«Comedia en negro», de Peter Shaffer por Suripanta Teatro: perfecta comedia coral

                                          MAE. Muestra de Artes Escénicas de Extremadura

Palacio de Congresos de Cáceres. 17 de noviembre de 2020

Por Francisco Collado

Suripanta Teatro inaugura la MAE (Muestra de Artes escénicas de Extremadura) con una hilarante y certera versión de  Black Comedy (Comedia en negro) de Peter Shaffer, dirigida por Esteve Ferrer. Una potente escenografía que juega con una habitación superior (siempre velada) y un juego escénico que nos remite a las comedias “de puertas” o la peripecia argumental de Darío Fo. La avería eléctrica que coloca a los personajes en un mundo al revés de oscuridad es una suerte de Macguffin que permite el desarrollo de una anarquía que, va ascendiendo como una inmensa e imparable ola. Shaffer esbozó la obra basándose en las convenciones de la iluminación teatral, siendo apoyado por Kenneth Tynan, del cual recibió consejos sobre la estructura y ayuda para encontrar la forma dramática de la obra. La escenografía (Ana Garay) del ático del Londres sesentero nos presenta unos muebles “prestados” del piso del vecino con la intención de impresionar al coleccionista millonario Bamberger (Jesús Martín Rafael). De este modo Brindsley (Simón Ferrero) mantiene a sus invitados en la oscuridad física e intelectual, ya que les oculta el “préstamo de muebles” mediante el aprovechamiento de las sombras.

La iluminación inversa permite al espectador visualizar las múltiples peripecias de los personajes a plena luz, mientras ellos fingen estar en la oscuridad. Esta premisa convierte Comedia en negro en un eficiente ballet en la sombra. Una hilarante comedia, a veces disparatada, a veces lúcida, a veces ácida pero tan bien escrita que la frescura inunda las tablas.

Los actores sortean con eficiencia el riesgo de la caricatura con espontaneidad y savoir faire, jugando con la potencialidad de la comedia del arte en cuanto a expresión corporal, con algunos instantes de puro clown defendidos por el elenco con  precisión coreográfica. Los siete actores de Suripanta, condenados a la oscuridad, desarrollan este embrollo vital  con carpintería teatral certera y un envidiable sentido del ritmo. Tropezones, dobles sentidos, gesto expansivo, palpaciones, equívocos y toda una serie de recursos son empleados sobre un escenario donde no se puede mirar al compañero esperando la réplica. Es el público quien ve lo que ellos no están viendo. La fisicidad juega un papel muy importante en las interpretaciones, destacando la espontaneidad (y los estragos) de Ana García (Carol) y el envarado coronel Melkett (Pedro Rodríguez). Suripanta destila a ritmo de ametralladora esta farsa de humor netamente brithist, con destacadas interpretaciones de Eulalia Donoso (Mrs. Furnival), especialmente en sus momentos etílicos, Pedro Montero (Harold) en su insufrible vecino anticuario o la vengativa y cáustica Clea (Nuria Cuadrado), de nada sutil ironía y amplios recursos cómicos. La premisa inicial se prolonga y se extiende hasta conformar un argumento propio de los hermanos Marx donde el absurdo se vuelve cotidiano y normal.

La iluminación de Juanjo Llorens juega con perspectiva inversa, bajando las luces en los instantes en que los actores encienden velas o cerillas y manteniéndose tenue en la zona de la habitación superior, y la ventana izquierda por donde transitan una y otra vez los personajes.

Suripanta nos presenta una construcción sólida, de perfecta comedia coral con personajes ágiles, extravagantes y caóticos, dentro de la más pura tradición escénica. Los actores juegan con gran habilidad con lo estereotipado de los personajes y lo arquetípico del pathos, magnificada por el hábil recurso de la iluminación invertida, para ofrecernos una intensa y lúcida oda al género de farsa.

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *