El TeatroscopioEscena

Feliz recuerdo entre aplausos y risas con Chejov y un reparto multiestelar

Antón Pávlovich Chéjov (Imperio ruso, 1860-Imperio alemán, 1904) solo vivió 44 años, de manera que en muy poco tiempo de intensa vida intelectual amó, fue médico, autor de relatos y dramaturgo de obras cortas y largas que empezó a ser muy respetado desde que en 1898, recién fundado el Teatro de Arte de Moscú por Kostantín Stanislavski, se estrenó «La gaviota».

Enfermo de tuberculosis, falleció residiendo en el más importante centro naturista de Europa. A lo largo del tiempo ha sido admirado y respetado mundialmente, e incluso adorado por gran parte del pueblo ruso que se conoce de memoria sus obras, asistiendo con entusiasmo al Festival Chejov Internacional que todos los años se lleva a cabo en la capital de la Federación Rusa.

Con varias piezas humorísticas o con evidente humor blanco en otras tramas, sin embargo ha sido sobrevalorado como autor trágico. Hay, sin duda tragedias en sus tristes personajes desclasados en la decadencia del Imperio ruso zarista (recordemos que muere un año antes del primer conato revolucionario de 1905), pero también mucha chispa para solventar el dolor de la transición de un mundo de ensueños, aspiraciones de justicia, carencias económicas y muchos otros elementos sociales y psicológicos de sus siempre conmovedores personajes.

En esta ocasión, un actor-director especialista en su obra como Enric Benavent se ha ocupado de seleccionar extractos de piezas teatrales y cuentos del escritor para ofrecer un estornudo inolvidable que, en cualquier teatro de repertorio debería figurar como espectáculo estable, aunque renovara su elenco, pero con el mismo criterio de puesta en escena (aquí firmada por Carles Alfaro) en la que han desfilado con sorprendente naturalidad el melodrama, la comedia costumbrista, la sátira y la música (otro tema muy caro a los intereses del médico escritor). El resultado se desglosa someramente en esta entusiasta crítica de su reposición en el Teatro La Latina donde un reparto de campanillas se reunió por vez primera para brindar una gran fiesta del teatro de la mano del escritor ruso que también fue fiel a la tradición melancólica de la cultura eslava.

Reproducción de la crítica publicada en CULTURAMAS el 27 de noviembre de 2016

«Atchúusss!!!»: Chéjov ríe de buena gana entre magníficos comediantes

Por Horacio Otheguy Riveira

Atchúusss!!! es un juego escénico que va de la  melancolía, por el tiempo que se nos va de las manos, a una creciente comicidad. Un trabajo encomiable en manos de un equipo de profesionales que transmiten un placer inmenso al festejar la atemporal sabiduría de gran teatro representando escenas de un pasado lejano con la eterna vitalidad de los clásicos. [Estrenado en el Teatro de La Latina en 2015, tuvo larga gira nacional].

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Un quinteto lleno de energía y talento: Ernesto Alterio, Adriana Ozores, Malena Alterio, Enric Benavent, Fernando Tejero: estilos diversos maravillosamente dirigidos por  Carles Alfaro.

Un escenario a oscuras, la cautivante voz de un viejo acomodador (Enric Benavent) que despierta de una borrachera con la botella a un lado, y el miedo que provoca la soledad en un teatro vacío creyendo que deambulan fantasmas. Poco a poco se hace la luz y un bufón (Ernesto Alterio) provoca el resurgir de la memoria en el anciano melancólico que alguna vez fue actor, disfrutó mucho, y tuvo un gran amor con una actriz bellísima (mi Popova)… y los años del pasado reviven —como reviven en la memoria de cualquier teatrero que se precie—, episodios de vida representada, de variados personajes cuyas emociones lucen mucho más sobre un escenario que por momentos recuerda otra pasión chejoviana: el circo, esta vez uno contemporáneo que se permite gozosas libertades sin fieras ni payasos. Al fondo, cristaleras que a ratos son espejos, canciones de comediantes que se preparan para salir a la pista, música saltimbanqui o encantadora, trajes primorosamente diseñados por María Araujo, con un cuidado exquisito no sólo en los detalles de época, sino en la interrelación con la dinámica de sus personajes, algo que también impacta en el trabajo de maquillaje y peluquería de Lolita.

Desfilan las representaciones con la fluidez de una respiración acompasada que entusiasmaría a los exigentes rusos de su anual Festival Chéjov, donde gente de toda clase y condición —lo mismo en tiempos de la URSS que en la época actual—  asiste a salas a muy bajo precio a ver diferentes versiones nacionales e internacionales sobre textos que se saben de memoria, como la ópera para los italianos o la zarzuela para los españoles. Esta riqueza de humor y calidad teatral en todos los aspectos recibiría largas ovaciones en la cuna de un genio del teatro universal.

Uno de los grandes aciertos de base de este Atchúusss!!! es la versión española de Enric Benavent y Carles Alfaro, quienes logran una rica composición respetando y enriqueciendo el texto original, sin ánimo de «modernizarlo» adaptándolo a contextos actuales (algo que se hace mucho y casi siempre de manera penosa), por eso la ambientación está tan lograda, pues en todo momento sirve a las necesidades de los estilos dramatizados: la comedia elegante o alta comedia, la parodia salvaje, el humor refinado, y de pronto el drama concentrado en situaciones de leve tensión, de conmovedora armonía, como por ejemplo en una escena prodigiosa entre dos mujeres, la señora y su criada, duelo entre Adriana Ozores y Malena Alterio, quien se despide con una canción muy popular que en este contexto provoca escalofríos…

 

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De pronto, entre risas y sonrisas, una escena donde queda expuesta la capacidad de crueldad de una señora con su criada. Sensacional composición de Adriana Ozores y Malena Alterio.

 

Alrededor del noble melodrama, una serie de chispeantes situaciones con gran lucimiento de toda la compañía (memorable Fernando Tejero en una escena que le exige un histrionismo superior) hasta llegar a un final apoteósico donde el humor más directo, y también más «social», se convierte en un testimonio carcajeante al exhibir la lucha fiera entre la necesidad y la picaresca de una mujer y el banquero implacable que, además, padece de gota.

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Una sátira desbocada en la que los dos señores (Ernesto Alterio, Fernando Tejero) acompañan con gran acierto la espectacular vis cómica de Adriana Ozores.

Recorrido de almas en pena en la búsqueda y el encuentro de la risa que nos recompone y la tristeza que huye desesperada en su abrumadora desolación.

En definitiva, gratísimo encuentro con textos conocidos de Chéjov, y otros no tanto, que encuentran aquí un fantástico boca a boca: todas las situaciones conocidas renacen como nuevas con una dirección que ha sabido encontrar en los estornudos un elemento ingenioso de conversión de memoria en realismo, de alegría y debilidad humana, una acción en la que convergen muchos talentos seguidos de cerca por el maestro Mariano Marín creador de la música, con un añadido insólito: en esta ocasión la interpreta en directo Ernesto Alterio, cada vez más completo, ya que también le aplaudimos en una espléndida función de teatro-danza, En el desierto.

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Atchúusss!!!

Autor: Antón Chéjov

Adaptación: Enric Benavent y Carles Alfaro

Dirección y puesta en escena: Carles Alfaro

Intérpretes: Malena Alterio, Ernesto Alterio, Enric Benavent, Adriana Ozores, Fernando Tejero

Diseño de vestuario: María Araujo

Escenografía e iluminación: Carles Alfaro

Música original: Mariano Marín (interpretada en directo por Ernesto Alterio)

Diseño de peluquería y maquillaje: Lolita

Producción ejecutivo: Jesús Cimarro

Una producción de Pentación Espectáculos, en coproducción con Lázaro, Focus, Arianne 59.

 

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