¿Las mujeres solo se enamoran de los chicos guapos?
ECC acaba de publicar una interesante obra centrada en la los comienzos de Harley Quinn.
Adentrarse en las motivaciones de personajes tan complejos como los dementes protagonistas del llamado Universo DC no es sencillo. Este es precisamente el caso que nos ocupa ahora mismo, el de Harleen Quinzel. Esta joven y hermosa psiquiatra es mostrada como una persona con inseguridad, con un gran ego y muy brillante.
Quinzel entra en Arkham y comienza a tratar a diversos reclusos. Entre ellos está Joker quien es mostrado en una versión de carácter realista, pero guapo y atlético. Poco a poco se va conformando entre ellos una historia de amor con aire de obsesión. En este sentido Stjepan Šejić decide romper con la concepción clásica del personaje y con parte de la significación vinculada a Harley Quinn. Expliquemos esto.
Quinn es mostrada, constantemente, como una creación del Joker. Este elemento narrativo es que convierte en sumamente tóxica y desagradable la relación entre ambos. De hecho, en obras como Amor loco o en la obra recopilatoria Joker: La muerte en la familia se muestra como Joker manipula hasta la náusea a la psiquiatra. Posiblemente lo problemático que resulta el personaje de la psiquiatra vinculado con el maltrato machista, resulta inapropiado en el momento sociohistórico en el que nos encontramos. Ello podría ser una de las explicaciones plausibles del planteamiento discursivo de la obra.
En Harleen se muestra a una persona obnubilada por su pretensión de salvar a la ciudad de todo lo negativo que contiene y por un joven guapo, físicamente atractivo, aunque profundamente enloquecido. De ahí que la obra se entronca con una visión un tanto superficial de personajes como el Joker, y se adentra una vez más en el estereotipo androcéntrico de la relación entre ambos personajes. No obstante, la visión que se muestra de la doctora es más profunda de lo que ha venido siendo habitual. No obstante, me pregunto cuál es la razón para no mantener una imagen del Joker semejante a la planteada por Greg Capullo o por Jason Fabok (por mencionar dos artistas recientes). Una imagen donde la delgadez es parte importante del personaje, la fealdad e, incluso, un carácter y trato desagradable.
La obra tiene la característica principal, como parece estar siendo habitual en los últimos años, de adentrarse lentamente en la psique del personaje desde una perspectiva realista. En este sentido encontramos en el sello Black Label varios trabajos en este sentido. Algo que se separa de la visión clásica más enloquecida y “payasa” del personaje.
De hecho, la clásica Amor loco de Dini y Timm muestra a una Quinzel más propensa a la locura de lo que se puede comprobar en la obra de Šejić. Una relación profundamente tóxica debido al trato que el Joker le brinda a Quinn, aunque la personalidad demenciada de ella la conduce a la constante búsqueda de satisfacción de él. Podríamos decir que Quinzel quería ser Quinn, en la visión convencional de Dini. En cambio, en la obra Harleen la protagonista va siendo embaucada por un Joker al estilo de la afamada trilogía Millenium de Stieg Larsson. La doctora se va transformando a medida que su enamoramiento y su obsesión le conducen a ello. Ahora bien, tal y como muestra el autor, la doctora acaba siendo aprisionada por la mente de Quinn, en este juego constante entre razón y emoción.
Por Juan R. Coca