‘Leo y Robert 11:50’, un romance a salvo de los convencionalismos heteronormativos

SARA ARANDA MARTÍNEZ. @SarArandam

Título: Leo y Robert 11:50

Autora: Reginah George

Editorial: Selecta

Reginah George es una joven californiana amante de la limonada recién hecha y de Lana del Rey. Le gusta escribir historias que a ella misma le encantaría leer y con las que poder sentirse identificada. Leo y Robert 11:50 es su primera novela, y la primera entrega de la trilogía Leo y Robert.

Leo Walden ha sido rechazado, una vez más, por el programa de becas con el que podría hacer realidad su sueño.

Leo no acaba de superar su última relación y su padre se ha ido de casa. Leo Walden no está pasando por un buen momento.

Sin embargo, todo cambia cuando la editorial Scorpion le contrata para sacar adelante una importante campaña de marketing. Allí conoce (o reconoce) a Roberto Real, su nuevo supervisor.

Parece que Roberto no le recuerda, pero Leo cree estar seguro de que es aquel chico misterioso con el que soñó durante todo el verano. ¿Se estará equivocando o su memoria no le falla? ¿Será capaz de encontrar el momento oportuno para preguntarle?

Leo y Robert 11:50 hace que te des cuenta de lo acostumbrados que estamos a los convencionalismos. En pleno 2020 cuesta encontrar entre los grandes éxitos novelas que se salgan de la heteronormatividad. Sí, a todos se nos viene a la cabeza Llámame por tu nombre, de André Aciman, pero no deja de ser una historia de amor prohibido, un amor a escondidas (que todos sabemos cómo acaba) y de autodescubrimiento de la sexualidad. Sin embargo, en la primera novela de Reginah George no se habla de la homosexualidad, se habla del amor y del desamor, sin necesidad de categorizar lo que ocurre entre sus protagonistas. Es un romance más, pero que destaca (desafortunadamente en este siglo) por tratar con naturalidad un amor entre hombres, una historia que por primera vez es protagonista y no secundaria.

La historia que alberga en sus páginas Leo y Robert 11:50 es muy fácil y rápida de leer. Quizás, en ocasiones, demasiado rápida. Me hubiese gustado poder recrearme un poco más en el recuerdo que Leo tiene de ese chico que conoció en verano. Además, la evolución del personaje de Robert es un poco brusca, repentina.

Leo es el narrador de su propia historia y su vitalidad e ilusión por todo lo que hace y cree se transmite a la perfección a través de la voz narrativa. No abundan las descripciones físicas, y aunque nos gustaría poder conocer un poco más a los protagonistas y otros personajes tal y como los ha pensado la autora, se agradece poder imaginárselos libremente.

Los diálogos permiten vislumbrar la personalidad de cada uno de los protagonistas a la perfección con un carácter muy marcado. Las conversaciones a través del correo electrónico y los chats tienen un gran protagonismo en esta historia. Dos medios que le aportan verosimilitud, dos medios que forman parte de nuestro día a día y que se usan con mucho acierto. Además, no se abusa de ellos. En Leo y Robert 11:50 no hay capítulos eternos de mensajes de texto, Reginah George sabe que es un buen recurso, en su justa medida. Y es que ya lo dice el refrán: “lo poco gusta y lo mucho cansa”.

Un detalle maravilloso de esta historia es que Leo nos hace partícipes de su trabajo. Leo lucha por convertir en un éxito la nueva novela de la autora Emma B. Linderman, El tiempo que nos separó, y comparte con nosotros pequeños fragmentos de esa otra historia. Literatura dentro de la literatura. Dos relatos con estilos muy distintos, pero que ayudan a entender mejor los momentos por los que pasa el protagonista.

Antes de empezar a leer esta novela sabemos que la historia de Leo y Robert aún no tiene punto final. Sin embargo, no estamos preparados para el desenlace de la primera entrega. Cuando todo salta por los aires la primera reacción es pensar en el culpable. Y cuando parece que las nubes se disipan surge un sentimiento de rechazo, ¿por qué ahora? Si no sabes de qué hablo tienes que leer Leo y Robert 11:50, y si estás tan frustrados como yo, solo tienes que marcar en el calendario el 12 de noviembre, y esperar a salga Leo y Robert antes de tiempo. ¿Qué tendrá preparado el futuro para Leo Walden?

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