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Teatro para leer de Arthur Miller. Dos obras en pdf: «Después de la caída», «Incidente en Vichy»

Por Horacio Otheguy Riveira

Arthur Miller, New York, 1915- Connecticut, 2005 (Photo by Ron Galella/WireImage).

Estas obras están en pdf y se pueden leer gratuitamente. No en ediciones espléndidas, pero bien traducidas. La mejor edición es de Tusquets (Arthur Miller, Teatro reunido) con traducción modélica de cuatro profesionales, entre los cuales destaca Eduardo Mendoza, un gran novelista que nunca escribió teatro, pero lo ha traducido reiteradamente, no solo a Miller.

No obstante, lo que aquí se ofrece ha sido editado con respeto por la grandeza de uno de los dramaturgos realistas más valiosos del siglo XX, de manera que es muy buena ocasión para acercarse a dos obras que no vemos en España. Una no se ha repuesto desde su estreno y otra nunca se representó.

Muy distintas a su repertorio más aplaudido (Muerte de un viajante, Panorama desde el puente, Las brujas de Salem, El precio), son también estructuralmente diferentes entre sí, con el común denominador de enfrentar la aventura existencial interior de sus personajes con el contexto social en que viven.

 

Incidente en Vichy, traducción de Manuel Barberá en pdf

file:///C:/Users/Horacio%20Otheguy/Desktop/Incidente-en-Vichy.pdf

TEATRIX ofrece en vídeo la puesta en escena de Broadway, 1998, previa suscripción gratuita. TRAILER.

Después de la caída (no consta traductor) en pdf

file:///C:/Users/Horacio%20Otheguy/Desktop/Incidente-en-Vichy.pdf

 

«Después de la caída»: Adolfo Marsillach con Marisa de Leza como Maggie, símil de Marilyn. En el desaparecido Teatro Goya, 1965.

Arthur Miller escribió su obra más autobiográfica y única muy polémica, por incluir a un personaje femenino muy cercano a Marilyn, fallecida un año antes, de quien se había divorciado. Después de la caída es su obra más extraña estructuralmente, ya que escapa al teatro realista habitual armado con situaciones intimistas. Hay aquí un hombre y las mujeres de su vida, en una explosión de sensaciones, sentimientos y contradicciones con su dosis de mea culpa y necesidad de desnudar su alma impetuosamente.

Desde la relación con sus padres en su infancia al suicidio de Marilyn Monroe, pasando por la caza de brujas y un primer matrimonio fallido, Arthur Miller —a través de un personaje llamado Quentin— expone de una manera descarnada su visión de los seres humanos como individuos muy contradictorios, a menudo amorales, viviendo una conflictiva soledad compartida. Sin duda, una propuesta muy atractiva, mucho más compleja, como texto dramático, que las obras que le dieron justa fama, en gran medida planteada como una larga pesadilla mechada de sueños.

ACTO PRIMERO

La acción de esta obra tiene lugar en la mente, el pensamiento y la memoria de Quentin. Con excepción de una única silla, no hay muebles en el sentido convencional; ni tampoco hay paredes ni particiones sólidas. El escenario está formado por tres planos cuya altura aumenta a medida que van hacia el foro, y que cruzan en línea curva desde un lado del escenario al otro. Elevándose por encima de todo, un campo alemán de concentración. Sus anchas ventanas de atalaya tienen aspecto de ojos, momentáneamente ciegos y oscuros, y de ellos salen dobles varillas de refuerzo, que se proyectan cual tentáculos truncos. 

En los dos niveles inferiores hay zonas esculpidas, siendo neolítico el efecto total, cual si se tratase de depósitos de lava, una flexible porción geográfica en la cual transcurre la obra, entre lo que parecen ser pozos y depresiones como los que se encuentran en la lava. La mente carece de color, pero sus recuerdos son brillantes contra el tono gris de su panorama. Cuando alguien se siente, lo hará en uno de los contrafuertes, en las camas de roca o los bordes de las grietas. Es posible que una escena empiece en una zona confinada, y se esparza o extienda explosivamente hacia el escenario entero, ocupando cualquier otra zona. Los personajes aparecen y desaparecen instantáneamente, como en el cerebro; pero no es necesario que salgan de escena caminando. El diálogo dejará entender con claridad quién está «vivo» en un determinado momento y quién está en suspenso. La escena se encuentra vacía. Se tiene en este momento la sensación de que alguna figura se ha movido en la parte más alejada; se oyen pisadas de un par de pies y luego otras. Cuando despacio aumenta la intensidad de la luz, los trece personajes de la obra caminan al azar, pasando por debajo de la alta plataforma del foro. Algunos se sientan en el acto, otros vienen adelante y parecen reconocerse entre si, mientras unos cuantos, a su vez, siguen andando separados y completamente desvinculados; en resumen, una cantidad de movimientos desconcertados y sin rumbo, de ritmo lento, pero no como en un sueño. Uno de ellos, Quentin, un hombre que frisa en los cuarenta, sale de esta masa y avanza en dirección al proscenio y a la silla. Ésta mira hacia nosotros, los del público. Una luz intensa la envuelve ahora. Todo el movimiento cesa. Quentin se inclina hacia adelante sobre el respaldo de la silla, en dirección al oyente, el cual, si pudiera verse, estaría sentado más allá del borde del escenario propiamente dicho.

QUENTIN.— ¡Hola! ¡Qué bueno volverte a ver! Yo estoy muy bien. Confío no haberte incomodado mucho por no avisarte con más tiempo. ¡Estupendo! En realidad, quería decirte adiós. Gracias. (Invitado, se sienta. Pausa leve.) La verdad es que esta mañana te llamé impulsivamente; tengo que tomar una pequeña determinación. Tú lo entiendes. Uno cavila y cavila durante meses como temiendo algo; y de pronto lo tiene delante y no sabe qué hace»…

Carla Gugino, Peter Krause, Jessica Hecht, Después de la caída, Broadway, 2004, en el saludo final.
Richard Thomas, Jonny Orsini, Incidente en Vichy, Broadway, 1998.

Escrita en el mismo año 1964, con Incidente en Vichy se aleja de sí mismo y sus más preciados fantasmas para adentrarse por única vez en un tema alejado geográficamente de Estados Unidos, Vichy, la ciudad francesa donde se instaló el mariscal Philippe Petain, presidiendo un gobierno autoritario colaboracionista de la ocupación nazi del país. Dieciocho personajes masculinos que no se mencionan en ningún momento por su nombre, excepto dos: el propietario de un café, Ferrand. Y el príncipe austriaco Von Berg.

En Incidente en Vichy los hombres se hallan en un centro de detenciones donde se indaga si son o no judíos, pues están detenidos por detectives franceses y alemanes al sur de Francia, durante los inicios de la ocupación nazi. Los han metido en una vieja estación de trenes, donde comentan a lo largo de su espera toda clase de rumores respecto a los campos de concentración y otros objetivos del ocupante.

Poco a poco descubrirán que lo que parecía ser una simple revisión de documentos, resulta ser la ratificación de los rumores que corren sobre uno de los más grandes crímenes raciales cometidos en la historia de la humanidad. El genocidio a escala de más de seis millones de personas por parte de la Alemania regida por Adolf Hitler. Muchos de ellos asesinados en Polonia, donde los personajes descubren que serán trasladados para su posterior ejecución. Nace la posibilidad de cambio, de gran huida, sus dificultades para llevarlo a cabo, y la concentración de un golpe de esperanza en la posible fuga de, al menos, uno de ellos.

 

¿Colaborar con el mal, intentar eludirlo personalmente aunque afecte a otros, enfrentarse a su imperio en la medida de las posibilidades de cada sujeto o grupo? Estos interrogantes son los que promueve Miller también en los receptores de sus obras lanzándonos una pregunta inquietante: ¿cuál es nuestra relación con el mal?, ¿hasta qué punto, por ejemplo, nos hacemos cómplices de los prejuicios contra distintos grupos marginados como los judíos o los gitanos?, ¿en qué medida potenciamos o nos beneficiamos de la injusticia al ignorarla cómoda y cobardemente?

 

Incidente en Vichy, 2016, serie de televisión.
Incidente en Vichy, Broadway, 1998.
Athur Miller agradece los aplausos al final de The Crucible (título original de Las brujas de Salem) en la última versión en Broadway de 2002. A la izquierda sus protagonistas: Laura Linney, detrás de ella Liam Neeson de perfil.

NOTA AL MARGEN

Woody Allen en su libro A propósito de nada, 2020: «No me interesan los premios, pero cuando llegué a Oviedo para recibir el Príncipe de Asturias fui inmensamente feliz al comer a solas con Arthur Miller». [Sucedió en 2002]
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También en CULTURAMAS

Panorama desde el puente con Eduard Fernández y Marina Salas…

Muerte de un viajante con Dustin Hoffman y John Malkovich…

Las brujas de Salem con Nausicaa Bonnín y Lluís Homar…

El precio con Tristán Ulloa y Gonzalo de Castro…

Y en Claves de Razón Práctica, nº 169, el trabajo del profesor Rafael García Alonso,

Arthur Miller: Ante el mal, la culpa y la responsabilidad

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7 thoughts on “Teatro para leer de Arthur Miller. Dos obras en pdf: «Después de la caída», «Incidente en Vichy»

  • Hola, no puedo acceder a los archivos en pdf. Gracias

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    • Hola, Cecilia. Muchas gracoas por avisarme. Te paso los pdf que yo sí leo a la primera:
      file:///C:/Users/Horacio%20Otheguy/Desktop/Miller,Arthur,Despues%20de%20la%20caida.pdf

      file:///C:/Users/Horacio%20Otheguy/Desktop/Incidente-en-Vichy.pdf

      Respuesta
  • no se accede a los archivos PDF…

    Respuesta
    • Hola, Henrique, muchas gracias por avisarme. Te paso los pdf que yo sí leo a la primera: file:///C:/Users/Horacio%20Otheguy/Desktop/Incidente-en-Vichy.pdf y file:///C:/Users/Horacio%20Otheguy/Desktop/Miller,Arthur,Despues%20de%20la%20caida.pdf

      Un abrazo.

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  • Hola Horacio. Gracias por tu aporte. te cuento que estás subiendo de forma incorrecta los archivos pdf. No basta con copiar la ruta del archivo que a ti te aparecen en el computador. Tendrías que subirlos a una plataforma como mega o drive, con acceso público (Cualquier usuario con el enlace puede acceder), y ahí sí copiar el enlace al documento subido o a la carpeta donde los tengas, desde la opción que la misma plataforma te ofrezca para compartirlos. Muchas gracias y feliz día.

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  • Las obras de Arthur Miller nunca dejan de despertar emociones profundas y provocar la reflexión, y es fantástico ver estas obras disponibles en PDF para una lectura más accesible. El poder de las herramientas digitales para preservar y compartir tesoros literarios es innegable. A quienes se aventuren a crear sus propias compilaciones o necesiten gestionar su biblioteca digital, les recomiendo encarecidamente que visiten https://pdfguru.com/es . El sitio ofrece herramientas sencillas para crear, editar y convertir archivos PDF en unos pocos clics, lo que puede ser increíblemente útil para educadores, estudiantes y entusiastas de la literatura por igual. Me ha salvado la vida a la hora de organizar mis materiales de lectura y mis apuntes de clase.

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