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El vínculo entre la música electrónica y los bingos online

La música es el elemento del que se valen numerosas disciplinas e industrias para ejercer poder y construir sentido. Así pues, encontramos música en lugares destinados al intercambio comercial, como tiendas y mercados, y también en el cine, los bares y las presentaciones de libros. Esto se debe a que la música, mucho más que cualquier otra expresión artística, tiene la facultad de construir pautas de comportamiento que son recibidas directamente por los destinatarios, gracias al canal auditivo del que se vale.

En otras palabras: el uso comercial de la música es efectivo porque el cerebro humano es susceptible de experimentar emociones y tomar decisiones sobre la base de los sonidos que percibe. La música popular contemporánea es un ejemplo de este fenómeno, pero más puntualmente se podría tomar la música electrónica para ilustrar este proceso de mercantilización de la experiencia auditiva.

Lo que sucede en los bingos online

Los entretenimientos en línea deben valerse de sonidos excitantes que mantengan a la audiencia en vilo, con energía para consumir. Es significativo el caso de los juegos de apuestas que están muy en boga hoy en día, según se muestra en esta página, como el bingo online y los juegos de casino. Esta industria hace un uso alevoso de la música para atrapar al público.

 

En tal contexto, no es extraño que el sector de la banca esté preparando la incorporación estratégica de la música electrónica para adecuar sus bingos online. Según los representantes de la industria, este género musical podría ser la puerta de ingreso de la generación millennial, en particular cuando se trata de juegos generalmente asociados con franjas etarias mayores, como ocurre con el bingo. Esta decisión puede parecer algo controvertida, en particular en esta época en la que el gobierno español se ha mostrado decididamente en contra de la inclusión del público joven en el juego. Sin embargo, desde una perspectiva global, no es en absoluto extraño, sino que responde a la avasalladora fetichización de la música.

La música electrónica, ideal candidata

La defensa de la música electrónica es casi un lugar común: es sabido que no se trata solo de autómatas presionando botones y reproduciendo acordes robados, sino que este género incluye a artistas genuinos como Bonobo, o Richie Hawtin, quien siempre habla de encontrar su propia voz a través del sonido. Por no hablar de Trickfinger, el proyecto electrónico del virtuoso John Frusciante.

 

Todo eso ya es sabido; no obstante, no cambia la materialidad de la cuestión: la música electrónica es uno de los géneros más violentamente orientados al consumo. Como indica Manuel Tello, líder de la banda electrónica argentina Varese, este estilo está dedicado especialmente a la organización de fiestas: la música electrónica incluye en su misma concepción la idea de un espacio de consumo. Asimismo, la demanda masiva de este género implica que en cada bar de cada pueblo del mundo hay un individuo con ínfulas de artistas y habilidades de picapedrero que se gana la vida reproduciendo acordes robados y presionando botones. Dicho de otro modo: a pesar de sus celebradas excepciones, la música electrónica sigue siendo un espacio rústico y comercial del arte, idóneo para ser apoderado por las industrias de masas.

La electrónica en el juego online

De esta manera, resulta evidente que este género musical es útil para los intereses de consumo. La superficialidad tediosa de la mayoría de las composiciones actuales responde a la necesidad de no pensar, experimentada por un vasto sector de la sociedad. Así pues, la electrónica se convierte en una mera sucesión de soniditos repetidos y beats predecibles que le permiten al cerebro sentirse a gusto en una reducida zona de confort. Nada mejor para la industria del juego online, que necesita renovar constantemente su público y aumentar la cantidad de usuarios nuevos para garantizar un crecimiento sostenido. Como señala Mike Dixon, de la Universidad de Waterloo, Canadá, la música opera en el plano subsconsciente del jugador, quien generalmente prefiere los juegos más ruidosos a pesar de que no reconoce de modo discreto y crítico los sonidos que escucha.

Electrónica y mercado

Este género parece, además, hallarse mucho más a gusto en el status quo actual del mundo: en su misma confección estructural demuestra las condiciones de desigualdad internacionales y pone en relieve temas como raza, género y clase sociales. En pocos otros géneros se sostiene tan bien la hegemonía patriarcal, eurocentrista y económicamente privilegiada. Este lineamiento ideológico le viene muy bien a las industrias que se valen de la música, pues el foco de la atención debe estar puesto en el consumo y no en los cuestionamientos a las condiciones estructurantes de fondo.

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