Ninfa rota
Por Àngels S. Amorós
Alfredo Gómez Cerdá. Ninfa rota. Madrid: Anaya (Premio Anaya Juvenil), abril 2019. 192 pp. Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil 2019.
Una historia introspectiva sobre el amor adolescente,el dolor, la amistad, los celos, la furia… En la que la voz el narrador se sitúa en un lugar sin perspectivas, sin juicios de valor, en una gama de grises muy interesantes.
Es una novela que remueve, con un final que sorprende y deja sobrecogido, y con la que el adolescente
podrá tanto evadirse como enfrentarse a la vida.
Las frases anteriores son algunas de las valoraciones de los miembros del jurado que decidieron fallar el prestigioso premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil a favor de esta obra. Se trata de una historia difícil sobre una adolescente llamada Marina que sufre los abusos debidos a la actitud machista y agresiva de su novio Eugenio. Por suerte, su familia está cerca y también su mejor amiga pero ella no termina de reconocer la toxicidad de su relación.
Al principio, Eugenio era muy amable y cariñoso con ella, pero muy pronto le muestra su verdadera cara. No consiente que quede con sus amigas, le controla el móvil, le pide que le envíe fotos comprometidas e incluso, en una ocasión, llega a agredirla.
El instante siguiente lo recuerdo de una manera confusa. Lanzó su puño contra mi cara y me golpeó en el ojo izquierdo. Del impacto, retrocedí unos metros tambaleándome y finalmente caí al suelo de espaldas.
Después de romper la relación, Marina se pone en manos de un psicólogo que le recomienda poner por escrito toda su historia que ella combina con pesadillas y los encuentros con un fauno. Lejos de sentir miedo, Marina se siente atraída por él a pesar de su aspecto repulsivo. Su madre le ha transmitido su fascinación por la mitología que su padre no aprueba porque prefiere los cuentos tradicionales. Sin embargo, Marina mezcla los faunos de la mitología romana con las ninfas de la mitología griega. No es la única incoherencia que comete porque sus actos están tan dislocados de la realidad que aunque presiente el peligro no puede evitarlo.
La violencia de género es una agresión que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) sufren mujeres: “Desde las más jóvenes de 15 a 19 años a las que tienen más de 65, todas las mujeres están expuestas a esos abusos. Es un fenómeno que se ve en todo el mundo, en todas las regiones, en todos los niveles adquisitivos”.
La educación es una poderosa herramienta para evitar situaciones que se repiten cada vez de forma más alarmante. Y sobre ello reflexiona la periodista Blanca Álvarez publicó en el año 2018 un artículo en la revista Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil (CLIJ):
En los últimos años comprobamos, con cierto horror, cómo la violencia de género se convierte en práctica generaliza entre los más jóvenes. Algo que parecía reservado a personas provenientes de otro medio sociocultural, se convierte en pandemia en nuestros institutos. Y el mejor antídoto, como siempre, está en la educación. El asesinato de una mujer —tenga la edad que tenga, tenga la condición social que tenga—, es el vértice de una pirámide cuyas bases tienen mucho que ver con la educación y con la necesaria «vigilancia» de los docentes. (“Violencia de género juvenil: una asignatura pendiente”. CLIJ, 283, mayo-junio de 2018, p. 53)
Así pues, Ninfa rota supone un desafío a las nuevas formas de entender la literatura juvenil. Se trata, estamos seguros, de una perspectiva valiente, realista y sin tapujos que revela la dureza de las situaciones que viven los jóvenes y que la literatura de ficción -y de no ficción- debería visibilizar más a menudo. Los especialistas dicen que cuando un adolescente comete un delito se convierte en víctima y agresor al mismo tiempo porque, de algún modo, la sociedad es responsable. También es cierto que en la actualidad existen multiplicidad de fuentes (televisión, redes sociales, etc.) para tomar ejemplo.
Por su parte, Alfredo Gómez Cerdá es un muy querido y prolífico autor de obras juveniles galardonadas con prestigiosos premios. Suele abordar temáticas delicadas como los actos vandálicos con terribles consecuencias (El rostro de la sombra) o el suicidio y el pasado criminal de un hermano en Pupila de águila.