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Teatro para leer: «El síndrome de los agujeros negros», 3 autores para 9 mujeres apasionadas

Por Horacio Otheguy Riveira

En impecable edición de DALYA (Desarrollo de Ámbitos de Lectura y Aprendizaje), llega a las librerías el texto de un espectáculo formado por cinco obras breves con nueve personajes femeninos. Las imágenes de aquel acontecimiento reestrenado en enero de 2018 en el Teatro Lara pueblan las redes, pero aquí brilla con luz propia un texto forjado desde el pleno dominio de la literatura dramática. Una narrativa con notable alcance visual que atrapa al espectador permitiéndole entrar en situaciones atípicas, nada convencionales, alejadas de los habituales lugares comunes de tipos femeninos.

Con el drama coqueteando con la alta comedia, y algunas tragedias de tono insólito, todos los textos tienen la atmósfera precisa para que los lectores imaginen libremente los movimientos, las respiraciones, los abrazos y la cólera de quienes viven al límite apasionadas relaciones amorosas fuera de juego, de las que no se habla entre cañas y risas, ni siquiera al borde del amanecer, cuando llega la penúltima: todas relaciones tan intensas que se viven entre cuatro paredes y sábanas revueltas entre la libertad y la culpa.

La última representación contó con cinco estupendos trabajos. De izquierda a derecha: Lucía L. Golán, Ángela Peirat, Ana Azorín, Inés Kerzan, Elisa Pelayo.

Desde su estreno en septiembre 2016 hasta abril 2018, esta obra tuvo dos montajes con interesantes cambios. Tras ver el último, escribí mi segunda crítica, igualmente entusiasta. No dudaba en encontrarme ante uno de los trabajos más potentes del teatro nacional, a cargo de una Compañía, la PasoAzorín Teatro que constantemente da muestras de creatividad y capacidad de trabajo consolidando una voz propia en creciente indagación de lo cotidiano, alternando con versiones de textos clásicos, tales como Perversión Medea, Usted tiene ojos de mujer fatal, de Jardiel Poncela, Otelo a juicio, de Shakespeare…

En aquella ocasión (Reestreno 2018 de cinco historias prohibidas), admirado por la disciplina y el talento de las intérpretes, descubrí nuevos espacios de interés. Ahora destaco unas líneas dada la lectura del texto, muy gratificante tanto para quienes vieron algunas de las funciones, como para aquellos que lo descubren por vez primera:

«… cinco historias con nueve personajes femeninos de gran sensibilidad, pasión, soledad, capacidad criminal y un punto de psicosis. Todo su recorrido está cargado de una morbosa tensión porque sus historias aspiran a situaciones complejas cuando no imposibles».

«Siempre vestidos los personajes, es tan intensa la fuerza de sus encuentros que parece que a lo largo del fantasmal viaje se fueran despojando hasta llegar al saludo final en un desnudo integral. Es la energía mayor de un teatro que desarrolla conflictos en profundidad, sin discursos, a través de una acción envolvente ligada a un ritmo de estructura musical hasta arribar a una última situación de creciente suspense. Un viaje fantasmal, por el que el público ha de dejarse llevar sin prejuicios. El director de la función siempre lo pone fácil, crea atmósfera y una precisa dinámica en la interpretación, aprovechando al máximo las características de cada actriz».

En muy cuidada edición, las piezas breves bien enlazadas condicionan una lectura singular, pues la mirada del lector enlaza con emociones literarias reposadas, muy cercanas a una teatralidad novelística. Las pasiones de jóvenes entregadas a pasiones que las excitan y atemorizan cobran un vigor de renovada fascinación. Más misteriosas, hermosas e inquietantes, se reparten en situaciones de intenso dramatismo.

Horizonte de sucesos, Panteras rosas, El síndrome de los agujeros negros, Mermelada de fresa, El jardín salvaje, son ahora cinco situaciones teatrales que bien valen la dimensión literaria de cuentos magistrales. Desde la prisión muy dulce de una muchacha atrapada en una dependencia fálica («… la siguiente vez que le veo, me pongo de rodillas y durante el tiempo que tarda en correrse, soy feliz») hasta el reencuentro de un intenso romance con una menor, quien lea estas páginas discurrirá por una envolvente tensión dramática que linda con máximas aspiraciones sentimentales, así como con profundas heridas difíciles de cicatrizar. En cualquier caso, se impone el irresistible encanto de una valiosa literatura teatral.

 

En un rincón del centenario Teatro Lara, los tres autores: Ramón Paso, Sandra Pedraz Decker (de pie), Marta Mangado.

El síndrome de los agujeros negros. Terán Libros.

Otras obras de Ramón Paso en Editorial DALYA: Perversión Medea, La ramera de Babilonia, Retablo pánico.

 

 

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