El futuro recordado, de Irene Vallejo
El futuro recordado
Irene Vallejo
Editorial Contraseña
Zaragoza 2020 151 páginas
LUZ DE UN PASADO FUTURO
Por Íñigo Linaje
Más allá del dominio de una técnica y de la destreza en el manejo del lenguaje, la mayor virtud de un escritor está en su capacidad para elaborar un discurso inteligible. Es decir, la sencillez expresiva de un texto es esencial para que el lector comprenda el mensaje que se le ofrece. Esto es particularmente indispensable en disciplinas como la filosofía, a cuya dificultad ingénita se añade una terminología con la que el profano en la materia no está familiarizado. Un precedente de esta tendencia lo encontramos en El mundo de Sofía, del alemán Jostein Gaarder, una narración novelada de la historia del pensamiento occidental destinada a un público (no solo) adolescente.
La escritora Irene Vallejo, autora del ensayo El infinito en un junco y columnista de El País y Heraldo de Aragón, acaba de reunir -bajo el título El futuro recordado– una serie de artículos de prensa cuya virtud principal reside en su claridad expositiva. Apoyándose en una tradición literaria y filosófica que arranca en la Antigua Grecia y llega hasta Montaigne u Oscar Wilde, Vallejo aborda nuestro presente dialogando con la historia. A partir de esa doble secuencia temporal, reflexiona sobre temas de actualidad como la inmigración o el integrismo religioso, e indaga en preocupaciones connaturales al hombre como el amor, el sentido de la vida o la soledad. Y, al mismo tiempo, maneja un abanico de fundamentos éticos que relaciona con las pasiones y los vicios de las sociedades modernas.
Los artículos de Irene Vallejo están redactados con un afán didáctico que los hace accesibles a cualquier lector. Cada uno aborda un tema concreto y responde a una fórmula similar: primero se presenta una cuestión, se busca su correspondencia mitológica y finalmente se ofrece una conclusión aleccionadora. De esta manera, cuando la autora habla del estrés crónico que padece nuestra sociedad -y de cómo la prisa ha ganado la partida a la razón- concluye que ha llegado el momento de convertir la serenidad en una forma de rebeldía.
Gaarder no es alemán sino noruego…
¡Impresionantes siempre los artículos y las reseñas de Iñigo Linaje!, como también, en el caso de hoy, con el texto sobre el libro de Irene Vallejo.