Cruces en la arena
Por Àngels S. Amorós
Daniel Hernández Chámbers. Cruces en la arena. Zaragoza: Edelvives (Alandar), 2020. 164 pp. A partir de los 12 años.
En la estafeta se toman muy en serio el correo, ¿sabes? Dice el encargado que los repartidores debemos pensar que lo que llevamos es un auténtico tesoro, que no podemos extraviar ninguna carta porque cada una de ellas, aunque no contenga ningún dinero en su interior, es valiosa y hay alguien que está esperando recibirla, y nuestra obligación es entregársela, y si perdemos una sola carta es un deshonor para la compañía de Correos y para nosotros mismos.
A principios del siglo XX América es el destino de muchos europeos que desean encontrar un trabajo y una vida mejor. Sligo, una población del noroeste de Irlanda, no es la excepción. Allí vive Kiran, un chico de once años que en pleno verano y de un día para otro se convierte en el sustituto del cartero. El anterior responsable de repartir las cartas está lesionado y el viejo Declan, apodado el Español, recomienda a Kiran para este trabajo.
El trabajo es muy duro porque en la fría y lluviosa Irlanda las condiciones climatológicas son totalmente adversas en cualquier época del año y el reparto se hace en bicicleta. Además, las vivendas se encuentran en el medio rural y son de difícil acceso. Sin embargo, Kiran se siente muy dichoso porque gracias al reparto conoce a Aileen Doyle. Muy pronto, la compañía de esta chica de su edad que espera cartas de su padre desde la ciudad de Nueva York se convierte en algo imprescindible. Siobhan, la hermana mayor de Aileen, es mucho más guapa, pero ella tiene algo especial por lo que Kiran se siente fuertemente atraído. Los tres jóvenes se hacen amigos e intentan descubrir quién es el responsable de las cruces que aparecen cada mañana trazadas en la arena de la playa.
Si la Muerte había querido utilizarme como mensajero, mi plan consistía en rebelarme contra ella.
Cuando todo dé un giro inesperado, Kiran no dudará en asumir el papel de mensajero para la Muerte. Tal vez actúa movido por el egoísmo o simplemente por un instinto de protección que no todos son capaces de entender. La verdad es que si el viejo Declan, en quien confía plenamente, no hubiese tenido otras prioridades habría ayudado a Kiran a tomar otra decisión y las cosas hubiesen sido muy distintas.
Una historia de maduración motivada por un gran sentido de la responsabilidad y sacrificio que tiene consecuencias en su vida