Entrevista a José Miguel García, Premio “Nicolás del Hierro”
La línea clara, el poema como signo descifrable y el equilibrio de la forma son rasgos del discurso poético de José Miguel García Conde. Nacido en Córdoba en 1980, posee una trayectoria de varios libros de poemas publicados que nos acercan a un poeta preocupado por el equilibrio entre la forma y la idea. La voz de este profesor y columnista se encuentra en un sujeto preocupado por su relación con el exterior, desde donde su asombro expresa lo vivo inestable con una mirada familiar, creando textos hondos y tiernos frente a las grandes palabras, siempre ajenas, de los poetas intelectuales.
La obtención del Premio de Poesía “Nicolás del Hierro” en su vigésimo segunda edición nos sirvió de base para esta entrevista telefónica.
Recibir un premio que goza de tan buena salud como el Premio Nicolás del Hierro, ¿qué supone en tu trayectoria?
Un empujón, motiva para seguir escribiendo. Este mundo tan difícil y complejo de la poesía, a veces, te da ciertas alegrías. Resulta complicado publicar, hay mucha gente que escribe, tal vez, demasiada. La posibilidad de llegar a un mayor público me ilusiona bastante.
Llevaba tiempo sin escribir, casi tres años. Desde mi anterior libro (No perdí esta vez) solo había publicado algunos artículos y columnas en medios de comunicación, y un puñado de poemas en revistas literarias, pero nada más.
Según las bases de la convocatoria, saldrá publicada por Valparaíso, ¿qué te parece este hecho?
La publicación en Valparaíso supone en mi trayectoria un salto cualitativo, pues tendrá una difusión importante a nivel nacional, y en sedes latinoamericanas. Estoy muy ilusionado con que el poeta Fernando Valverde sea uno de los editores del libro. Y encantado con formar parte de la familia de Valparaíso.
El principio del caos ya está en imprenta, así que en pocos días estará disponible en todas las librerías de España, así como en la página web de la editorial.
Tras varios libros publicados (Lápiz rojo, 2012; Matemática impura, 2015 y No perdí esta vez, 2017), ¿qué novedad podrá encontrar el lector en El principio del caos con respecto a las anteriores publicaciones? ¿Qué supone este título en tu trayectoria? ¿y que encontrarán los lectores que te conozcan?
El primer libro (Lápiz rojo) fue de iniciación; con el segundo (Matemática impura) trataba de encontrar un estilo propio, ahondando en el mundo de las matemáticas; No perdí esta vez, escrito en prosa poética, fue un salvavidas ante una tragedia familiar. Este nuevo poemario supone un cambio en la manera de escribir. Ahora el contenido cobra importancia. La verdad es que me he vaciado por dentro.
Una de las novedades que podrán encontrar los lectores que me siguen es que es un libro bastante reflexivo, con el empleo de un lenguaje claro, sin ningún artificio.
¿Deja atrás este título una etapa y abre otra?
Creo que sí, es un libro de madurez, donde queda atrás la experimentación. He querido centrarme en mis vivencias, en lo que veo, en el paisaje urbano donde habito.
¿Podrías adelantarnos cuál es la esencia de El principio del caos?
Se trata de un libro que contiene reflexiones sobre el mundo caótico que nos rodea. Parto de las ilusiones incumplidas, los sueños rotos, la muerte, la familia, la soledad, el trabajo, la paternidad.
En anteriores libros tuyos, la memoria adquiría un peso importante, pero parece que te has centrado en un momento presente, cuéntanos ¿qué te provocó escribir este libro? ¿De qué parte?
Es cierto, la memoria tiene un menor peso en este libro que en los anteriores. Me he centrado en el día a día, en nuestro presente. El conjunto partió de unos versos de Nicanor Parra (“Ni siquiera tenemos el consuelo de un caos”). A partir de ahí me planteé que quería hablar del caos como consuelo. Es inevitable la influencia de Poeta en Nueva York, de Lorca; así como la poesía de Juan Cobos Wilkins (El mundo se derrumba y tú escribes poemas); o Las afueras, de Pablo García Casado. Desde luego, ejercieron un impulso creador.
Si tuvieses que decidir entre forma y contenido, ¿por qué te decantarías? ¿Cómo soporta el equilibrio El motivo del caos?
El contenido siempre. Se trata de poemas breves; en su mayoría son composiciones donde prima la reflexión. Siempre intento que los dos o tres últimos versos provoquen una punzada en el lector.
Seguramente habrás tenido ocasión de leer o habrás oído hablar que muchos de los buenos libros publicados de poesía se atreven a experimentar con el lenguaje poético, dentro de qué estilo encuadraríamos la poesía de José Miguel García? ¿Apruebas la experimentación del lenguaje poético? ¿Hasta qué punto se atreve a ensayar, con qué rasgos poéticos se atreve a romper?
Uno intenta experimentar, salirse un poco del camino trazado. Si uno no experimenta no avanza. Sin embargo, te diría que me siento más cómodo con la búsqueda del contenido, y no tanto con experimentar con la forma.
Ante los libros publicados seudopoemas, de aeropuerto o de poesía juvenil, ¿cómo podemos persuadir a los lectores y llevarlos al terreno de la poesía de calidad? ¿cómo podremos convencer a los jóvenes lectores a decantarse por una poesía de calidad? Si quieres, déjanos algún ejemplo.
La poesía la tenemos continuamente, nos persigue de un modo inexorable. En mis clases de literatura, a los alumnos les dejo textos de canciones. Les animo a que busquen esa poesía en cada esquina.
Hoy en día, la poesía que más consumen los jóvenes es de usar y tirar. A veces parece más un listado de frases de autoayuda que un texto poético. No hay que renegar de esa poesía, ya que gracias a ella muchos lectores se han acercado a los libros; sin embargo, hay que mostrarles que la poesía puede ser otra cosa, y no necesariamente un libro que no se entienda. La poesía debe ser cercana, debe hablar de los problemas de los jóvenes, de sus inquietudes. Entonces, tal vez, consigamos que la poesía forme parte de sus vidas.
La atracción de los lectores es siempre complicada, pero ¿cómo resulta esa relación, a grandes rasgos, en el caso de José Miguel?
Mis libros tratan sobre los problemas que nos atañen a todos, las dificultades que afectan a la sociedad: las relaciones de pareja, la soledad, los problemas laborales; es como una especie de manual de instrucciones para aquellos que no saben cómo encontrar el camino. Tal vez, resulte cercano por la problemática que trata.
Córdoba ha sido, es y seguirá siendo tierra de poetas, el recientemente desaparecido Pedro Roso, Pablo García Baena, Juana Castro, Inmaculada Mengíbar, Concha Lagos, Pablo García Casado, Eduardo García, Manuel Lara Cantizani, Joaquín Pérez Azaustre, Rafael Espejo, Raúl Alonso, José Luis Rey, José Miguel García.…, la cantera es inagotable, además de festivales como Cosmopoética, el movimiento reciente Poetas por el clima…, ¿por qué crees tú que se da este hecho?
Y Manuel Guerrero Cabrera, José Daniel García, Fermín Castro, Alejandra Vanessa, María Sánchez, Elena Medel, y un largo etcétera.
Hay una tierra fértil que parece no agotarse. Desde siempre Córdoba ha sido tierra de poetas. Aquí ha sido motivador el festival internacional de poesía Cosmopoética. Hay encuentros, talleres literarios, lecturas, seminarios. Muchos escritores jóvenes buscan en la poesía un refugio, y aquí en Córdoba lo han encontrado.
¿Por quién siente apego, siente afluente? ¿Algún “maestro”?
García Baena y otros tantos a los que aludes. He leído muchas de sus obras, pero, por proximidad, a mi generación, nombraría a Pablo García Casado. Las afueras fue un libro que me cautivó. Además, tengo el placer de que él haya realizado el prólogo de este libro.
En suma, ¿qué tipo de indagación creativa podrá encontrar el lector en El principio del caos?
Se encontrará una poesía meditativa, pero que reflexiona. Son pequeñas imágenes: un semáforo en rojo, objetos cotidianos, dos perros bajo la lluvia, una prostituta en un polígono…, que conllevan un análisis de la sociedad en un situación compleja como la que vivimos. Está planteado como si fuera un álbum de fotos.
Por último, ¿podrías dejarnos dos o tres poemas de esos que, a buen seguro, recitarás próximamente?
CREDO
No creo en los segundos que preceden al sueño,
no busqué sangre muerta en los cuentos de Poe,
no he visto ángel ni cielo que bendiga mis pasos,
no cambié de sonrisa cuando el mundo se hundía,
no he traído lecciones ni pedido consejos,
no quiero que te acerques, aunque la tarde ronque,
aunque todo se vuelva camino intransitable,
y la vida sea un suelo que despiece mis pasos.
Bastante tengo ya con escribir poemas.
AUTOPSIA
Observarme por dentro,
las venas, arterias, capilares,
la firmeza del hígado,
la debilidad del estómago,
el parpadeo del corazón.
Averiguar por qué avanzan
las células cancerígenas
en medio del pulmón,
por qué se agarran
cada vez con más fuerza.
Hay cosas que tienen su lugar,
pero que a nadie le importan.
BODEGÓN
Una luz en medio del paisaje,
avenidas vacías
habitadas de pardos basureros.
Los semáforos guiñan
y nadie les responde.
Asusta esta ciudad,
donde ya no resbala la ceniza
ni los borrachos huelen a vinagre.
Ha sido un placer conversar contigo, Jesús. Aunque aparezca aquí, ahora, escrita, me ha alegrado el planteamiento de la entrevista telefónica que resulte de una charla.
Saludos a los lectores de “Culturamas”. Espero que les guste estos poemas como adelanto.