El show de Samsa

Saquen sus sucias manos del Arte

Si la Historia mantuviese una tendencia lineal hace ya siglos que habríamos superado algunas cuestiones relativas a la censura. Pero la libertad de expresión es vuelta a cuestionar, y a día de hoy no deja de sorprenderme que todavía existan movimientos inquisitoriales que buscan censurar obras de arte o literarias en virtud de unos valores que van más allá de cualquier posicionamiento estético. La excusa esgrimida toma como punto de partida una moral cambiante a la que tenemos que supeditar nuestro pensamiento, nuestras ideas y, por consiguiente, nuestras manifestaciones artísticas y literarias. Como si el arte o la literatura debieran plegarse a ciertos criterios morales, políticos o ideológicos. Los tiempos cambian, es cierto, y a todas luces nos parecería deleznable utilizar una obra de arte como plataforma para exponer un ideario misógino, fascista o racista. Hay leyes que velan por la dignidad de las personas. Pero el asunto no es tan simple, ya que hay una línea muy delgada (o quizá la hemos adelgazado a base de volvernos cada vez más políticamente correctos) que separa la libertad de expresión y la ilegalidad. Ahora, por poner un ejemplo personal, cuando veo una comedia sexual de Antonio Ozores me parece misógina y carente de gusto. Mis preferencias han evolucionado y no le encuentro sentido ni placer estético. Pero para valorarla en su justa medida hay que saber contextualizarla y, lo más importante, no se me ocurriría censurarla.

Pero no quiero desviarme. El Arte se fundamenta en una discrepancia con la realidad, nace como provocación, trata de incomodar, subvertir, remover las mentes y las conciencias y suele, en ocasiones, ser políticamente incorrecto. Por ejemplo, pensemos en las premisas ideológicas de la música punk, en las novelas de  Henry Miller o películas que contienen escenas de extrema violencia: (Sion Sono, Tarantino…). ¿Hasta dónde ha de velar la ley por salvaguardar la moral o proteger la sensibilidad de los ciudadanos en el terreno exclusivo del arte y la creación? ¿Deberían ser censuradas las obras de arte que ofenden o incomodan? ¿Habría que valorar a quiénes incomodan antes de ser expuestas al público? Creo que la respuesta es bastante sencilla: NO. El arte no puede ser mutilado ni censurado. Una sociedad libre debe permitir que cada ciudadano tenga el derecho para decidir qué arte quiere consumir o, como artista, qué expresión artística desea crear. Si dejamos en manos de los gobiernos o de ciertos colectivos, sean del signo que sea, que nos digan qué debemos ver, escuchar o leer, al final les estamos dando permiso para que decidan qué debemos pensar y sentir. El arte es libre por definición, si no, es un panfleto. La censura infantiliza, porque de una forma perversa te dice que no estás capacitado para tomar decisiones por ti mismo. A veces esta presión viene desde abajo, desde movimientos ciudadanos que se erigen como defensores de los derechos de todos y comisarios absolutos de esta exposición artística llamada realidad.

En estos días, además, asistimos a un modelo revisionista que es tan retorcido o más que la censura de obras contemporáneas. Contemplo con estupor como pinturas de Balthus fueron censuradas en un museo de Nueva York. Como Lolita centró las críticas en un acalorado debate protagonizado por defensores de la libertad de expresión y  por los que opinan que la novela es un alegato a favor de la pederastia. Ahora, incluso retiran Lo que el viento se llevó del catálogo de HBO porque muestra un mundo en el que la esclavitud existía. Negar el pasado no lo hace desaparecer. Creer que una obra de ficción te puede convertir en un pedófilo o en un asesino en serie es una suerte de pensamiento mágico y pueril que diluye la fuerza estética y reduce su complejidad. Ceñir el arte a un manual de buenas prácticas es desvirtuar su esencia. La obra de arte tiene la obligación de traspasar la realidad, de sacudir y de hacernos sentir que somos algo más que manadas de seres pensantes adheridos a una visión monolítica. Negar la complejidad humana que, en el arte, alcanza su máxima expresión, nos hace más pequeños, más mediocres y menos humanos.

2 thoughts on “Saquen sus sucias manos del Arte

  • Es extraño cuando se condena a personas del pasado.
    Las leyes eran diferentes y de educación

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    • Cierto, revisar el pasado con la mirada de hoy es un despropósito.

      Respuesta

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