Reseña de Fragmentaciones del silencio, de Ana Ivis Cáceres
Por Yolanda Felicita Rodríguez Toledo.
A una poeta le esperan grandes retos cuando se enfrenta al soporte en blanco que resulta necesario ante la inminente presencia de la inspiración. Ese preciso momento de sacar al exterior lo que se ha acumulado dentro y ya no es pensamiento pausado y reflexivo, sino que resulta explosión en su más sublime momento de efervescencia que acontece casi de manera natural, como emanación involuntaria, pero conscientemente.
Fragmentaciones del silencio, es un poemario que nos invita a dialogar con el universo de su autora, Ana Ivis Cáceres De La cruz; quien nos muestra códigos de diferentes planos cósmicos y sus elementos, sin contemplaciones ni miedos, asumiendo con valentía explicita los retos que supone la veracidad del escriba que plasma memorias en su diario. La sinceridad de los parlamentos conmueve por su esencia humanamente tangible.
Tuve el gusto de enfrentarme a las primeras versiones de los textos que conforman Fragmentaciones del Silencio, cuando todavía no eran más que un manojo de versos que la autora llamaba “mis fabulaciones poéticas”, pero confieso que como receptora en la cual ella había depositado su confianza, supe desde que entablamos comunicación y recibí los primeros borradores de sus manos, que había mucho potencial en ella no solo como creadora, sino que tuve la certeza de estar ante una joven mujer con necesidad de comunicarse con los otros para liberar todas sus ataduras y cargas; y al revisar la proyección estilística encontré mucha singularidad en el impulso de sus clarividencias, ya que las desgarraduras eran relucientes, al punto de poder respirarse armonía, coherencia y verosimilitud en los parlamentos expuestas de manera directa. Todos los estados de ánimo confesos eran palpables, lo que permitió visualizar un desdoblamiento muy personal, un vuelo desde y hacia la luz que me conmovieron y llevaron a aguzar más todos los sentidos, ya que había mensajes que solo sería capaz de comprender si prestaba una atención más centrada en los códigos y señales de los elementos intangibles.
El discurso poético es directo, sencillo, con uso acertado de recursos literarios; la autora, Ana Ivis Cáceres, nos hace participes de dolores y ausencias; nos invita a vivir situaciones que permanecen enquistadas en el recuerdo: Anhelos postergados por la distancia que no suponían el alejamiento familiar, la espera del regreso a la paz del hogar, a la zona donde todo equilibrio es afrontado con igual magnitud, es exactamente lo que ilustra este fragmento del poema “Intuición”: “Desafío a la intuición: / Jamás ha fallado. / Decido saltar, / y suspendido veo cada intento”.
Está la certeza absoluta de contrariedad y esbozos de giros y saltos como pautas que simbolizan el desamparo. Hay evidentemente un desconcierto en la necesidad de fuga, en intentos que transcurren secuenciales como en una filmografía donde el narrador personaje mira desde arriba como un Dios que lo sabe todo, y va contando.
Un movimiento punzante ejecuta la danza del fin, cito el poema “Insomnio”, como ejemplo: “La Luz me abandonó / cuando tomé el café / amargo”.
Evidentemente se expresa un modo de amanecer que la autora describe como diferente, a la vez que enfatiza en el detalle del café que no sabe igual a como suele tomarlo y le gusta; al tiempo que enuncia que algo está sucediendo y es un acontecimiento que la aleja de la iluminación, y que no acepta.
Algo similar sucede en el poema “Vicio”: “Ignoro/ el agua en la boca ,/ la arritmia; / doy la espalda al humo / que lo inunda todo”.
La negación de la negación, como fundamento filosófico está presente en la vida, no aceptamos el final aunque lo veamos venir de frente a nosotros, y es precisamente porque eso es también la sobrevida: no aceptación, evasión de la realidad como vía de escape: “Ha roto conmigo el universo. / Me ha dicho: / eres como yo, / o no existes”.
Todas las rupturas que asumen los entornos líricos están marcados por sujetos y objetos verosímiles que pertenecen a la realidad de la mujer que canta como protagonista de estaciones cifradas por la soledad y la búsqueda de respuestas ante las incertidumbres que la circundan.
Uno de los textos más ilustrativos del poemario es “Mi cuerpo”: “Mi cuerpo encaja en cada ruta / de la estructura que armas a pedazos. / Complementa la sombra cuando vuelvo / sin miedo sobre el abismo”.
Es precisamente, aquí, donde se define al cuerpo como fragmentaciones de algo real, que está constituido por partes de una existencia terrenal que acepta el final sin miedos y lo reconoce como complemento del circulo que define a la vida de todos los seres humanos.
Hay sentencia y fabulaciones en todos los versos que integran este poemario, aparecen motivaciones como la luz, el humo, la soledad, la vida, la muerte, la casa y la familia; y el amor, y siempre la ausencia de la otra mitad sentimental que complementa y sostiene; cito momentos de algunos de estos textos que están todos unidos por un hilo invisible que los mueve, que los sacude, y los enmarca en diversas circunstancias: en “Hilo de humo”: “Cuelga un hilo de humo / con una tos sin prisa / capaz de traducir cada palabra”; en “Sobreviviente”: “Quiero pensar / que detrás de esa puerta queda vida”; en “Fragmentos II”: “De tanto caminar sobre cristales rotos / mis pies estallan también como cristales”.
El poema que cierra el libro “Fragmentos III”, representa un grito desolador, de dientes y tajos de tiempo y espacio real, donde se pactan compromisos con mapas y brújulas: herramientas necesarias para el retorno, en fuga inminente ante la posibilidad de prolongar estancias en locaciones ambiguas, fuera de contexto, y cito: “Esta isla es un dibujo inconcluso, / un guiño a la lógica, / una mueca”.
Ana Ivis Cáceres De La Cruz, Sancti Spíritus, Cuba, 1972. Licenciada en Estudios Socioculturales. Escritora, miembro de la Asociación Hermanos Saiz. En el año 2001 formó parte de La Cantata de los Cien, que contó con la participación de poetas e intelectuales cubanos; y en 2003 participó en los “Juegos Florales”, evento auspiciado por la Poeta Matancera Carilda Oliver Labra.
Treinta y tres poemas conforman Fragmentaciones del silencio, su primer libro de poemas para adultos publicado, aunque también cuenta con otros títulos inéditos de narrativa.
Tuve la oportunidad de ver materializarse este sueño, soy testigo de sus murmullos y lamentaciones, visualicé cada instante en los dibujos que, a petición de la autora, realicé para la portada e interiores del poemario; ahora te invito a leerlo, lo pongo en tus manos con la misma confianza y satisfacción con que la autora lo hizo llegar a las mías: Fragmentaciones del silencio, de Ana Ivis Cáceres De la Cruz (Spanish Edition) Edición Kindle, Editorial Primigenios de Miami, Estados Unidos, disponible en AMAZON.
Buen artículo, da gusto leerte.