«Sombra y realidad», decepcionante visión sobre Galdós y sus mujeres
Por Horacio Otheguy Riveira
Un Galdós muerto y de entrecasa junto a Teo (Teodosia Gandarias), su último gran amor, fallecida tres días antes de su propio fallecimiento. El escenario entelonado con una lámpara de techo que desciende lentamente y el hombre, ya ciego, llamando a su querido perro. Hay penumbra, susurros, ella es Carmen Conesa, gran actriz, también con amplios conocimientos de música, que tocará el piano a lo largo de la función, y él un gran actor, Jesús Noguero, que asume al principio una enfermiza vejez que irá rejuveneciendo, al compás de los recuerdos.
Sus muertes se verán acompañadas por personajes de ficción aún muy vivos en la historia de la narrativa y la literatura dramática en castellano, así como por los principales amores de Benito: un circuito femenino en torno a un hombre decididamente genial en todos los ambientes por los que anduvo: hiperactivo periodística y artísticamente con tiempo para amar con notable entrega emocional a todas ellas (y económica para quienes necesitaran su ayuda).
Galdós: sombra y realidad comienza con una atmósfera conmovedora, despedida del escritor y Teo, con quien se escribió nada menos que 239 cartas: el amor desenfrenado de viva voz, cuerpo a cuerpo y por escrito en el pasado. El presente es en zona enigmática donde se hallan los muertos que necesitan volver a encontrarse. Muy interesante propuesta. Pero el atractivo se acaba pronto… pues la grandeza del amor libre vivido a tope, cruzado con el de las cadenas sociales, presentes en sus obras, se desarrolla en un superficial batiburrillo en el que ninguna promesa se cumple: Galdós carece de fuerza (pese al talento del actor) en un texto con más frases hechas que situaciones y diálogos fluidos. Lo vibrante de los acontecimientos se expresa a través de una puesta en escena visualmente muy imaginativa (metateatro y toque surrealista, colorido de época y recursos de hoy) que distrae, entretiene por encima de diálogos forzados, a menudo inverosímiles que malgastan los esfuerzos de los intérpretes.
Lo más logrado, el movimiento corporal de todo el espectáculo (una constante en las obras de Pilar G. Almansa), y sobre todo las emotivas y divertidas escenas con Emilia Pardo Bazán, así como uno de los dos encuentros con Concha [Ruth-Morell] una malísima actriz, pero muy sexy a fuerza de considerarse una de las grandes y disfrutar mucho “con volver locos a los hombres”. Lo demás es bastante lamentable, pues nada queda de la personalidad apasionante y apasionada de Pérez Galdós, por el contrario, he salido del teatro con la penosa sensación de haber visto una empobrecedora visión de acontecimientos extraordinarios.
Aparecen en escena cinco mujeres con las que mantuvo intensas relaciones: Concha-Ruth Morell, Teodosia Gandarias, Emilia Pardo Bazán; Lorenza Cobián, madre de su única hija, y su prima Sisita, primer amor.
También cuatro de sus mayores personajes: Marianela, Fortunata, Tristana y Doña Perfecta, todas ellas tratadas fugazmente en unas versiones carentes de su fuerza original.
Autores: Ignacio del Moral y Verónica Fernández
Adaptación y dirección: Pilar G. Almansa
Intérpretes: Marta Aledo, Carmen Conesa, Amparo Fernández, Jesús Noguero, Diana Palazón, María Ramos, Ainhoa Santamaría
Espacio escénico José Luis Raymond (AAPEE)
Diseño de iluminación Carlos Torrijos (AAI)
Diseño de vestuario Vanessa Actif
Composición música original Mariano Marín
Movimiento escénico Amaya Galeote
Ayudante de dirección Manu Báñez
Ayudante de escenografía Laura Ordas
Ayudante de vestuario Mónica Tejeiro
Una producción del Teatro Español
TEATRO ESPAÑOL. SALA PRINCIPAL. DEL 18 DE NOVIEMBRE AL 13 DE DICIEMBRE 2020
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Otros trabajos de Pilar Almansa:
«Mauthausen. La voz de mi abuelo»: un asunto de hombres en manos de dos mujeres de teatro
«El buen hijo»: teatro de alta tensión
«Cama»: asombroso encuentro vestidos y desnudos
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