«J´attendrai», de José Ramón Fernández, un autor en busca de sus personajes

Por Horacio Otheguy Riveira

Cantaban en Francia una canción que se festejó mucho en 1938, cercana una segunda guerra mundial que no se creía posible, después de la barbarie de la primera. J´attendrai es una canción en torno al amor en su dimensión más amplia: del descubrimiento y pérdida de una pareja a la solidaridad de cuanto les rodea: «Esperaré, de día y de noche esperaré siempre tu regreso…». Un dolor que al ser cantado y compartido se transforma en la alegría que conlleva toda profunda esperanza.

Cantan y bailan también los intérpretes en un escenario poco vestido, delante de una gran pantalla donde los miles de nombres de los españoles en campos nazis forman diversas figuras. Alegría del descubrimiento del amor, con su inevitable dosis de inquietud, y pocos años después el horror de los campos. Y en medio, un escritor que intenta indagar en una historia familiar que no ha sido capaz de escribir en veinte años. En este espectáculo ese YO lo interpreta Jorge Muñoz, quien cada vez que se adelanta en el escenario a hablar en primera persona rodeado de libros que ilustraron el pasado de José Ramón Fernández, ambos, el actor y el escritor de cuerpo ausente nos ofrecen una ansiedad conmovedora. Distante (para que podamos comprender, o hagamos el esfuerzo) y conmovedora: «… esta obra no está basada en una historia personal, sino en los libros que he leído desde que, hace veinte años, empecé a tomar apuntes para una historia que no soy capaz de escribir. No quiero responder a las preguntas que no le supe hacer a mi tío. Quiero que no se olvide esa lista de miles de nombres que publicó el Ministerio de Cultura de mi país y quiero que otras personas piensen que hubo hombres como yo, como quien me escucha ahora, capaces de hacer eso. Que hemos sido capaces de hacerlo muchas veces y que es fácil que eso pase otra vez. Nada más. Que alguien más piense en eso».

A lo largo de la función se nos ofrecen muchas perspectivas, aristas, puntos de vista, emociones a través de una labor de equipo muy bien actuada para oscilar entre abundantes emociones y la necesidad de frenarlas para transmitir una sucesión de pequeñas historias, voces que necesitan entrelazarse para dar pie al decisivo encuentro con los muertos que siempre nos acompañan. La mortandad de los ausentes es un susurro pertinaz que otros creadores de la literatura y el teatro han expresado, y aquí se nombran, algunos de ellos también desaparecidos, pero cuyo aliento fantasmal brota con fuerza en innumerables páginas e imágenes:

«YO.- En las páginas de Jorge Semprún, de Max Aub, de Antelme, de Primo Levi; en los estudios de historiadores como Bermejo o Pike; en las páginas de supervivientes casi anónimos como Alfonso Maeso, Maria- no Constante o Prisciliano García… entendiste que la lucha contra la barbarie tiene su arma más eficaz en la vida, en el deseo de vivir para vivir aquello que nos produce, si no felicidad, al menos alegría. Lo que nos hace personas. Por eso, en algunas de las cosas que has escrito, se ha podido leer que el arte
nos salva la vida. Yo Si por fin hubiera sido capaz de escribir esa obra; si esto fuera una obra de teatro, podría presentar un personaje que se llamase Yo y que dijera todas es- tas cosas. Es algo sencillo y ya no es original. Es un recurso que se encuentra en Tadeusz Kantor. Y también en una bella obra que Kantor inspiró a José Luis Alonso de Santos, que se titula El álbum familiar…».

En definitiva, una exposición coral en la que la ternura y la esperanza se dan cita entre muertos que reclaman el pertinaz recuerdo como emblema de una revolución mundial que imposibilite el aterrizaje de la persecución y el desarraigo. Un esfuerzo poético e ideológico a lo largo de episodios muy interesantes.

El autor busca a sus personajes, y ellos acuden y le siguen en un ilusionado recorrido por el amor y la muerte, con la feroz violencia del nazismo sobre todos ellos…

J´attendrai (Esperaré) (1)

Esperaré, de día y de noche esperaré siempre tu regreso.

Esperaré porque el pájaro que se va, viene a buscar el olvido en su nido.

El tiempo pasa y corre golpeando tristemente en mi corazón, pero yo esperaré tu regreso.

Las flores palidecen, el fuego se apaga.

La sombra se derrama en el jardín, el reloj teje sonidos muy lentamente.

Yo creo escuchar tus pasos.

El viento me trae ruidos lejanos, y en mi puerta escucho en vano.

Nada. Nada.

Esperaré, de día y de noche esperaré siempre tu regreso.

(1) «J’attendrai» (Esperaré) es una canción popularizada internacionalmente por Rina Ketty en 1938, aunque se trata de una traducción de la canción italiana «Tornerai» (Volverás) compuesta en 1933 por Nino Rastelli (letra) y Dino Olivieri1​ (música), inspirándose en una melodía de la ópera «Madama Butterfly» de Giacomo Puccini.

Autor José Ramón Fernández
Director: Emilio del Valle

Intérpretes: Chema de Miguel, Jorge Muñoz, Cristina Gallego, Camila Almeda, Denís Gómez, Paula Ruiz,
Javier Gordo

Coreografía y movimiento escénico Luz Arcas
Diseño de espacio escénico Arturo Martín Burgos
Diseño de iluminación José Manuel Guerra
Diseño de vestuario Cecilia Molano
Música original Montserrat Muñoz Ávila
Diseño de espacio sonoro Andrés Gosálvez
Diseño espacio audiovisual Jorge Muñoz
Ayudantía de dirección Gonzala Martín Scherman
Producción ejecutiva Salvador Sanz Frías
Ayudantía de producción Gabriel Blanco

Una producción de Inconstantes Teatro, Factoría Teatro y Teatro Español

Del 3 al 27 de diciembre de 2020. Naves del Español en Matadero. Sala Fernando Arrabal B

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Otras obras de José Ramón Fernández:

El minuto del payaso

Un bar bajo la arena

El laberinto mágico

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