Los Museos del Vaticano en sus inicios: fondos y situación

por Kika Sureda

El Museo Egipcio fue fundado por Pío VII y ampliado por Gregorio XVI. En tiempos de León XIII se ordenaron de nuevo los objetos que constituían este Museo, que se enriqueció con importantes donativos hechos a este Pontífice. Es una serie de salas se veían estatuas de dioses y faraones, de sacerdotes y sacerdotisas, sarcófagos y lápidas sepulcrales de basalto y de granito, cajas de momias ricamente pintadas y con las momias dentro; en estantes acristalados una abundante colección de momias de gatos y de pájaros (ibis), y, además, cereales, utensilios domésticos, amuletos, idolillos, tejidos, rollos de papiro escritos con caracteres jeroglíficos, objetos de adorno y otras cosas halladas todas por lo general en los sepulcros egipcios.

El Museo Etrusco fue fundado por Gregorio XVI, con una inmensa riqueza en sarcófagos y urnas cinerarias, vasos, figuras y relieves en arcilla cocida y pintada, objetos de adorno en oro y plata, armas y utensilios domésticos en bronce, todo ello de los siglos IV al VIII antes de la era cristiana y hallado en los sepulcros de Tarquini, Perusa, Chiusi y otros lugares.

Sala Arazzi. Los tapices o arazzi que se conservaban en esta galería fueron hechos en Flandes, donde estaba esta industria muy floreciente, sobre todo en la ciudad de Arras, y algunos estaban ejecutados sobre dibujos de Rafael; entre estos había cuatro, de los cuales uno representa a San Pedro recibiendo las llaves del reino de los cielos, otro la Pesca abundante otro la Curación del paralítico a las puertas del templo de Jerusalén, y otro el Castigo de Ananías y Safira, su mujer; otros cuatro del mismo origen, de los cuales uno representa a Pablo asistiendo al martirio de San Esteban, otro en su conversión, otro impidiendo con San Bernabé a los habitantes de Listra que les adoren como dioses, y el otro predicando en el Areópago en Atenas. Primitivamente se usaban estos tapices para adornar con ellos en las grandes solemnidades la parte interior de las paredes de la Capilla Sixtina. Otros representan escenas de la vida del Salvador.

Galeria dei Candelabri. El rico pavimento, así como las pinturas de los techos, son obra de León XIII. Entre estas últimas, las mejores eran las del cuarto compartimento de Luis Seitz, que representan la Filosofía y la Teología (Santo Tomás de Aquino representando a la Iglesia la filosofía tomada de Aristóteles; Aniquilamiento de los heresiarcas que se levantaron en tiempo de Santo Tomás). Además de los candelabros de mármol, otras preciosas esculturas, entre las cuales son notables las estatuas siguientes: Niño tirando nueces; Sátiro en un odre de vino; Ganímedes llevado por un águila; Sátiro con Baco niño sobre los hombros; una estatua que representa a la ciudad de Antioquía, con espigas en la mano y el río Orontes a los pies; Joven corriendo en los Juegos olímpicos, etc. En la sala misma Apolo tocando la cítara, rodeado de las nueve Musas; casi todo de origen griego, de los siglos V y VI a.C.

 Museos del Belvedere. Recibieron este nombre por ocupar la dependencia del Vaticano así llamada. Pío VII trasladó a este edificio las obras del Museo Pío-Clementino. Se dividió este Museo en cinco partes: Galleria lapidaria, Museo Chiaramonti, Giardino della pigna, For de’ Venti y Museo Clementino. El corredor o Galería de Bramante, dividido por  una reja en dos partes, encerró en la posterior las esculturas del Museo Chiaramonti y en la anterior la Galería de las Inscripciones (galleria lapidaria). Esta Galería tenía más de tres mil obras, clasificadas por Marini, entre ellas numerosas esculturas romanas, estatuas, bajorrelieves, sarcófagos, vasos y cipos funerarios, la mayoría descubiertos en las excavaciones de Ostia. El Museo Chiaramonti, así llamado del nombre de Pío VII, guardaba gran número de estatuas, relieves, bustos, trozos arquitectónicos, etc., de más interés histórico que artístico. En los muros pinturas al fresco representando el amor al arte antiguo de los fundadores del Museo o varias escenas del embellecimiento de la ciudad. El ala derecha del Museo Chiaramonti, abierta en 1821, tenía varias obras de gran valor, entre otras la Minerva, procedente de la villa Giustiniani; la Venus Anadiomena, el Sátiro tocando la flauta, encontrado en las ruinas de la quinta de Lúculo; el grupo del Nilo, una de las obras más perfectas del arte antiguo, hallada junto a la iglesia de San Esteban de Caceo; el Ganímedes, encontrado en un nicho del antiguo calidario, de Ostia, y una Canéfora del Pandroseion de Atenas. En el Jardín de la piña (Giardino della pigna), así llamado por una colosal piña de bronce, situado en una terraza, se guardaban muchas obras antiguas de diferentes clases;  además de los vaciados del Partenón, regalados a Pío VII por el rey Jorge IV. El Museo Pío Clementino, fundado por Julio II, agrandado por los papas León X, Clemente VII y Paulo III, y notablemente enriquecido por Clemente XIV y Pío VI, de quienes tomó el nombre, encerraba, entre otras obras, el Torso del Belvedere, firmado por Apolonio; las tumbas de los Escipiones, descubiertas en 1780 en la viña Sassi, junto a la Vía Apia; el Meleagro, estatua procedente del Palacio Picchini; el Antínoo o Mercurio; el célebre grupo de Laocoonte, hallado en 1506 en las termas de Tito y del cual dijo Miguel Ángel que era el portento del arte, y el Apolo que lleva el sobrenombre del Belvedere, maravilla artística descubierta en las ruinas de Antio. La Sala de los animales tenía el suelo de mosaico antiguo, y entre las obras escultóricas figuraban: Jabalí sacrificado sobre el altar; un ciervo, Candelabro entre dos quimeras y varias Bacanales. Siguen la Galería de las Estatuas y la de los Bustos; en la primera se encontraban las estatuas de una Amazona, las de Posidipo y de Menandro, una colosal que pasó durante mucho tiempo por ser una representación de Cleopatra; dos grandes candelabros del Palacio Barberini y el Apolo Sauroctono, y en la segunda gran número de retratos, entre otros el de Nerón y el de Caracalla. En otras salas una Venus de Praxíteles, un Discóbolo y el Júpiter de Chicola.  Así comenzaron a andar los Museos del Vaticano.

Para saber más

HERNÁNDEZ PERERA, J. Història Universal de l’Art: 6. Renaixement (II) i Manierisme. Barcelona, Planeta. 1988

LEONI, D. Guida ai segreti dei Musei Vaticani. Alla scoperta della belleza del Museo dei Musei. Italia. 2015

Museos del Vaticano, Editorial Océano.

Musei Vaticani. Arte storia curiosità. Edizioni Musei Vaticani. Italia. 2016

 

 

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