La urdimbre y la trama: ¿las trampas de la vida?
Huso Editorial publica “La gran demencia”
Por Luciana Prodan*
“Laury Leite escribe la novela subversiva de nuestro tiempo. En el prólogo del libro el escritor Edgar Borges dice que “Si después de la locura nos sobrevive la mirada, habrá testigos que vuelvan a sentir las obras de arte. Esta novela, sin dudas, estará en ese hipotético entonces”.
«Todo empieza con un no. Una negación que, al cristalizarse en escritura, se transforma en una afirmación. Todo empieza, entonces, con un no que encierra un sí. Un sí velado, oculto en su propio misterio, que emerge desde el fondo de ese no con el que todo empieza». Así comienza La gran demencia, con esta irrefutable y ¿tentadora? contradicción que nos confunde. Que nos sacude y nos despierta. Que nos llena de verdad, nos empuja, nos angustia, nos alienta.
El “no” como recurso, castigo, posibilidad y entrega. La negación que se transforma en límite; en frontera. La familia, el desarraigo, los desencuentros… La necesidad de rebelarse contra un sistema que nos oprime. Que nos libera. Que nos expulsa y nos deja sin opciones, pero, a pesar de todas estas contradicciones, nos impulsa a ir por más si es que pretendemos sobrevivirlo. O sobrevivirnos.
Una locura individual y colectiva. Una demencia elegida e impuesta. Una historia en la que todos vamos a poder sentirnos identificados. Reflejados por las esquirlas y los despojos de un espejo que se adueña de la opacidad de nuestras miserias, las transforma en carne y se nos viene encima.
Dueño de un monólogo interior certero, pero inquietante, Laury Leite no nos da tregua y nos vuelve eco de sus propias preguntas. De sus miedos, sus terrores, sus sadismos, sus certezas.
¿En qué momento nos volvimos tan locos o tan cuerdos como para dejar de pensar en los otros? En el otro. En aquel que deja de ser una persona para transformarse en un obstáculo. O en una amenaza: ¿Qué somos capaces de hacer con tal de cumplir nuestros objetivos? ¿La familia es capaz de transformarse en amenaza y madriguera? ¿Quiénes somos? ¿Quiénes son ellos?
Preguntas, planteos, enigmas, ¿estigmas? Algunos pasajes de Camus que se entrelazan entre los huecos de la urdimbre de nuestra propia existencia. La historia que Leite se encargó de hilar de manera casi quirúrgica, se presenta frente a nosotros en forma de manto. De un manto áspero, suave y rugoso, que nos interpela y nos obliga a elegir qué destino le daremos. Si lo usaremos para cobijarnos, o si será el encargado de tapar, arropar y ahogar nuestras miserias.
¿Qué sabemos de nosotros? ¿Y de los otros? ¿Qué cosas somos capaces de negociar con tal de seguir un plan preestablecido por un mundo que nos desconoce y nos bautiza con la misma fuerza? Nuestra misión, si es que la tenemos, ¿es inventada, heredada, adquirida o impuesta?
Nosotros como responsables. Como magos, burlones, artífices y cómplices de nuestro propio destino. O de un camino que se bifurca y nos deja perdidos en el centro mismo de nuestro propio destierro, para ver si tenemos la hidalguía de mirar hacia delante. De animarnos a cruzar ese puente tan cercano y tan distante que está a punto de derrumbarse, pero todavía nos espera.
Laury otra vez nos habla al oído. Se culpa, se redime, se confiesa, se castiga, se festeja. Intenta desahogarse y quiere explicarnos lo que todavía él no puede comprender, pero tiene más claro que nadie. Que sabe mejor que nadie. Que cualquiera.
*Escritora y periodista argentina.