Cuatro libros sobre la historia argentina de las primeras décadas del siglo XIX
Por Ariel Vittor
Para la comprensión de un período crucial de la historia argentina, el que va entre 1800 y 1820, o para decirlo de otro modo, el que media entre las Invasiones Inglesas y la batalla de Cepeda, la lectura de los libros que acá se reseñan puede resultar provechosa.
Felipe Pigna: Los mitos de la historia argentina
La historia que escribe Pigna se aleja del relato construido por la historiografía liberal argentina. Este autor entiende que la historia es un terreno en el que se dirimen conflictos entre diferentes grupos sociales, por lo que la tarea de reconstruir la historia argentina requiere mostrar las luchas que se desplegaron en torno a distintos proyectos de país. De este modo, el pasado deja de ser una curiosidad para convertirse en una herramienta fundamental para la comprensión del presente.
Para el período que consideramos acá, Pigna reivindica, entre otras, a las figuras de Mariano Moreno y de Manuel Belgrano. Del secretario de la Primera Junta afirma que buscaba radicalizar el movimiento juntista y formar un gobierno representativo. Del creador de la bandera argentina rescata sus facetas de promotor de la educación y la igualdad y de economista que alerta sobre las ventajas que llevan los ingleses en el libre comercio.
Pigna también rescata del olvido la intervención de los pueblos originarios en la época que nos ocupa y muestra las intrigas de las clases dominantes porteñas para mantener su predominio sobre las provincias del interior. Pone también en evidencia el racismo de los historiadores liberales cuando calificaron como “exótica” la idea belgraniana de coronar a un descendiente de la realeza incaica como gobernante de las Provincias Unidas.
Escrito en un estilo sencillo, sin resignar por ello jerarquía expositiva, este libro permitió a su autor conectarse con un público masivo que, después de la traumática crisis de 2001 y 2002, se mostraba ansioso por revisar la historia argentina.
José Luis Busaniche: Historia argentina
Abogado de formación, precursor del revisionismo histórico argentino, José L. Busaniche traza en este libro correspondencias entre la historia argentina y la europea. El grupo de Mayo le recuerda a los jacobinos franceses y el fusilamiento de Santiago de Liniers no es otra cosa que el terror robespierrista trasladado al Río de la Plata. Los dardos del autor se centran en Mariano Moreno, a quien acusa de pertenecer a un grupo de literatos alejados de la realidad que vive el pueblo.
Busaniche acusa a los centralistas porteños de no escatimar violencia alguna con tal de vulnerar las autonomías provinciales y someter a su dominio el interior de las Provincias Unidas. El Triunvirato porteño, por caso, no trepida en desatar toda clase de acciones terroristas contra la revolución que lidera José Artigas en el Litoral y la Banda Oriental. El autor también denuncia las misiones diplomáticas como la de Manuel García, más interesadas en prosternarse ante los británicos que en defender las conquistas del movimiento juntista de Mayo.
Según Busaniche, es Artigas quien rodea de calor popular a ese movimiento. Reconoce que el caudillo oriental es el primero en pedir la independencia de las Provincias Unidas de la corona española, y en proponer una organización republicana y federal para las antiguas colonias.
Historia argentina no es un libro de historia social. Abundan en sus páginas crónicas detallistas pero escasean notoriamente los análisis sobre las relaciones de producción o las expresiones culturales. Pese a ello, el libro representa una valiosa contribución de su autor a la producción historiográfica argentina.
Rodolfo Puiggrós: Historia económica del Río de la Plata
Desde la óptica del materialismo histórico, Puiggrós entiende que a comienzos del siglo XIX en el Río de la Plata se vivía una agudización de la disputa entre España y Gran Bretaña en torno al control del comercio colonial. Privados de colocar sus mercancías en el continente europeo, dada la eficacia del bloqueo napoleónico, los comerciantes británicos ponían sus ojos en las colonias españolas.
Siguiendo esa contradicción, Puiggrós traza un mapa de las clases sociales enfrentadas. Por un lado, los sectores vinculados al monopolio español, interesados en el mantenimiento de las prohibiciones al comercio; por otro, los comerciantes que mantenían tratos con los ingleses, deseosos de expandir sus negocios.
Los sectores criollos que toman el control de la capital virreinal a partir de mayo de 1810 se deciden por una política arancelaria que favorece la importación de mercancías británicas y la exportación de cueros. Esos mismos sectores dominantes, empeñados en controlar todo el comercio, empujan a los pueblos de la Banda Oriental a un movimiento revolucionario que se organizará bajo la bandera de José Artigas.
Interesado en rastrear la situación histórica en toda la cuenca del Río de la Plata, Puiggrós también dedica varias páginas al Paraguay, que irá encerrándose en un aislamiento autárquico, en medio de la hostilidad de los porteños.
El autor expone también el interés de la burguesía porteña en organizar el trabajo de los pobladores de la campaña a través de su vinculación forzosa con los terratenientes. De este modo se irá formando una mano de obra cautiva a disposición de los estancieros exportadores.
Juan Vilar: Revolución y lucha por la organización
Vilar no es de los que “dejan títeres con cabeza”. Su fervorosa pluma está puesta al servicio del desenmascaramiento de una historia falsificada por las clases dominantes interesadas en imponer su versión del pasado argentino como la única válida. Al igual que Pigna, Vilar entiende que hay una historia que reclama ser escrita nuevamente. Esa historia es la de las fuerzas populares que enfrentaron los intereses de la oligarquía portuaria con base en Buenos Aires para proponer una organización políticamente más democrática y socialmente más inclusiva.
El historiador paranaense se pronuncia inocultablemente por el artiguismo, en el que encuentra un movimiento auténticamente popular, federal y revolucionario. De este modo, se diferencia de la historiografía liberal, que reducía el artiguismo a mero bandolerismo social facineroso. Vilar muestra que José Artigas propuso una radical e inédita reforma agraria, que consistía en el reparto de tierras entre indios, negros libres y criollos pobres.
La lucha entre la revolución artiguista y la oligarquía porteña ocupa una parte significativa de este libro. Vilar describe cómo los gobiernos de la ciudad-puerto echaron mano a cualquier recurso con tal de aplastar a los revolucionarios, llegando a fomentar la invasión de los esclavistas portugueses a la Banda Oriental. El autor también señala el triste papel del caudillo entrerriano Francisco Ramírez, quien aceptó ser instrumento de los porteños en su lucha para erradicar el movimiento encabezado por Artigas.
Revolución y lucha por la organización tiene las huellas de un historiador erudito, dispuesto a desafiar los dogmas de la vetusta historiografía liberal argentina.
La lectura de los cuatro libros acá reseñados será de utilidad para quien desee investigar los enfrentamientos a través de los que distintas clases sociales se disputaron el rumbo de las Provincias Unidas, tras el desmoronamiento del dominio realista español en el Río de la Plata.
Para saber más
SHUMWAY, N.: La invención de la Argentina.
PEÑA, M.: Historia del pueblo argentino.
GALASSO, N.: La revolución de Mayo.