«Tribus»: una notable propuesta teatral sobre el vigoroso empeño en ser uno mismo
Por Horacio Otheguy Riveira
Lo surrealista de la existencia se teme a sí misma y logra dilucidarse en su propia naturaleza familiar; en realidad lo hace en una figura desnaturalizada de la familia, fuera de todo orden orgánico, según las normas de convivencia al uso. Lo que se cree justo, lo solidario en la Tribu que cada uno necesita para respirar se convierte en una comunión crítica. En este marco, lo disfuncional se presenta como una cotidianidad que enferma y ahoga, salvo que uno de sus miembros explote y asuma el vértigo de la posible libertad, al luchar por ser aceptado tal cual es.
Tribus, de la inglesa Nina Raine, dirigida por Julián Fuentes Reta, es un espectáculo insólito que se abre a profundos conocimientos sociales y emocionales, todo profundamente relacionado para representar con palabras y lenguaje de sordos conflictos que atañen a todos.
La puesta en escena ofrece un ritmo frenético con un arranque de teatro costumbrista, casi naturalista, al que poco le falta para invadir la escena con el humo de cacerolas mezclado con el del prohibido del tabaco en jóvenes que se quieren rebelar y no saben cómo hacerlo. Este panorama de familia rutinaria se inflama de la alienación de la intransigencia de algunos frente al carácter desolado de otros, y en medio uno que es sordo en un ámbito familiar donde se le ha negado esa discapacidad por temor a su carácter sectario, minoritario. Todo se desarrolla entre voces altisonantes y bastantes tacos en una versión española que refleja adecuadamente el tono popular con que fue escrita en inglés. Y el lenguaje castellano que se aplica también se imprime en sucesión de subtítulos que aumentan a medida que el lenguaje de signos adquiere mayor peso, pues ansía, necesita, tener vida propia.
Tribus alienta la esperanza de la solidaridad en medio de una locura de existencia cuando de verdad se reclama un lugar en el mundo. Hay abrazos que cuesta conseguir, pero cuando llegan iluminan de nueva forma el planeta. El pequeño planeta familiar para expandir su energía por todas partes.
En definitiva, un espectáculo muy recomendable por su doble carácter de denuncia social y afirmación de un colectivo, pero incluso mucho más allá, porque la lucha del hijo que descubre fuera del nido una nueva razón de ser y provoca una gran crisis vale para toda aspiración al cambio, un cambio que indefectiblemente gira ante la imperiosa aparición de una crisis por donde menos se esperaba.
El elenco se afirma en una labor de equipo encomiable. La escenografía permite un disposición de ámbitos muy interesante. La dirección de Fuentes Reta ha optado por tres partes muy diferenciadas sin necesidad de crear intermedios. De manera fluida se pasa de un aire costumbrista cercano al sainete a una dinámica de intimismo psicológico para acabar con una singular conformación de teatro simbolista. En todas las fases los seis intérpretes se muestran entregados, sortean airosamente las dificultades del vaivén estilístico de la dirección con un espíritu de auténtica familia teatral para exhibir el cruel desorden de muchos momentos donde prevalece la agresividad de quienes necesitan afirmarse a grito pelado, pero los más débiles nunca se dan por vencidos. La fortaleza de las actrices y los actores aporta una representación muy gratificante.
Tribus trata sobre el lenguaje, sobre los signos, sobre la comunicación. Tribus trata sobre una familia, y sobre el concepto mismo de grupo, de clan, y lo que nos hace pertenecer a uno, y, quizás obligatoriamente, nos separa del resto. El texto de Raine es agudo, luminoso y en ocasiones oscuro y opaco. En esto, es igual que la lengua que hablamos, cualquiera que sea, español, inglés, o igual que cualquier lenguaje que utilicemos, puede ser un instrumento de comunicación, o una barrera infranqueable, dependiendo de la voluntad de aquellos que lo usan. Raine nos muestra, con humor y contundencia, que el lenguaje, ya sea nuestra lengua oral, o la lengua de signos, o del tipo que sea, es solo una herramienta. La voluntad de qué hacer con ella está en el que la usa. Recordemos eso.
Ojalá esta pieza pueda hacernos, a nosotros los primeros, al explorarla, revisar muchas cosas que damos por sentadas acerca de la comunicación, y de la pretendida identidad que surge de dominar un idioma. En ese aspecto, Tribus es un tour de force extremadamente divertido y profundamente inclemente. Julián Fuentes Reta
Texto Nina Raine
Adaptación Jorge Muriel
Dirección Julián Fuentes Reta
Cristóbal Enric Benavent (Color violeta en el subtitulado)
Silvia Ángela Ibáñez (Color naranja en el subtitulado)
Isabel Ascen López (Color rosa en el subtitulado)
Daniel Jorge Muriel (Color verde en el subtitulado)
Guille Marcos Pereira (Color amarillo en el subtitulado)
Ruth Laura Toledo (Color celeste en el subtitulado)
Escenografía Elisa Sanz (AAPEE)
Iluminación Felipe Ramos
Vestuario Sofía Nieto (Carmen 17)
Espacio sonoro Iñaki Rubio
Videoescena Álvaro Luna
Intérprete de lengua de signos española David Blanco
Subtitulado Eva Hernández
Fotografías marcosGpunto
Cartel Javier Jaén
Producción Centro Dramático Nacional con la colaboración de Octubre Producciones
Con la colaboración de la Federación AICE (Asociaciones de Implantados
Cocleares de España), Salaïta y British Council
CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL. TEATRO VALLE INCLÁN.
DESDE EL 6 DE NOVIEMBRE AL 27 DE DICIEMBRE 2020
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También en CULTURAMAS
«Consentimiento» de Nina Raine, dirigida por Magüi Mira
«La voz dormida», dirigida por Fuentes Reta
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