Aquí comienza la noche
Por Jorge Mur.
El atardecer anuncia la llegada de un universo cuyo aspecto nunca conoceremos con exactitud. La penumbra posee la capacidad de darle la vuelta a todo lo que nos rodea, de ponerlo patas arriba hasta desfigurar su rostro por completo; acrecienta, además, nuestros miedos e imprime un ritmo parsimonioso que parece no seguir las nociones básicas del tiempo. El parque que una mañana cualquiera estuvo lleno de niños jugando, por la noche se convierte en un desierto negro insondable, al igual que las calles comerciales que vertebran nuestras ciudades y que con el transcurso de las horas, sobre todo durante la madrugada, visten la piel de un set de rodaje abandonado.
Christopher Soukup captura esta extraña mutación que se revierte cada pocas horas. Sus fotografías lanzan una pregunta: ¿cómo es posible que un espacio cotidiano se transforme en un área amenazante bajo la influencia de la penumbra y de la luz artificial?
¿Cuál es tu primer recuerdo con una cámara fotográfica?
Probablemente una Kodak Instamatic, una cámara analógica muy sencilla de apuntar y disparar. En realidad, diría que estaba un escalón por encima de una Holga para película de 35mm. No tardé mucho en preguntarme por qué mis fotografías se olvidaban rápidamente cuando usaba aquella cámara. Pero no fue culpa de la cámara.
¿Por qué creas o tomas fotografías?
En algún momento de la universidad me topé con unas imágenes de Ansel Adams y aquélla fue, probablemente, la primera vez que la fotografía me intrigó como un medio con el que se podían hacer más cosas aparte de capturar la línea de tiempo familiar. Pocos años más tarde, me regalaron una Pentax K1000 y estaba decidido a hacer fotografías en blanco y negro, ya que encontré que la naturaleza tonal simplista era muy convincente. Pero, francamente, no estaba en condiciones en mi vida, ni en mi madurez, como para trabajar duro y obtener algo un poco más allá de una simple instantánea.
Sin embargo, hace unos 7 u 8 años, algo hizo clic en mi interior y hallé la dirección en la que realmente quería esforzarme para hacer un trabajo interesante. En el fondo, quería un esfuerzo creativo en mi vida y, sin talentos naturales en la música u otras actividades artísticas, pensé que la fotografía era algo que podía aprender y en lo que podía trabajar. Me gusta el concepto de ser un fotógrafo en ejercicio, tomar una instantánea hoy con la intención de aprender algo para hacer una fotografía más interesante mañana. Me he dado cuenta de que disfruto mucho de todo el proceso, desde encontrar un tema e identificar el mejor momento, hasta editar y hacer una impresión. En cierto sentido, trabajar siempre así tiene una cualidad meditativa.
Muchas de tus fotografías son escenas urbanas nocturnas. ¿Qué te atrae de esta estética? ¿Cómo describirías la belleza de la iluminación nocturna y la soledad que impregna los espacios en penumbra?
Pasó un tiempo antes de que mis esfuerzos evolucionaran hacia las escenas urbanas nocturnas que mencionas. En la forma más simple de proceder hay algo interno que me empuja hacia escenas deprimentes, casi incómodas. Se trata de cómo se sienten las cosas en vez de cómo se ven.
Otro aspecto relevante es cómo se transforman las cosas al pasar de la luz natural del día a la luz y las sombras creadas por el hombre en la noche. Los lugares, y también las escenas, que pueden pasar desapercibidos e, incluso, esos lugares llenos de vida y actividad durante el día, adquieren una sensación de animación suspendida por la noche. De todos modos, me gustan las imágenes que te ponen en la línea de algo tranquilo, inocuo o amenazante.
¿Cuál es tu lugar favorito para pasar una noche?
Curiosamente, es posible que la respuesta sea Tucumcari, en Nuevo México. Es una antigua ciudad de la Ruta 66, en el suroeste de los Estados Unidos, donde todavía funcionan muchos moteles antiguos y otros establecimientos similares. Tiene un aspecto diferente, en el sentido de decadencia. He estado allí en tres ocasiones y planeo regresar este próximo invierno, siempre que la pandemia me lo permita, ya que ofrece muchas localizaciones para fotografiar, tanto de noche como de día. De todos modos, no creo que tarde demasiado en encontrar otro lugar favorito, pero por ahora no dejaré pasar la oportunidad de volver a visitar Tucumcari.
Tus fotografías poseen un marcado estilo “cinematográfico”. ¿Qué películas te han influido en tu carrera como fotógrafo?
Hay una serie de películas que generan una sensación que me gustaría recrear en imágenes fijas. Una de ellas es Mulholland Drive, de David Lynch. Es una de mis películas favoritas, sobre todo por la caótica presentación de la historia, la banda sonora y el estilo noir.
Otra sería In the Mood for Love, de Wong Kar-Wai, una película ambientada en el Hong Kong de los años 60 del pasado siglo. El título en inglés es un poco engañoso sobre la película, pero el estado de ánimo, el color y las emociones que presenta su director es un logro increíble, magistral. Puedo ver ambas películas muchas veces, y cada una de ellas tiene una presentación que es deseable emular.
¿Piensas primero en el resultado final o te dejas llevar por la intuición?
Descubrí que la mejor táctica para mí es cuando tengo dudas, es decir, preparar la exposición y preocuparme por el resultado final más tarde. A veces, sabes que algo es un desastre pero, en otras ocasiones, las fotografías que más te emocionan en el momento en el que las tomas no son las que ofrecen los mejores resultados meses después. Es complicado separar las emociones y lo que experimentas en el momento de hacer la fotografía con respecto a cómo ésta aparece frente a ti.
¿Hay algún asunto o tema que te obsesione y que aparezca reflejado en tus fotografías?
Trabajo bastante duro para eliminar los comportamientos obsesivos y los intereses… Aunque bueno, tal vez haga una excepción con la fotografía.
¿Qué otras pasiones tienes además de la fotografía?
Soy un aficionado a la música y al ciclismo. De hecho, con respecto a lo segundo, estuve varias temporadas compitiendo en bicicletas de carretera y de montaña y, aunque creo que mis días de carreras quedaron atrás, todavía disfruto mucho el tiempo que puedo pasar en la carretera o en un sendero con mi bicicleta, ya que esta actividad es, además, una excelente manera de despejar la mente y, en muchos casos, una oportunidad para descubrir lugares que fotografiar más tarde.
Finalmente, algunas preguntas cortas:
– Tu lugar favorito.
He estado en Hong Kong dos veces y me encanta.
– Un lugar que te gustaría fotografiar.
Tokio o el área del lago Biwa en Japón.
– ¿Cuál es el mejor consejo que has recibido?
Haz fotografías para ti mismo, comienza con una audiencia de uno. Nunca trates ningún aspecto como una religión.
– ¿Tu principal pregunta sin respuesta en la vida?
¿Quién era D.B Cooper?
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