Reseña de “La luz de lo perdido”, de Javier Lostalé

Por Jorge de Arco.

En 2002, llegó hasta mis manos La rosa inclinada, de Javier Lostalé (1942). La editorial Calambur acogía entonces su obra completa. Se cumplían veintiséis años desde que el autor madrileño diera luz a su primer poemario, Jimmy, Jimmy (1976). Tras aquella lectura, tuve la impresión de estar ante un poeta con un personalísimo mundo íntimo, donde primaban la coherencia, la limpidez verbal y la fragilidad de lo amatorio. Influido en sus inicios por la sabiduría de Aleixandre y por la plural riqueza cernudiana, su canto fue madurando al hilo de otros anhelos y evocaciones vitales.

Ahora, con la reciente publicación de La luz de lo perdido (Chamán Ediciones. Albacete, 2020) vuelvo a la delicadeza del verso de Javier Lostalé, a través de esta antología que recoge una amplia muestra de su quehacer. Se reúnen poemas de sus nueve libros, en una cuidada edición a cargo de Esther Peñas, quien acerca en su prefacio algunas de las claves vitales y temáticas del escritor: “El vehemente deseo de quien roza el cuerpo y la carne, el anhelo sostenido de que el recuerdo se incardine con el hoy de los días, trascienda y acompañe; un campo semántico que condensa (pulso, rosa, núbil, luz, puro, manos, memoria, claridad, olvido, tormenta…).

Al citado Jimmy, Jimmy, seguirían después Figura en el paseo marítimo, La rosa inclinada, Hondo es el resplandor, La estación azul, Tormenta transparente, Quién lee vive más, El pulso de las nubes y Cielo. Y al par de estos títulos citados, se unen, aquí y ahora, tres inéditos que completan esta compilación.

En el conjunto de su decir, Javier Lostalé refleja la fugacidad del hombre, el sentimiento que alarga la existencia, el himno de lo sereno, la blancura que entreabre el alba de la creación. Su mirada se detiene más allá de lo reconocible, más allá de lo que es simple materia, para tornar su pulso versal en lumbre y respuesta:

Todos somos niebla. Pronunciamos una palabra

y el eco nos devuelve olvido.

Pero el corazón, al no tener cura

navega tan alto como una estrella.

Todos somos niebla. En un rostro besamos

                                                                     [nuestra propia herida

para envejecer después sostenidos por aquella

                                                                      [llama de sombras.

En ocasiones, cierta desolación oprime su alma y el paisaje se torna desesperanza. Sin embargo, esa desolación no le hace dejar de lado el vivo aroma que aviva el cromatismo de sus metáforas. La comunión con la Naturaleza, la claridad solar que respira en su discurso son también aspectos llamativos que acompañan al lector en este viaje por paisajes y espacios tan serenos:

Todo se nos muestra en vuelo quieto

y nos alza dentro de su aire iluminado.

Traspasado está el ser

por íntimos rayos de visitación.

El mundo es una pausa florecida

que sin nadie no deja de cantar.

Su voz ha ido perfilándose, esenciándose de manera lúcida hasta encontrar un brillo de mayor contención. De ese modo, los hechos narrados, empíricos ya en su alma y en su acontecer, han ido adquiriendo una nueva dimensión y convirtiendo en certidumbre la conciencia de sus actos. Claro que aún quedan inevitables interrogantes, aquellos que surgen de su única soledad y de su condición finita.

Al cabo, como dador y receptor amante, Javier Lostalé proclama su única fe: la de la poesía cognoscible, la de la poesía que se hace realidad perdurable, la que celebra reconocerse humano y libre:

Antes de que se apague

la llama oscura de tu vida,

abre bien los brazos

hasta ser tomado,

en su último aliento de belleza

por todo lo que no fuiste.

(…)

Anúdate luego a lo amado,

quemándose en ello tu memoria

y en soledad de cielo hueco

espera ya solo

que tus párpados se cierren

en la escritura total.

de este poema sin nadie.

2 thoughts on “Reseña de “La luz de lo perdido”, de Javier Lostalé

  • el 28 octubre, 2020 a las 12:17 am
    Permalink

    Querido Jorge:
    Estoy muy emocionado tras leer tu texto sobre mi antología.Texto muy riguroso,como el poeta que lo escribe,que pertenece a una saga de escritores de los que tengo mucho que aprender.Gracias Jorge por la valoración que haces de mi poesía que tanto me ayuda ahora que estoy en la recta final de la vida.Un fuerte abrazo

    Respuesta
    • el 28 octubre, 2020 a las 12:30 am
      Permalink

      Querido Jorge:
      Estoy muy emocionado tras leer tu texto sobre mi antología.Texto muy riguroso,como el poeta que lo escribe,que pertenece a una saga de escritores de los que tengo mucho que aprender.Gracias Jorge por la valoración que haces de mi poesía que tanto me ayuda ahora que estoy en la recta final de la vida.Un fuerte abrazo

      Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *