‘Dune’, de Frank Herbert

ROBERTO VAQUERO.

Título: Dune.

Fecha Edición: 1ª edición julio 2020.

Autor: Frank Herbert.

Editorial: Debolsillo.

ISBN: 978-84-663-5377-9.

Número de páginas: 780.

Dune narra la historia del duque Leto Atreides, quien es enviado por el emperador a gobernar Arrakis. Viaja con su familia y sus hombres, entre los que se encuentra su hijo Paul, el protagonista de la historia.

Arrakis es un lugar inhóspito que esconde muchos secretos, los cuales se irán mostrando a lo largo de la historia. Hablamos de un planeta donde apenas hay agua, con una población autóctona, los fremen, cuanto menos peculiar y poblado por gigantescos gusanos de arena muy agresivos y territoriales.

En el planeta hay intereses ocultos de los grandes poderes de este universo: el emperador, las Grandes Casas y la Cofradía. Por ellos, el duque Leto sufrirá una traición, su hijo Paul se verá obligado a emprender un viaje hacia su destino, uno más grande de lo que nunca nadie hubiera pensado.

Toda la trama argumental gira en torno a una extraña especia que hay en el desierto, con el tiempo el lector descubrirá que es más de lo que parece.

Lo que más me llamó la atención nada más empezar a leer el libro es que antes de cada capítulo se muestra una cita que ya adelanta, en cierto modo, parte de lo que va a pasar en el capítulo. Aun así, no habrá un solo capítulo en el que el autor no nos sorprenda en el desarrollo de los acontecimientos.

Es un libro extenso (casi 800 hojas) dividido en capítulos cortos, su lectura es amena, he devorado el libro, lo he leído en menos de una semana. El universo creado por Frank Herbert te absorbe página tras página; en mi casa, durante mi infancia, nunca hubo libros de este autor y no conocí su obra hasta hace relativamente poco, gracias a una de las mejores webs de reseñas que he visto nunca, y de la cual soy un asiduo seguidor: El rincón de Cabaltc.

Desde que de niño descubrí a Tolkien por medio de El Señor de los anillos no me había impresionado tanto un libro de ciencia ficción. Una lástima no haberlo conocido antes, pero bueno, a pesar del paso de la edad, me he vuelto a sentir como un chaval de 13 años frente a un gran universo que se le despliega a poco más de un palmo de sus ojos.

El universo creado por el autor se desarrolla de forma minuciosa página a página, a través de la evolución y reacción ante los acontecimientos del protagonista de la obra, Paul Atreides, iremos conociendo la naturaleza del mismo: Las grandes casas, la cofradía, la Bene Gesserit, la religión y sobre todo Arrakis y todo lo relacionado con el planeta; dónde se desarrollará la inmensa mayoría de la historia y que tendrá repercusiones en todo el universo.

La historia tiene de todo: intrigas, traición, lealtad, amor, odio, acción y psicología. En la obra el autor nos da su visión sobre la filosofía, la política, la religión, la sociedad y la ecología. Esta última tuvo una gran importancia para la vida del autor, los últimos años de su vida los pasó en una granja ecológica.

De hecho, muchos lectores consideran a Dune como la primera novela ecológica de ciencia ficción.

Estamos ante una de las mejores obras de ciencia ficción de la historia, un verdadero clásico, una lectura obligatoria para todo buen amante de la ciencia ficción.

Es una obra cuya lectura es más que recomendable, estoy seguro de que no decepcionará a nadie.

El autor

Frank Herbert nació en Tacoma, Estados Unidos, el 8 de octubre de 1920. Estudió en la Universidad de Washington y no comenzó a publicar hasta los años 50. Como tantos, empezó publicando artículos y relatos en revistas.

No publicó su primera novela, El dragón del mar, hasta 1956. No alcanzaría el éxito hasta la publicación en 1966 de la obra que reseño hoy: Dune. Con ella ganaría los premios Hugo y Nébula e iniciaría la saga que contiene sus obras más destacadas: Las crónicas de Dune.

Es de destacar que la obra fue rechazada por más de 20 editoriales antes de saltar a la fama. Hay que dar gracias a Frank porque no desistiera y nos legara esta obra de arte. A veces, que se valore tu trabajo cuesta, pero ¿algo bueno se puede conseguir sin esfuerzo?