Noa la Pelos, cachitos de mi vida
Àngels S. Amorós
Cecilia Alonso (texto), Cristina de Cos-Estrada (ilustraciones) y María José Gómez (edición). Noa la Pelos, cachitos de mi vida. Madrid: Ediciones DiQueSí, 2020. 176 pp. A partir de los 10 años.
Me acerqué y le coloqué la cabeza en su sitio.
Fui a por cinta de embalar y le uní bien los dos trozos de cuello.
Arranqué la oreja del cuadro de Van Gogh y se la pegué con otro trozo, pero se le caía.
Nunca hubiese imaginado que la oreja de Antxón pudiese pesar tanto.
Noa y Antxón son muy amigos a pesar de tener personalidades tan dispares. Mientras que él es tranquilo y amigable, ella se desvive por tener muy buen aspecto y mimar a su hermanito Iván. Sin embargo, los dos comparten un secreto que los hace diferentes a los demás y que solo Rober, el mejor amigo de Antxón, conoce: son zombis. Y no solo ellos sino también sus familia. En principio, su estado de no vivos no les supone ninguna complicación, a excepción de que durante el día se descomponen y, por lo tanto, empiezan a oler mal y se les caen los miembros de su cuerpo a cachos.
Un día, la familia de Antxón pide ayuda a la asociación de zombis de Madrid porque Amaia, la hermana de Antxón, se ha quedado completamente petrificada por culpa de la picadura de un mosquito. Su única esperanza es viajar hasta Nueva Orleans y consultar allí el caso con otra asociación homóloga a la suya. Para ello, Noa, su padre, Antxón y Rober, el único vivo, viajan hasta allí.
El viaje empezará mal y se desarrollará mucho peor. Para empezar, el padre de Noa pierde el avión y más tarde descubren un polizonte en su equipaje. Además, se enfrentarán a un tipo que parece perseguirles para hacerles daño, se quedarán sin papeles y sin dinero, se enfadarán y se reconciliarán hasta que decidan regresar a casa para darse cuenta de que el viaje les ha resultado más provechoso a ellos que a Amaia. Todo porque la solución estaba más cerca de lo que ellos creían. Sin embargo, les sucede lo mismo que a Dorothy en El maravilloso mago de Oz, si no hubiesen emprendido el viaje no serían conscientes de su potencial y de lo que son capaces en los peores momentos.
Miré por la ventana. Nueva York por la noche parecía Gotham,
sin apenas luz en las calles y con el humo saliendo de las alcantarillas.
Poco a poco me fui relajando y empecé a sentir el cosquilleo que precede al letargo.
Le deseamos lo mejor a esta frenética y divertidísima aventura que firma Cecilia Alonso y que es la segunda parte de Antxón el zombi, cachitos de mi vida, el título que le valió el primer premio de novela juvenil DiQuesí en el año 2018 donde aparecen algunos de los personajes.