Juan José Montijano : “Agatha Christie veía más allá de lo que se observa a simple vista”
AASHTA MARTÍNEZ.
Además de haber vendido más de 500 millones de libros en todo el mundo, y de lograr que su obra fuese traducida a 104 idiomas, Agatha Christie puede presumir de ser la única autora cuyas ventas superan ya, hoy en día, las de William Shakespeare. Con un trabajo de pico y pala, la británica creó (entre muchos otros) a dos de los detectives de ficción más famosos de la historia —Hércules Poirot y Miss Marple— y logró que la nombrasen Escritora de Misterios del Siglo. Ahora, el escritor y dramaturgo Juan José Montijano Ruiz ha decidido rendirle homenaje analizando su vida y obra en un exhaustivo y entretenido libro que lleva por título El Universo de Agatha Christie (Diábolo Ediciones). Culturamas ha charlado de esta completísima obra con el autor granadino.
Además de ser la escritora más traducida, Agatha Christie fue bastante prolífica y ha llegado a tener tres obras en cartel, al mismo tiempo, en el West End londinense —una de ellas, La ratonera, es además la obra que durante más tiempo ininterrumpido ha estado en cartel en un teatro—. ¿Cómo se explica el fenómeno literario y social de esta autora?
Agatha Christie escribió, básicamente, sobre el mundo que la rodeaba, la sociedad que veía y en la que ella se desenvolvió. Era una observadora natural del comportamiento humano, de las altas y bajas pasiones que movían en cierta medida al hombre en sus pautas de conducta hacia los demás. Sus descripciones, las rivalidades entre vecinos, los celos familiares… todo eso lo refleja en su novela. Agatha Christie escuchaba más que hablaba. Veía más allá de lo que podía observarse a simple vista, olfateaba e indagaba en los motivos que podían llevar al ser humano a actuar de una manera concreta ante un hecho y unas circunstancias determinadas. Todos los eventos cotidianos y las observaciones que se le presentaban podían desencadenar en cualquier acontecimiento en todas y cada una de sus novelas. De ahí la gran verosimilitud que poseen todas sus historias y personajes, con los que el público se puede sentir claramente identificado; todo ello matizado evidentemente bajo el prisma de la novela policíaca, con todas las reglas literarias y convenciones que ello conlleva. Ella, además, solía tomar notas en múltiples cuadernos que emborronaba de manera que, hasta que no se sentía totalmente satisfecha con la idea que pretendía transmitir al lector, no esbozaba su novela. De ahí, quizás, gran parte de su éxito y de que todavía continúe siendo la escritora de novelas policíacas más vendida del mundo, por encima incluso del propio Conan Doyle.
De hecho, hablas en tu libro de cómo supo cambiar Christie una forma de ver, escribir y confeccionar la novela policíaca de su época. ¿Sospechaba ella que con su trabajo estaba haciendo historia?
Pienso que para nada. Ella, simplemente, se dedicaba a escribir algo que le gustaba y lo hacía de la mejor forma que sabía y que le dejaban hacer. Por ejemplo, en El misterioso caso de Styles, ubicó el final de la novela en una sala de un juicio, algo que a su editor de entonces no le pareció conveniente, por lo que la obligó a cambiar esa revelación del asesino de la sala de un tribunal al salón de la acomodada casa de Styles, donde transcurría esa primera aventura de Hércules Poirot. Eso aupó aún más el grado de éxito que tuvo esa primera publicación y, posteriormente, a lo largo de todas sus novelas, [Christie] seguiría reuniendo a una serie de sospechosos en un sitio determinado, bajo el prisma del detective, presentando el caso desde los ojos del propio sabueso, para finalmente revelar la identidad del asesino. Todos y cada uno de los personajes eran sospechosos, puesto que de una forma u otra habían participado, directa o indirectamente, en esa revelación final. Yo creo que ella nunca sospechó del éxito que iba a tener. A medida que iba escribiendo novelas, el público le iba demandando más títulos, los editores se iban interesando mucho más por ella y su caché iba en ascenso, ella sí se dio cuenta de quién era y del resultado que estaba cosechando con su trabajo. La historia la hizo después de su propia muerte, convirtiéndose en ese mito literario en que se ha convertido.
Muchos pasajes de la vida de Christie continúan siendo todo un misterio. ¿Qué motivó realmente que la escritora decidiera desaparecer durante once días en diciembre de 1926, tras una discusión con su marido?
En primer lugar, Agatha Christie había soportado una presión laboral tremenda. Estaba en plena gira promocional de la novela El asesinato de Roger Ackroyd, que fue un auténtico boom, y además era la que sustentaba su hogar en esos momentos, puesto que su marido (Archibal Christie) se había quedado sin trabajo. A esto hay que añadir el escarceo amoroso que Archibal tenía con su secretaria (del que era consciente la propia Agatha) y el reciente fallecimiento de la madre de Agatha. El estrés que esos acontecimientos le produjeron la llevó a coger el coche, a irse y desaparecer, e intentar abstraerse del mundanal ruido. Luego se ha comprobado de forma científica y fehaciente que esos once días fueron simplemente producto de un trastorno mental ocasionado por aquel estrés.
Antes de petarlo como escritora, Christie trabajó como enfermera voluntaria en la Primera Guerra Mundial, ejerció como viajera intrépida, y también fue una de las primeras inglesas en obtener el carné de conducir y en subirse a una tabla de surf. ¿Qué aspecto de su vida personal te llamó más la atención durante la investigación?
Lo que más me llamó la atención es que Agatha Christie fue una mujer que hizo y deshizo como quiso durante toda su vida. Durante los años que se mantuvo en activo, hizo siempre lo que le dio la gana. Ella venía de una familia acomodada, con unos valores victorianos tradicionales, y el que condujera, se dedicara a una carrera literaria, supiera tocar el piano y cantar, viajase por todo el mundo, practicase surf, se dedicase también al teatro, etc., la confiere ser auténticamente una mujer del Renacimiento; una mujer de armas (por la pluma) y totalmente de letras. Ella, además, reivindica el posicionamiento femenino frente al masculino a través de tres grandes personajes: Miss Marple, Tuppence Beresford y, sobre todo, Ariadne Oliver. A través de la boca de esas tres protagonistas ella pudo dar rienda suelta a esa liberación femenina que, en cierta medida, va atesorando a lo largo de los años. Sin dejar, eso sí, el lado machista que tenía la propia Agatha, quien daba siempre su valor al hombre. Ella se divorció y se casó por segunda vez, pero era el hombre siempre el baluarte que dirigía su casa.
¿Qué fue lo que la llevó a mantener oculto su seudónimo durante más de veinte años?
Simplemente, porque a ella le apetecía escribir otra cosa que no fueran novelas policíacas. Muy pocos lectores españoles saben que Agatha Christie tiene una poesía absolutamente maravillosa, pese a que no está publicada ni editada en nuestro país, y tiene un teatro estupendo. También reivindico esa narrativa de corte romántico y psicológico, donde ella expresa muchos de sus sentimientos y de los valores tradicionales que le fueron transmitiendo sus padres y que ella, a su vez, le transmitió a su hija Rosalind; las diatribas entre madres e hijas, ese relevo generacional entre padres e hijos… todo eso nos lo revela en esas novelas que firmó como Mary Westmacott. Pienso que esto a ella le gustó y que supo sacarle partido, aunque el público no se enterase de quién era hasta transcurridas un par de décadas.
¿Cómo era realmente la mujer detrás de la estrella? Algunos investigadores han señalado que Christie sufrió demencia senil en sus últimos años…
Era una mujer enormemente sencilla, campechana y muy hogareña. Le encantaba estar rodeada de su familia; de su hermana Madge, su cuñado, su hermano Monty, su marido Max Mallowan, su hija Rosalind y su yerno. Le encantaba que su nieto Mathew Prichard le rodase con super-8 y luego exhibir esas películas en las distintas reuniones familiares. También le gustaba alejarse del mundo. Era una mujer bastante retraída, a quien no le gustaban para nada los focos ni los medios de comunicación, y muy celosa de su intimidad. Adoraba las manzanas, odiaba las cucarachas y le encantaba atesorar productos de decoración (tiene una enorme colección de bastones en Greenway House).
Oí que quieres seguir escribiendo sobre la figura de Christie. ¿Qué aspectos te gustaría dar a conocer en un segundo volumen y cómo crees que podría sorprender a los lectores españoles?
Debo decir que durante el confinamiento he sido bastante productivo y he escrito dos nuevos libros sobre Agatha Christie. Hay muchos aspectos sobre Agatha que la sociedad y el público español desconocen, y de los que hacen falta estudios. Por ejemplo, la poesía de Agatha Christie, que no está ni estudiada ni traducida. Sería muy interesante que Planeta concediera los derechos de publicación de esa poesía, porque realmente merece la pena leerla, y que también se hiciera una edición adecuada de toda su obra dramática. Aquí en España, obviando las ediciones que Carroggio hizo a mediados de los años setenta de algunas de sus principales obras teatrales, no se han vuelto a editar. Creo que estos dos volúmenes que yo espero sacar de aquí a finales de año, o a más tardar para el verano de 2021, van a gustar, porque van tratando aspectos muy poco conocidos de la autora y pueden hacer bastante mella en todos los lectores christiemaníacos, a quienes realmente les agradezco la buena acogida que ha tenido este primer volumen editado por Diábolo Ediciones.