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Apollinaire en Mónaco

Foto: Consuelo De Arco

Por Antonio Costa Gómez.

Apollinaire pasó su infancia en Mónaco y estudió allí en el Liceo. Era hijo de una polaca con muchos amantes que se creía la princesa de no sé qué y la dama de no sé cuántos. Incluso inventaba misterios esotéricos sobre su vida. En 1913 publicó Alcoholes, en que empezaba una modernidad ilusionada y libre, no la que después se convertiría en un dogma igual de cerrado que la tradición. Escribía unos versos sueltos y gamberros, melancólicos y profundos en su levedad. Después lo hirieron en la gran Guerra y apareció con la cabeza entablillada como si fuera un extraterrestre. Y después nos llenó a todos de nostalgia con su poema sobre el puente Mirabeau de París, donde el río pasa, y pasan nuestros amores, y la alegría viene siempre después de la pena.

Hicimos una excursión desde Niza en tren a Montecarlo y subimos al barrio alto de Mónaco. En el Museo Oceanográfico que organizó el comandante Cousteau vimos el baile de los peces de colores como sinfonías veladas o como composiciones recordadas de Kandinsky. Vimos las callejuelas con casas fucsia y vimos en la catedral la tumba de Grace Kelly, elegante y mistérica, la americana que siempre fue una princesa. Vimos el Héctor de Giorgio di Chirico abrazando a Andrómaca rota en un jardín y vimos las avenidas de juguete que se asoman a una montaña.

Recordé poemas de Apollinaire. Me acordé de aquel poema de Alcoholes, «Merlín y la anciana”. Donde Merlín estaba bajo un sol como un vientre y las nubes caían como un flujo menstrual. Llega una vieja sobre una mula y los dos rejuvenecen apasionados:

Ella bailaba mimando un ritmo de existencia

Gritando: Durante cien años yo esperé tu llamada

He hecho gestos blancos entre las soledades

Los lémures corrían poblando las pesadillas

Y sus manos se elevaban como un vuelo de palomas.

Y Merlín se marcha hacia Roma, y su hijo saliendo de la Memoria y del Amor va buscando a Viviana.

One thought on “Apollinaire en Mónaco

  • Poema. El día, de hoy.
    La mañana.
    Biología, submarina. . . ,. fin.
    El fulgor, de el viento,
    es un tierra, verde, como
    el cielo, y el frescor de la mañana. Fin.

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