«Para hacer bien el amor…»: la libertad sexual española y las canciones de Raffaella Carrá

Por Horacio Otheguy Riveira

«Para hacer bien el amor hay que venir al sur». Un divertido homenaje al cachondeo libertario de los 80 (muy largos 80 desde el 75 hasta entrados los 90), cuando creíamos que todo lo bueno sería posible. El éxito internacional de una italiana de irresistible simpatía como Raffaella Carrá aterrizó en España cuando se abrían las compuertas de la dictadura nacional-católica del no te toques, no lo toques, ni lo nombres.

Su primer boom fue en el 75, el año de la desaparición del tirano en que se apoyaron instituciones que intentan renacer ahora, y en el 76 TVE la consagró mientras por América y Europa llenaba estadios y grandes teatros. El embrujo de la Carrá caló muy hondo en la España del destape y la glorificación del amor libre. Ciertamente en un contexto de alegría estentórea, en gran medida superficial, fiestera, para algunos hortera y cutre, lo propio de los agoreros de siempre, pero tras aquel fenómeno, el enorme éxito de la alegría desfachatada de la actriz-cantante que enamoraba también en las distancias cortas por su sencillez, antidivismo e increíble encanto personal, facilitando reportajes y entrevistas.

En este espectáculo que firma y dirige Ricard Reguant con dirección musical de Ferrán González, se rinde homenaje a aquella época, a través de las canciones de una mujer que cantaba a la libertad de todas las mujeres con entusiasmo. Curiosamente esta “felicitá” alcanzó a países que habían probado el néctar de la libertad sexual en la segunda posguerra mundial que a nosotros nos fue arrebatado, pero el efecto dominó de vivir intensamente, abandonando prejuicios, jugando con los cuerpos propios y ajenos, llegó a todas partes.

Claro que en España se produjo con características muy especiales: en pleno destape, los desnudos parciales y totales por todas partes, primero de mujeres, luego también de hombres: todo el mundo despelotado porque (como dijo una anciana ante un quiosco de prensa lleno de portadas en cueros): «Al fin pal cuerpo lo que es del cuerpo».

De manera que la revista musical más o menos pudibunda, las canciones melódicas muy edulcoradas con el romanticismo soñado y la llantina por los abandonos, se pusieron a un lado para que Raffaella cantara sin tapujos y todo el mundo tarareara melodías sumamente pegadizas (hasta la “intelligentsia” que siempre abomina de los fenómenos populares). A la vez el humor de grueso calibre provocaba carcajadas por los grandes cómicos de la época en teatros y sobre todo trasnoches en salas de fiesta, con los espectadores despatarrados entre copas y las sempiternas carcajadas liberadoras del público femenino.

También están aquellos divertimentos en este nuevo espectáculo de Reguant, que tan bien conoce el género, y por tanto la contagiosa diversión de los espectadores se da entre risas femeninas que disfrutan con la picaresca, hoy ingenua, casi infantil, de las chicas que aprenden a nombrar lo suyo con variedad de palabras otrora mal vistas en boca de una chica, del chichi al potorro, un desfile de supuestos tacos; los juegos en torno al tamaño de la “cosa” de los chicos; la muchacha sexy que no sabe que lo es, fatalmente tímida que aprende a enamorar y disfrutar; tríos, salidas de armarios, entradas de variopintas sorpresas…

 

Los chistes que entonces se llamaban “verdes” y la sinergia espectacular del equipo de actores-cantantes-bailarines consolidan una función especialmente alegre, desfachatada, sin necesidad de toples, como tampoco los necesitó la Carrá, pero, eso sí, todos luciendo palmito, según lo depare la sucesión de sketchs en medio de bailes y canciones sin respiro.

Un gran reparto de profesionales que no han vivido la época que ilustra el fondo escenográfico: telones con carteles que hicieron fulgor en aquel boom, de allí el mérito de la entrega de todos, en realidad jóvenes-veteranos, teniendo en cuenta la formación rigurosa que tienen en todas las disciplinas y la experiencia en diversos musicales. Pero además consiguen estar todo el tiempo en primera línea, algo que en los 80 solo llevaban a cabo los cómicos famosos, mientras el cuerpo de baile permanecía en la sombra: el desparpajo, la improvisación, en el pícaro juego con el público de ambos sexos de las primeras filas.

Patricia Arizmendi, Marta Arteta, Raquel Martín, Tamia Deniz, Miriam Queba, Mikel Hennet, Javier Enguix, Javier Toca. Un gran equipo que trabaja duro con agotadoras coreografías, sirviendo espléndidamente el propósito de la función que empieza y termina con la canción estrella: Para hacer bien el amor hay que venir al sur.

Para hacer bien el amor
hay que venir al sur
Para hacer bien el amor
iré donde estas tú

Sin amantes quién se puede consolar
Sin amantes
esta vida es infernal

Para hacer bien el amor
hay que venir al sur
Lo importante es que lo hagas
con quien quieras tú
y si te deja no lo pienses más
búscate otro más bueno
vuélvete a enamorar.

Un auténtico himno para millones de mujeres que bailaban y cantaban junto a otros mensajes similares que aquí también se cantan: Fiesta, Tuca Tuca, En el amor todo es empezar, 5353456, Dame un beso, Caliente caliente…

Tal vez quiero un amor (Caliente caliente). No lo sé. Será que solos moriremos. (Caliente caliente). No lo sé. Será que la piel arda, que hay estrellas, algo será. Caliente caliente (eh oh) Caliente caliente (oh ah). Caliente caliente (eh oh). Caliente caliente (oh ha). Como un beso con los labios abiertos, como un tren que sale esta noche será. Y si la oscuridad trae a un hombre que me toma como soy, no se arrepentirá…

Texto y dirección: Ricard Reguant
Dirección musical: Ferrán González
Coreografía: Cuca Pon
Diseño de iluminación: Luis Perdiguero
Diseño de sonido: Ricardo Gómez y Jorge Gómez
Técnico de iluminación: Javier Arnedo
Técnico de sonido: Laura Cabezas
Escenografía: Pablo Almeida y Gonzalo Buznego
Vestuario: Juan Ortega
Director de producción: Juan Carlos Parejo
Jefe de producción: Raúl Pardo
Ayudante regiduría: Jorge Amor

Una producción de El negrito Producciones.

TEATRO LA LATINA. HASTA EL 29 DE NOVIEMBRE DE 2020

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Para los que no consigan verlo en Madrid, habrá larga gira.

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Otros montajes de Ricard Reguant en CULTURAMAS:

«Hércules» circense y musical…

«La corte del faraón», brillante revista musical

Escalofríos en «La habitación de Verónica», de Ira Levin

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