Entrevista a Julián Maeso
Un gran músico no necesita arrastrar multitudes a cualquier escenario en el que despliegue sus prestaciones. A los de perfil alto se les reconoce por otra cosa: su honestidad, su sacrificio y su compromiso explícito con la música que le gusta y sobre todo con la que ofrece. A Julián Maeso, dicho lo dicho, solo podríamos reconocerlo aferrado a un órgano de dimensiones considerables, vistiendo las canciones que otros compusieron sin contar con su (exquisita) aportación original, y ahora, por fin, componiendo las enormes canciones de un debut que ya anticipa muchas cosas desde su título, «Dreams are gone».
El tiempo pasará, los sueños también, pero la música bien hecha siempre quedará grabada aún con instrumentos de música de segunda mano, nunca mejor dicho, en nuestra memoria más íntima. Con él nos encontramos en esas horas muertas que transcurren entre un mini concierto a plena luz del día y otro -este mucho más intenso- ejecutado con toda la pasión y la presión de una audiencia (otra más) a la que conquistar con un repertorio sin desperdicio. Escucharlo es rendirte a la evidencia.
Pudimos escucharte primero en formato acústico y luego con toda la banda en el pasado Monkey Week en el Puerto de Santa María. Da la impresión de que fuisteis uno de los platos fuertes, sobre todo por la asistencia masiva a esa hora en el escenario central. ¿Contento con el transcurrir de la gira en unos tiempos nada propicios?
No es nada fácil por muchas razones. Por ejemplo, la gente no tiene dinero y por mucho que tú hagas una promoción, tú llegas a lo mejor a Ferrol o a Madrid, y si no hay una buena promo la gente ni se entera, además solo sale un día y a algún grupo o evento en concreto. Pero bueno, en un momento de crisis siempre hay que incentivar a la gente, y el problema principal yo creo que es de las generaciones que vienen detrás. El público que hay en los conciertos está entre los treinta y cuarenta años, pero entre la gente joven no está habiendo ese relevo, no les gusta la música como nos gustaba a nosotros, cómo se trabajaba con las cintas… Ahora mismo la música que nos llega son productos enfocados con objetivos comerciales, y ahí no está habiendo una unión entre una generación y otra. Es un poco falta de cultura en España, si te das cuenta.
Tú sales fuera a un festival, a Alemania, Suecia o Estados Unidos, y es gente joven más niños, gente de nuestra edad y abuelos, y en los carteles hay un grupo de reggae, un grupo de blues, un grupo de folk, un grupo de ska, un grupo de pop-rock… Aquí en España el que va a un festival de hip-hop solo va a ver eso, es muy sectario, pero bueno, no me puedo quejar. Este año hemos tenido sesenta conciertos, ahora sacamos el siguiente disco, el anterior salió con Sony y se ha editado en Alemania y Suecia… no me puedo quejar.
¿Ves el extranjero, ahora que citas a Europa, como una puerta abierta para que tu música se expanda, más incluso que en España?
Sobre todo porque yo canto en inglés, y aquí tengo muchos problemas. Está lo de los cantantes mediterráneos que cantan en castellano y tal, pero luego viene un grupo guiri y te llena La Riviera y todo el mundo conoce las canciones, entonces es un poco todo el rollo de prejuicios y tal. Pero imagino que por sí solo todo dará un giro, si Dios quiere. Realmente la música es música y si hay una melodía, cantes en inglés, castellano o portugués, da igual. Lo importante es que la gente sea abierta, el problema es que aquí no estamos abiertos, pero bueno… es un trabajo de ir poco a poco.
No sé si vendrá por eso o no, pero precisamente tu música es muy americana, en concepción y en sonido, y sin duda le encaja el inglés.
Bueno, yo hago esta música porque cuando era pequeño en casa tenía discos en inglés y me llamaba la atención. Quise aprender con esos discos de rock and roll, de blues, de soul, me ponía a escucharlos… Mi padre cantaba de joven en un grupo, mi madre era bailarina de clásico, y luego los grupos en los que he estado ha dado la casualidad de que todos cantaban en inglés: Sunday Drivers, Speaklow, Sweet Vandals… Luego he estado con M Clan y con Quique González, que también me han servido un poco para aprender el rollo del castellano, porque evidentemente cuando tú le dices a alguien «te quiero» te va a entender mucho mejor en tu idioma. Pero yo creo que también mi intención es salir y decir «te quiero» y que me entiendan en Alemania, en Suecia, en Estados Unidos y en Bélgica, no solo aquí.
Hace poco en una gran emisora musical de este país te citaban como el gran maestro del Hammond a nivel nacional. Y es cierto, yo no creo que haya nadie en el pop español que toque el dichoso instrumento como lo tocas tú, y no estoy hablando de virtuosismo.
Sí que hay organistas que tocan el Hammond y lo tocan muy bien, lo único que pasa es que cuando yo empecé no había lo que hay hoy, yo cuando quise comprarme un Hammond no había información, no había internet. Tenías que buscar en la guía de teléfono, me traje uno de Estados Unidos, no había ningún tipo de tutorial en youtube, y hoy en día un chico joven al que le guste de repente o le llame la atención el órgano, con un clic de ordenador se puede montar un Hammond desde Estados Unidos, o desde Alemania o Italia, o incluso aquí; tiene vídeos para aprender a tocarlo, escucha a Jon Lord o Georgie Fame en Spotify… es mucho más fácil, entonces de repente ha habido una hornada de lo que te digo, de gente que está tocando el Hammond y muy bien, creo que mucho mejor que yo. Lo que pasa es que a mí la gente me conoce porque llevo quince años, o dieciocho creo, cargando un Hammond por toda España, entonces ya todo el mundo me ve y dice «ya ha llegao el tonto del Hammond». Además es muy sacrificado, porque tienes que arrastrar un cacharro que pesa 150 kilos, que es muy delicado, que se te jode, y claro… mucha gente eso tampoco lo valora, cada vez que llego a un sitio es una coña.
Otra pregunta que se harán: ¿Cómo va a ganarse la vida un tipo con ese instrumento?
Mi padre es el primero que me lo dice: «¿Tú estás loco o qué?»
Eres un músico autodidacta, por lo que cuentas.
Sí. Vamos, toco de oído la guitarra, el bajo, la batería y, claro, el Hammond. Tengo mis limitaciones también, cuando llega un grupo con un repertorio y me dice «oye, que mañana o pasado tienes que tocar» yo siempre digo que sí, pero luego me veo en mi casa poniéndome los temas una y otra vez para pillar un poco unas mínimas nociones, porque evidentemente yo hago muchos bolos y si te enseño una de mis anotaciones, de las cosas que yo me hago, son para verlas, te puedes echar unas risas.
Eso también forma parte del aprendizaje continuo del músico, ¿no?
Sí, lo que desarrollas es una capacidad de improvisación y ver la música de otra manera, en la que no estás leyendo una partitura, sino que más o menos vas viendo por dónde van los acordes y tienes que desarrollar una intuición de «por aquí, por allá, aquí me callo, aquí dejo que tal», y a mí me ha servido para actuar con muchas bandas.
Y para grabar bajo tu propio nombre, porque vaya disco tan bonito que te ha quedado. Eso de ser un poco el marginado del grupo, el teclista, en el que no mucha gente repara, ¿te ha servido para grabar con menos presión?
Está bien también estar marginado, porque aprendes cosas y es más difícil saber acompañar y saber callarse. A todo el mundo le gusta estar ahí delante, pero tener esa capacidad de estar ahí detrás y acompañar y aprender a hacer coros te sirve luego para cuando tienes tu proyecto saber por dónde tirar. Creo que todas las experiencias que he tenido con todos los grupos me han hecho ser yo, yo sueno así a raíz de haber tocado con tanta gente, y con cada uno he aprendido de todo: de la vida, de las giras… en cada grupo aprendes una cosa.
Parece que no, pero entre tocar por ejemplo con dos de los grandes nombres que has citado, Quique González y M Clan, hay grandes diferencias, y tú mejor que nadie las habrás apreciado.
Claro que hay diferencias, y soy afortunado de haber tocado con todos ellos y muchos otros. Quique es un grande, estuve con él en la gira de «Daiquiri blues» y me gusta mucho.
¿No crees que sin tus teclas el giro que le ha dado a este último disco lo hace sonar algo diferente?
Yo no lo echo de menos, yo creo que le ha dado un giro hacia una versión más directa, más rock, lo cual es totalmente respetable y lo ha hecho muy bien. Me gusta. También date cuenta de que cuantos más músicos llevas es más costoso y hay más gastos, y lo entiendo. Por ejemplo, para llevarme a mí él tenía que alquilar un camión para poder llevar el órgano, el Leslie, aparte de sus teclados, y llevaba piano, un teclado con cuerdas, un xilófono, el Hammond, guitarra, coros… Y evidentemente, tal y como está el tema, yo cuando empecé a girar éramos siete, para poder hacer todos los coros y tal, pero luego llega la realidad de girar por las salas y no puedes pagar a tanta gente.
También te hemos visto en algún set acústico con la guitarra. ¿Qué tal con las cuerdas, que nos has dicho que las tocas -y damos fe de que no lo haces nada mal- pero no suele ser lo tuyo?
Bueno, con la guitarra he compuesto todo el disco «Dreams are gone», y si te digo la verdad, a raíz de dejar Sunday Drivers andaba un poco ahí con mis paranoias y estaba muy cansado del Hammond y de depender de que cada vez que lo sacaba de casa tener que abrir la puerta del garaje, sacar el órgano y esperar a que pasara un vecino o que pasara alguien para ayudarme a cargar un trasto de tantos kilos, y a veces o no pasa nadie o pasa un tío que te dice «mira, ya te lo cargué ayer o antes de ayer».
Así que lo intenté con una guitarra y poder también vivir la música yendo con un equipo más ligero, entonces compuse el disco con ella, pero al final, como lo grabé en casa y lo tenía todo montado, evidentemente la cabra tira al monte. Y yo tampoco soy un guitarrista de pro para nada, soy un acompañante que hace canciones pero que luego lleva a un buen guitarrista.
Y a una gran banda, entre la que destacan especialmente las voces de las dos coristas. Impresionante cuando las escuchamos en directo.
Sí, tengo mucha suerte. Por ejemplo, Maika, que está con Sweet Vandals, o Cris López; también he llevado otras veces a Alana, la cantante de Cosmosoul, o a Aurora, que es la cantante de Freedonia. Está bien, porque haces música blanca pero con concepto negro.
Perfecta definición para tu disco. Y puede que para el próximo también, ¿o piensas cambiar muchas cosas?
El nuevo… estoy ahí, con ello. Lo único que puedo adelantar es que voy a intentar hacerlo más escueto, porque en este eran veintiún temas. Va a ser algo más directo, una formación más pequeña en principio y tocado en directo. Esa es la intención. Y luego eso, menos temas, en el primero hay muchos medios tiempos, pero aunque eso es lo que pienso, luego llega la realidad y saldrá lo que salga.