Novela ‘El hombre analógico’: Capítulo 1 – parte VII, ‘Heráldica barroquizada’
DANIEL FUENTES.
A Tertuliano, que en cuestiones de heráldica se desaforaba con especial facilidad, ese leoncito azul se le antojó muy poca cosa, y lo pintó como el león de El mago de Oz. La banda diagonal en rojo del original se terminó transformando por obra y gracia de su gubia en una lacería que envolvía todo el escudo como un regalo de San Valentín, y luego, uno de los cabos del lazo se iba anaranjando primero y luego dorando, y para cuando desembocaba en un camino, ya no tenía otro color que el mismísimo de baldosas amarillas, y se quebraba en zigzag hacia un horizonte feraz, presidido por el ojo omnisciente del Dios o de Oz inscrito en el triángulo equilátero de la Santísima Trinidad.
Así era el sello de los Sánchez de Valmaraíso en el momento de hundirlo en el magma de lacre, pero se seguiría abigarrando y barroquizando y cargando de galones y razones tras cada nuevo lance de ciudadanía y honor. Cuando la pasta del sello hubo coagulado, deslizó el sobre con la reclamación por
debajo de la vitrina de la taquilla por el peralte metalizado.