral de una novela insólita por situaciones y lenguaje. El resultado es una función divertida que invita a reflexionar sobre la necesaria soledad del valiente que es capaz de ser un inadaptado integral a todo lo repulsivo del mundo en que vivimos. Gran interpretación enmarcada en un complejo escenográfico excepcional.

Los huerfanitos, primera novela de Santiago Lorenzo, también fue adaptada al teatro y comentada en estas páginas tras su estreno en Bilbao. Esta nueva adaptación se produce en su cuarto título publicado con éxito, y sucede a través de un brillante, por demás complejo, ejercicio de adaptación que influye muy positivamente en la exposición de una novela narrada por un hombre solitario que quiere y apoya a su peculiar sobrino en apuros. Novelísticamente tiene el cariz de un relato pormenorizado sobre las andanzas de alguien que en el teatro aparece con la gracia de Secun de la Rosa, capaz de dominar todo histrionismo para concentrar su energía en el lenguaje generalmente irónico, siempre rico en imágenes y retruécanos.

Mientras su querido tío narra su peripecia —en la formal entrega de un actor con la carismática sobriedad de Miguel Rellán—, al bueno de Manuel le pasan todas. Su divertido periplo avanza bañado de un punto de drama característico del mejor teatro que ha firmado Jordi Galcerán (responsable de, entre otras, Carnaval, Fuga, El crédito, además del tan rodado Burundanga), esta vez coautor de la adaptación junto a Jaume Buxó (guionista y productor de Polónia). No lo tuvieron nada fácil, así que atravesaron la frontera de lo imposible con el sentido del humor que les ha acompañado en todas sus producciones:

¿Pero cómo se adapta a las tablas una novela en la que no hay diálogos? “Cuando leímos la novela Jaume y yo comenzamos a retarnos, casi como si fuera un juego”, cuenta Galcerán. “Es imposible, nos decíamos, es imposible. Después pensamos, qué coño imposible, ¡a que sí se va a poder! Y al final encontramos la manera de hacerlo”.

El joven ingeniero Manuel, que nunca ha podido trabajar en lo suyo es un asqueado resistente a una lucha por la vida que tropieza con una crisis tras otra en Madrid. Abrumado, siempre consigue salir de toda clase de embrollos apoyado en sus múltiples habilidades manuales. Su mejor amigo, un tío divorciado, psicólogo, muchos años trabajando en Recursos humanos en el campo industrial. Le comprende y apoya cuando se enfrenta sin querer con un antidisturbios atrapado por la carrera de una manifestación. Accidente fatal que le obliga a organizar un plan de huida para el que siempre tendrá el apoyo moral y a veces logístico de quien se empeña en protegerle.

Así las cosas, escape bien pensado tras muchos peligros. En un aislamiento que parece absoluto, el fugado llega a sentirse en la gloria, a no necesitar nada. Descubre un sosiego nunca imaginado, nos lo explica y lo vemos en un ejercicio visual donde no faltan elementos realistas, pero sobre todo resaltan todas las sensaciones mágicas, fantásticas, que brotan de nuestra capacidad de superar la adversidad. En este proceso llega gente inesperada, auténticos asquerosos cuyos perfiles ya ha conocido a lo largo de su vida, pero esta vez capaces de arruinar su existencia para siempre… y por ahí se encarrila la comedia: una función llevada de calle por el talento de sus intérpretes y la carga emocional nada común creada por el autor de la novela Santiago Lorenzo, quien, como el protagonista, ha conseguido vivir aislado del mundanal ruido…

Manuel lo que de verdad ansía es ser un ermitaño sin testigos que den fe de sus obras, un eremita con tantas ganas de estar solo que no admite en su ámbito ni la presencia de Dios. Perdido y quieto como la piedra que un romano tiró por un barranco en el siglo I y que allí sigue desde entonces…

Foto: Javier Naval.
Foto, Antonio Castro.
David Serrano exhibe un ejemplar de la novela de Santiago Lorenzo (Blackie Books, 2018) junto a Miguel Rellán y Secun de la Rosa, juntos en escena por primera vez. (Fotografía de Javier Naval).

 

Detalles de la variada escenografía de Alessio Meloni: ambientes en los que conviven —juntos y separados, gracias al ángel del teatro— los dos únicos personajes. Una esceno-arquitectura ideada por el artista hispanoitaliano que aporta notable dinamismo a la función, pero además incorpora una sucesión de ambientes como si se tratara de un libro de cuentos infantiles: variados hábitats en la lucha contra Los asquerosos que invaden la plácida soledad del protagonista. El material escenográfico abunda en formas y colores que dan a las eficaces interpretaciones un marco de sorprendente armonía. (Fotografías, gentileza de Alessio Meloni). 

Autores Jordi Galcerán y Jaume Buixó
(basado en la novela de Santiago Lorenzo)
Dirección David Serrano

Reparto Miguel Rellán, Secun de la Rosa

Escenografía y vestuario Alessio Meloni
Diseño iluminación Juan Gómez-Cornejo y Pilar Valdelvira
Música de Miguel Malla
Diseño gráfico y fotografía Javier Naval
Ayudantía dirección Luz Cipriota
Producción ejecutiva Rafael Romero
Dirección de producción Nadia Corral
Dirección técnica Ciru Cerdeiriña
Distribución Fran Ávila

Una producción del Teatro Español y Octubre producciones

TEATRO ESPAÑOL. SALA PRINCIPAL. HASTA EL 24 DE ENERO 2021

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *