La locura en el psiquiátrico más famoso del cómic renace de sus cenizas
ECC reedita una de las obras más reconocidas de Sam Kieth: Asilo Arkham – Locura.
Grant Morrison y Dave McKean crearon una obra maestra con su Arkham Asylum – A Serious House on Serious Earth publicada en 1989. Tras 21 años Sam Kieth, junto a Michelle Madsen y Dave Stewart, se atrevió a hacer una especie de continuación de la afamada obra de Morrison y McKean titulada Asylum Arkham – Madness.
Esta novela gráfica centra su interés, al igual que la primera, en el icónico edificio gótico donde se encuentra el personaje de El Joker. Este personaje logra que esta institución se convierta en un lugar donde sus paredes supuran locura y perversión. Trabajar entre sus paredes es, prácticamente, una tortura para cualquier persona. Por esta razón, Kieth considera de gran interés mostrar como el comportamiento de los reclusos (especialmente del Joker) transforma este lugar en uno de los peores imaginables.
En Asilo Arkham – Locura uno de los personajes centrales es el de la enfermera Robbins. Ella es representada como la identificación de la familiaridad, del afecto y del cariño. Vemos la relación con su hijo, así como su desesperanza por no estar con él. Partiendo de este relato emocional y realista, la novela nos conduce al mundo de lo psicopatológico y de lo terrorífico.
Kieth emplea este tradicional recurso narrativo de carácter emotivo-romántico para generar impacto en el lector y mostrar, en el polo opuesto, un discurso opresor, cercano al terror y con cierto aire surrealista. Resulta interesante el reloj colgado de la pared de Arkham colocado a mucho distancia del suelo.
A medida que transcurre la obra, dentro de esta estructura narrativa, el Joker adquiere mayor protagonismo y se muestra, a través de sus acciones, lo horripilante que resultaría trabajar en este centro. Joker disfruta matando y necesita seguir haciéndolo incluso estando recluido. En este sentido vemos que al ir pasando páginas vemos como él es el causante de diversas muertes en Arkham.
Ante esta situación de muerte, locura y desesperación la enfermera Robbins decide seguir adelante gracias a los pequeños elementos de la cotidianidad. Estas “pequeñeces” le dan esperanza suficiente para seguir adelante. ¿Esperanza? Bueno, es posible que Arkham, de un modo u otro, genere cierta dependencia.
Sam Kieth es uno de los creadores que más han acercado a los personajes del mundo de Batman al surrealismo, aunque no tanto como Devin Grayson en su Batman/Joker – Intercambio. Estos elementos también pueden apreciarse en otras obras suyas y hacen que su trabajo pueda no ser bien comprendido, aunque resulta extremadamente interesante por la cantidad de matices que aporta. Esto mismo también se puede encontrar en obras como Batman – Fantasmas y Batman – Secretos.
Por Juan R. Coca